Hilando mi destino de nuevo estoy aquí,
devano mil ovillos que son mi porvenir,
festono y pespunteo lo que otrora zuñí,
envuelvo y confecciono lo que me va
acuntir.
Hilvano poco a poco y evito los zurcidos,
pues en esta vida nada quiero enmendar,
por eso mis bordados los trato cual
bruñido,
pues a tejidos de oro nunca hay que
remendar.
Y sobrehilo alfombras más mágicas que en
cuento,
que entre punteo e hilvanes me logran
elevar,
con ribeteos de plata me llevan hasta el
cielo,
donde dulces consejos hoy yo vuelvo a
escuchar.
Y así en entretejidos de nuevo veo su faz,
imagen prodigiosa que sólo infunde paz,
me cubren los urdimbres en los que puedo
anclar
y luego me retornan a mi precioso hogar.
Yolanda de la Colina Flores
9 de marzo del 2016
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