Si no tengo permitido,
por la RAE y sus eruditos
y el lenguaje no fue hecho
para hablar con uno mismo.
Si nuestra habla no es humana
y es proceso cultural,
amarse no es cosa sana,
no es un hecho natural.
En coloquio para dos,
las palabras surgen raudas
y es mejor decir adiós,
si éstas se nos quedan mudas.
Si el amor es conjugarse,
con los otros individuos,
el querer es sólo darse
y quedarse sin residuos.
Nadie habría de quererse,
mucho menos adorarse,
olvidar el venerarse
y desterrar el prendarse.
Si al amarme debo usar,
los vocablos para dos,
¿Como me voy salvar
sin el precepto de Dios?
Si no existe en diccionario,
ámome y quiérome,
aunque suene estrafalario,
yo no acataré su informe.
Y así digo que me amo,
que me quiero y que me anhelo
y con ansias yo proclamo,
que a estas palabras apelo.
Ámome aunque no quieran,
ansíome, así sin razón,
quiérome, bien que les duela,
y ámome, en reiteración.
Yolanda de la Colina Flores
14 de febrero del 2017
14 de febrero del 2017
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