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Yo poseo un faro,
que es gran divergente,
para mi es preclaro,
no me da de frente.
El sigue mis pasos,
no intenta guiarlos,
con bellos ocasos,
logra iluminarlos.
Me cuida los flacos,
cual ángel custodio,
alumbra mis trancos,
cual dulce preludio.
Yo hago el camino,
él solo ilumina
yo labro mi sino,
con su tierna estima.
Yolanda de la Colina Flores
4 de noviembre del 2016
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