La vida en la ribera
es agua por doquier,
es mar y torrentera,
cascada y un batel.
Es riachuelo y afluente,
regato y profusión,
donde danza mi mente,
en eterna emoción.
La juventud de padre
con la guitarra en brazos,
también mi novel madre,
forjando nuestros lazos.
Es mi hermano Santiago,
creando malabares,
con Cynthia sin aciago,
jugando a los juglares.
Creando melodías,
con notas que son aves
y son mis alegrías,
siguiendo mis andares.
Es mullido sillón,
que es regazo de madre,
nostalgia en aluvión,
con mi hermano en recuadre.
Es un jardín florido
y una mansión de olas,
donde vuelan con brío
mis fieles mariposas.
Es cómplice y marido
que saca de mí notas,
mi cuerpo hecho sonidos,
donde ya no hay derrotas.
Soy yo creando odas,
con un par de violines,
viviendo siempre en bodas,
con almas siempre afines.
Yolanda de la Colina Flores
9 de noviembre del 2016
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