Me asubié bajo un paraguas,
esperando un buen menguar,
de un diluvio en que piraguas,
bien podían navegar.
Asubiar de mis ternuras,
de protección sin igual,
cobertizo de dulzuras,
con compromiso de aval.
En ti me refugio siempre,
del torrente demencial
y en ti me quedo paciente,
hasta que calme el recial.
Con maleta por asiento,
mojando un poco mis pies,
te entrego mi sentimiento
y espero el próximo tren.
Yolanda de la Colina Flores
14 de abril del 2016
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