La princesa tiene sueño,
más no se debe dormir
y aunque anhele ese ensueño,
no se le ha de permitir.
Nadie deja que dormite,
pues sabrá cuando despierte,
que al camarón que se duerme,
se lo lleva lo corriente.
Pero ella sueña despierta,
en irse a un gran banquete
y en una mesa coqueta,
posar para un gran “cocktail”.
Sus padres no le permiten,
irse como otras princesas,
pues todas las que se han ido,
jamás de aquello regresan.
Por ello le han fabricado,
una copa que es su barca
y así va surcando los mares,
conociendo mil lugares.
Y le sirve de sombrilla,
su amiga la gran medusa,
que le cubre de las luces,
que dan los rayos solares.
Y si el sueño a ella la vence
y despierta en otros lares,
los mares desconocidos,
nuevos sueños le darán.
Por que muy bien dice el dicho,
que a tus hijos dejarás,
que naveguen otros mares,
para nunca zozobrar.
Yolanda de la Colina Flores
15 de enero del 2012
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