Esta princesita excelsa,
tiene un buen sabor a fresa,
más no por ello le dicen,
que es una princesa muy fresa.
No le gusta el Heavy Metal,
ni el rock que sea progresivo,
mucho menos el hip hop,
ni tampoco el anidance.
A ella le gusta el ballet,
aunque parezca anticuada
y no le importa que digan,
que por ello fresa es.
Las otras princesas del orbe,
la han dejado con su idea,
ellas se ponen sus baggies,
y practican el breakdance.
Mas la princesita fresa,
no ha quedado en soledad,
pues ella solo posee,
una rara habilidad.
De un castillo hecho de helado,
emergen como un hechizo,
regios fresones bermejos,
que ella puede transformar.
Y los convierte en princesas,
reflejos de su figura
y así con ellas practica,
del ballet regias posturas.
Su corazón se arrebola,
viendo que bailan a tiempo,
cada una con sus galas
y sus coronas divinas.
Y danzan sus bellos pies,
tan pequeñitos y firmes,
las mas bellas melodías
y los ballets más sublimes.
La princesa no está sola,
pues ya lo ha dicho su tía:
“Las imágenes de ti,
son una gran compañía”.
Yolanda de la Colina Flores
22 de enero del 2012
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