Esta locuaz hechicera
confecciona las escobas,
en las que puedes viajar
bajo una lluvia abundante.
Es más veloz que ninguna
ruidosa motocicleta,
y ella cruza cual saeta
mil cataratas de lluvia.
Ella no sale a pasear
ni tampoco ha hacer piruetas,
va a los gatos rescatar
de los rayos y tormentas.
Lleva un montón de paraguas
de muy diversos colores,
con ellos tapa las gotas
que mojan a sus amores.
Después en solo un ¡plis plas!,
los pone bien a resguardo
y cuando los ha secado,
los pone a dormir y ¡ya!.
Desde aquí hasta el aquelarre,
por debajo de las nubes,
rasando los matorrales,
y encima de pantanales.
Una hora para llegar
noche entera para holgar
una hora para regresar
¡Salto a mi escoba y fuera!
¡Rusras, rusras, lo sabía!
esto es la orden de día:
“Cuando la aurora está rubia,
tendremos viento con lluvia”.
Yolanda de la Colina Flores
9 de agosto del 2014
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