La
pequeña señorita Marshal, siempre ha querido ser madre, desde muy pequeña
anhela casarse y cuidar a sus pequeños bebés, desea tener muchos, por lo menos
unos ocho, juega con sus muñecas, imaginando que son sus hijas, enseñándoles
todo lo que ha aprendido a través de los consejos y ejemplos de su madre.
Ahora
que acaba de cumplir dieciséis años espera con ansia el encuentro con su primer
amor; y ante sus ojos desfilan un montón de pretendientes uno a uno los va
conociendo, pero ninguno le cuadra, y van pasando los años y muchos más la
cortejan y pasa su juventud y llega la madurez y no encuentra su complemento.
Había
olvidado decirles que la pequeña señorita Marshal es una mujer muy religiosa,
siempre asiste a todos los servicios de su iglesia bautista y cumple a pie
juntillas todos sus preceptos, entre ellos sabe que existe una promesa que está
inscrita en La Palabra, Las sagradas Escrituras, y a su mente viene una cita:
Evangelio según San Juan, Capítulo 15, versículo 7: Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.
Antes
de que llegue su vigésimo quinto aniversario y su reloj biológico empiece a
terminar con su anhelos, escribe en papelito un pequeño deseo: “Señor, permite
que sea una madre de muchos hijos, que pueda educarlos y llevarlos por el buen
camino, esa ha sido tu promesa y tú tienes palabra de caballero, en el nombre
de tu amado hijo Jesucristo, amén”. Lo dobla cuidadosamente en varios dobleces,
abre su Biblia y busca la cita mencionada, lo posa entre esas páginas y la
cierra.
Siguen
pasando los años, y la pequeña señorita Marshal ya ha cumplido cincuenta, sus
posibilidades de procrear se han extinguido, ya ni siquiera recuerda aquel
pequeño papel doblado entre las páginas de su Biblia, sigue siendo religiosa y
cumple con lo que su religión espera de ella, ahora ha llegado un nuevo pastor
a su iglesia y ella se prepara para el servicio dominical donde será presentado
a todos sus feligreses; el servicio y el sermón han sido maravillosos,
concuerda con toda su forma de pensar.
La
pequeña señorita Marshal tiene una voz angelical, es una maravillosa soprano y
siempre ha formado parte del grupo de alabanza de su iglesia, ahora es ella la
directora de este grupo y enseña a los jóvenes todos los cantos e himnos que
deben realizarse en los servicios, ensayan todos los sábados por la tarde, hoy
el nuevo pastor ha asistido al ensayo y ha quedado tan complacido que ha
permanecido escuchándolos durante todo el tiempo que han estado ensayando, al
terminar platica con su directora y la felicita por el nivel que tiene el
grupo. El siguiente sábado vuelve asistir, así
van transcurriendo semanas hasta que después de los ensayos la pequeña
señorita Marshal y el pastor van a tomar un café, a conversar a un parque, al
cine, a cenar, a bailar hasta que por fin se comprometen y se casan.
También
había olvidado decirles que el pastor Norton es viudo y es padre de diez
vástagos, cinco niñas y cinco niños, los cuales son ahora educados y amados por
la nueva pequeña señora Norton.
Yolanda
de la Colina Flores
6 de
agosto del 2014
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