lunes, 29 de octubre de 2012

CALABAZAS ESCRIBIENTORAS


No hace mucho tiempo, casi podría decir que ha pasado ahora, ¿ o hace un momento?, no sé pero aquí está la historia:

En un huerto majestuoso donde conviven un montón de verduras, frutas y hortalizas, allá en el  fondo casi pegada a los arriates está una colonia de calabazas escribientoras. Son curiosamente llamadas así porque se dedican a por supuesto a escribir, realizan el papel de escribientes cuando hacen las cartas que los otros habitantes de la huerta les dictan para enviar a sus familiares lejanos cuyas semillas han sido esparcidas por todo el mundo. Pero no solo escriben eso, también cuentos, historias, aventuras, novelas e incluso poemas.

Los habitantes de esta huerta, desconocen el origen etimológico de las palabras y que para denominar un oficio ya existen las palabras correctas, se han creado su propia definición y simplemente han sumado el oficio de escribiente con escritor y han creado uno nuevo: escribientor”.

Estas calabazas con sus bracitos ensortijados de los cuales surgen unas gráciles manos con enrulados deditos, escriben y por supuesto, escriben siempre con tinta verde de su savia. Y adornan sus escritos con muchos adornos, por lo cual no es raro, ver cartas y poemas  con letras verdes y regias enredaderas.

Al centro de la colonia hay una gran calabaza, la más sabia, la más antigua, la que escribe por lo tanto las cosas más bellas y con más experiencia. Escribe hermosos cuentos y todos los tiernos retoño de la huerta se arremolinan alrededor de ella, para que una vez terminados se los cuente a la luz de la luna, después de la cena y antes de ir a dormir.

Anoche contaba la historia de una pequeña calabaza que soñaba con ser recogida de la huerta para convertirse en una suculenta calabaza en tacha, pero sus padres se lo  decían: “Aún eres muy pequeña, tienes que esperar a crecer”. La pequeña calabaza se entretenía mientras tanto escribiendo recetas de cómo le gustaría ser cocinada, se imaginaba que cubrían su figura con olorosos clavos y se relamía de gusto  al imaginar su cuerpecito en una agua calentita aromatizada con canela piloncillo y flor de anís. Sentía que poco a poco el calor la invadía y visualizaba como cambiaba su característico color calabaza, por un suave, brillante y dulce ámbar; cómo sus semillas reblandecidas y jugosas se convertían en apetitoso manjar. Y así se durmió pensando en un día adornar una mesa, donde ella era el postre que con broche de oro cerraba la ocasión. Este cuento fue también publicado en el periódico del huerto de hoy por la mañana.

La gran calabaza también escribe cuentos sobre hermosas calabazas que se van a adornar las casas y jardines de la comarca, de cómo son esculpidas para sacar a flote una nueva cara y presencia para una ocasión especial. Describe como algunas contienen velas aromáticas que aunadas a su fragancia, además de perfumar, adornan los hogares como originales lamparillas color naranja.

Narra cómo son colocadas para adornar chimeneas, centros de mesa e incluso guirnaldas, cómo muchas otras han sido decoradas a mano por adultos o por niños, y de cómo algunos de ellos saben reflejar el verdadero rostro que poseen las calabazas y que rara vez muestran y como otros les confieren unas imaginarias que pueden ser grotescas, espeluznantes, simpáticas, divertidas o un sinfín de representaciones de expresiones infinitas.

En la huerta hay también calabazas que escriben versos y cada año hacen concursos,  para ver cual es la que más conmueve o emociona. Pero todas reciben premios, porque ellas consideran que cada poesía tiene su mérito y crean premios y categorías de acuerdo al número de participantes que se presentan al concurso.

Cada octubre que es su época de mayor esplendor, escriben cartas con pensamientos y deseos especiales para los humanos que las cultivan y luego las transforman. En ellas desean parabienes y un sin número de bendiciones y anhelos de paz, amor, salud y bienestar después las lanzan al cielo y los vientos las toman entre sus brazos y las llevan a cada destinatario.

Estas cartas también pueden ser recibidas por aquellas personas que aman, tienen y quieren dar recíprocamente los deseos de estas calabazas escribientoras .

¿Aún no has recibido la tuya?, posiblemente no te has fijado bien, tal vez la hayas metido en algún cajón o quizás debas revisar dentro de ti, probablemente ahí esta bien resguardada. 

Yolanda de la Colina Flores
26 de octubre del 2012    

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domingo, 28 de octubre de 2012

NI MARIPOSA, NI BRUJA.


 


Y dicen algunas lenguas,
que yo no soy mariposa,
que no tengo ni un poder,
ni sé elaborar hechizos.

Que si me creo mariposa,
es que estoy del todo loca,
que no es cierto que la magia,
me haya cambiado la vida.

Que yo nunca tuve alas,
y que tampoco volaba,
que éstas no se desagarraron,
y el vuelo no remontaba.

Que la magia y el embrujo,
un día a mi vida llegaron,
que con brebajes y hechizos,
de nuevo otra vez volaron.

Que sólo encontré el amor
y eso me hace desvariar,
que el estar enamorada,
me ha vuelto una alucinada.

Más yo sé que no es verdad,
que ellos son los que están locos,
¡claro que puedo volar
y mil embrujos crear!

Junto a ti remonto el vuelo,
y creo mundos paralelos,
donde se han ido los duelos,
y me elevo entre los cielos.

Para otros estoy loca
y he perdido la conciencia,
¡Para ti regia Monarca,
y la más bella hechicera!

Yolanda de la Colina Flores
24 de octubre del 2012

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sábado, 27 de octubre de 2012

TRENDY WITCHES




Hoy las brujas van felices,
con escobas y sombreros,
por fin visten como quieren,
para su gran aquelarre.

Como no se conformaban,
con vestir de calabaza,
la modista ya repuesta
les ha hecho sus atuendos.

Y buscó en escaparates,
en desfiles y revistas,
lo más trendy de la moda,
para armar sus figurines.

En el salón de belleza,
un buen tip ella escuchó:
Que entre las brujas ahora,
el violeta hace furor.

Combinando con los negros,
y con grises tornasol,
y alguno que otro ropaje,
también con tonos del sol.

Como tenía poco tiempo,
sólo pudo elaborar,
diez diseños exclusivos,
para brujas ataviar,

Cómo ellas son dieciocho,
los diseños van por par,
solo cambian los colores,
para que no sea tan igual.

Y siete son los diseños,
que visten de par en par,
y hasta para hacer la foto,
se han acomodado igual.

Cuatro restantes vestidos,
les han tocado al azar,
a un cuarteto de estas brujas,
y los lucen por igual.

Y aquí las vemos posando,
mientras tachonan el cielo,
con miríadas de estrellitas
y alguna que otra velita.

Pues pretenden que esta noche,
esté refulgente todo,
con sus bailes y sus risas,
mientras que cantan a coro.

Después en la madrugada,
contarán sus aventuras,
y planearán entre risas,
como hacer buenos hechizos.

Yolanda de la Colina Flores
29 de octubre del 2012


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viernes, 26 de octubre de 2012

TRILOGÍA ATERRADORA: CAPÍTULO III UNPLUGGED

 

Frank está cansado de todo lo que le circunda, odia los enormes y cada vez más altos edificios, los cuales han venido a sustituir los hermosos parajes que antes sustentaba la tierra ¿acaso no existía otra manera de que el hombre se procurara un hábitat?

No, a Frank le parecía que el hombre era destructivo por naturaleza, tenía muchos defectos, pero él había descubierto un mal aún peor, el hombre era destructivo, por que antes de esto, era perezoso y amaba la ociosidad, y ese pecado capital y su afán de mantenerlo por sobre todas las cosas le había llevado a realizar las atrocidades que ahora el podía con horror contemplar.

El hombre ya no deseaba caminar ni tener que sortear dificultosos caminos, por ello había creado puentes, caminos, carreteras y vehículos para transitar por ellos e incluso surcar el cielo para no tardar en desplazarse. Ya no era pertinente ir de pueblo en pueblo, buscando alojo y refugio, el hombre quería calzarse las botas de siete leguas y reducir con ello sus largos viajes.

Poco a poco fueron construyendo portentosas maquinarias que le simplificaban el trabajo e incluso lo hacían con mayor precisión. Paradójicamente hubo afectados de su misma especie, su repulsión hacia el trabajo le había llevado a la decisión de remunerar dicha actividad convirtiéndolo además en casi el único sustento de la humanidad.

Ya nadie sembraba y se apertrechaba con los bienes que la tierra con su flora y su fauna le prodigara, el hombre fue perdiendo sus aptitudes cada una de ellas se fue convirtiendo en una especialidad y algunos cultivaban una cosa, y otros otra, ayudados por supuesto siempre por inmensas e intrincadas maquinarias. No era necesario cazar y buscar las presas para comer, ahora las hacinaba en naves industriales donde disponía de ellas a su antojo, realizando matanzas descomunales a su libre albedrío. 

Los ejercicios matemáticos mentales que antes mantenían en movimiento los engranajes de la mente, habían sido sustituidos por implementos que desarrollaban y resolvían por ellos las operaciones matemáticas más elaboradas.

Las reuniones familiares lentamente habían ido desapareciendo,  ya no eran necesarias, ahora existían las redes sociales que los mantenían conectados y en las cuales con escuetas palabras, fotos  y gráficos poco elaborados transmitían sus afectos, filtrados a través de rígidas pantallas con la táctil sensación del látex.

Las largas charlas también se habían esfumado, y las reacciones de tu interlocutor ante lo que decías ya pocas veces podías visualizarlo y mucho menos olerlo, palparlo o tocarlo.

El infinito placer del roce de los dedos entre los enamorados fue poco a poco cambiado por un mono roce del pulgar en un fría y pequeña pantalla. Las amenas conversaciones y sus infinitas emociones habían sido remplazadas o sustituidas por un lenguaje de signos y contracciones que convertían la riqueza del lenguaje en simples y fríos jeroglíficos y alguno que otro dibujo carente de alma afectiva y singular al que paradójicamente llamaban animé.

A Frank le habían construido a imagen y semejanza de quienes otrora disfrutaban el mundo que le habían enseñado. Y ahora pretendían que al igual que ellos desechara lo que poco a poco había aprendido a amar y valorar.

Imposible, el procedía en cierta forma del mundo que ahora ellos tanto apreciaban, el origen de la vida virtual generado a través de conexiones digitales impulsado por embates de energía, algo que ahora le parecía tan frío metálico y lejano.

Se había acostumbrado tanto a su mundo que hasta su antiguo nombre había ido perdiendo, se había ido desgastando, como un papel moneda manoseado por miríadas de manos de todas formas y colores, ya nadie le denominaba criatura, ahora había adquirido como por inercia el nombre de su creador.

Le habían sustraído de su letargo, armándole como un puzzle divertido e interesante, le mostraron un lugar que antes inundaba sus sentidos y poco a poco lo veía menguarse como el pabilo de una vela y temía con horror el día en que este despareciera por completo.

Se sentó en el pequeño espacio verde de la pradera, de los pocos que aún quedaban, lentamente fue quitando las intrincadas conexiones que mantenían sus otras tres extremidades unidas, fue eliminando goznes, rondanas, tuercas y tornillos, así como las elaboradas costuras de cirujano, lentamente iba languideciendo y sus fuerzas por consiguiente iban menguando por lo que tuvo que recostarse.

Y así mirando la bóveda celeste que tanto amaba, eliminó los tornillos que sobresalían de su cuello y le mantenían la cabeza en vilo, una gráfica de declives y picos aparecía de pronto en su mente, hasta que finalmente con un leve chasquido se volvían una enjuta línea recta. Frank se había por fin desenchufado del mundo.

Cuando unos operarios recogían sus pedazos esparcidos sobre el incipiente césped, les pareció atisbar una especie de sonrisa monalística en su rostro, pero después de mirarse entre si y menear la cabeza, con el fin de espantar cualquier posible elucubración, lo arrojaron al fondo del contenedor de desperdicios.   

Yolanda de la Colina Flores
11 de octubre del 2012    

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jueves, 25 de octubre de 2012

TRILOGÍA ATERRADORA: CAPÍTULO II YO ERA VAMP…



Deambula por su habitación sin poder conciliar el sueño, en su grande y espaciosa mansión  ya toda su familia dormita desde hace muchas horas, pero Solsticio no puede hacerlo, algo superior a sus fuerzas le obliga a permanecer despierta.

Con el fin de distraerse comienza a cepillar sus largos y negros cabellos, cuando de repente una rara y nueva sensación invade su cuerpo, una extraña oquedad atrapa sus entrañas y una serie de tenues gruñidos escapan de ella, es como si un inmenso vacío, paradójicamente le hubiese llenado el estómago. Una sensación inquietante la acecha.

Indudablemente algo ha pasado con su cuerpo, porque no le apetecen sus peculiares alimentos placenteros de antaño, sus gustos de repente y sin razón aparente han cambiado.

A esas horas le apetece una buena dotación de hotcakes cubiertos con regia mantequilla y bañados por el dulce y ambarino líquido del maple que antes tanta repugnancia le causara. La boca se le hace agua imaginando un bowl repleto de cereales cubiertos por un fresco, suave y vigorizante chorro de leche, ¡increíble!

Quizás, sea por lo acontecido la noche anterior. Aunque sus padres lo había prohibido, se atrevió, acompañada de sus locuaces y vivarachas primas a vagar por los pubs y bares de la región, les parecía divertido ver bambolearse a la gente al ritmo de sones primitivos, trogloditas y cuaternarios que ahora nuevamente estaban en boga. 

Nunca supieron como aquel hombre las detectó, era una fecha singular en la que parecían pasar desapercibidas, todos vestían de formas similares, de alguna manera se sentían como en casa y tal vez por ello se relajaron. O probablemente aquel hombre era un cazador entrenado para atrapar a seres como ellas.

En cuanto abandonaron aquel ruidoso lugar, el hombre se aprestó a seguirlas y ya habían recorrido muchos bloques cuando éste empezó a atacarlas. Una a una fueron evadiendo sus embates y no pocas veces intentaron sin éxito aniquilarle, pero era diestro en esquivarles.

En uno de esos lances Solsticio quedó atrapada por una de sus raras armas, que por su configuración parecían pequeñas estacas, una de ellas había atrapado un jirón de sus largos cabellos y al tratar de liberarlos él le asestó el segundo impacto mortal, lo cual finalmente la abatió cayendo desplomada al suelo, sus cabellos habían logrado por fin soltarse.

Sus primas fueron entonces invadidas por una furia incontenible y se abalanzaban sobre el hombre, tres de ellas lograron sujetarle, mientras una cuarta le asestaba finalmente el golpe mortal directo a la yugular.

No pudieron rescatar a Solsticio, el barullo que armaron alertó a los vecinos y éstos llamaron de inmediato a los cuerpos de emergencia y el orden, con tristeza y preocupación vieron como ambos contrincantes eran recogidos del suelo y engullidos  por mellizas ambulancias.

No se sabe a ciencia cierta que causó el cambio metabólico en el cuerpo de Solsticio, quizás fue la transfusión que le pusieron al tiempo que le extirpaban el dardo que tan cerca del corazón le habían clavado. Tal vez de verdad había perecido y vuelto a renacer, lo cierto era que desde esa noche ella cambió.

Habían pasado muchas horas en las cuales ella meditaba y se carcomía repitiendo una y otra vez los hechos, tratando de dilucidar que era lo que había acontecido.

Volvió a su repetitiva tarea de peinar sus largos y hermosos cabellos, giró en su tocador para buscar un afeite con el cual perfumarlos, cuando de improviso se encontró con su reflejo, que con cara demudada, quieta, expectante y sorprendida le miraba desde el otro lado, su delicada mano soltó el labrado cepillo de nácar y plata y su cuerpo se fue desvaneciendo en un desmayo como en suave letargo, al tiempo que unas tímidas lágrimas invadían lo poco, que de sus ojos dejaban ver sus ya lánguidos párpados.

En su mente una idea terrible se agitaba, no, no era sólo una idea, era la certeza fehaciente de que ahora se había convertido en lo que ella más odiaba, en la escala de depredadores había descendido al nivel más bajo.

Lentamente fue desfalleciendo, mientras con una voz tenue que pausadamente se extinguía como en rara disolvencia, musitaba: yo era vamp… 

Este aletargamiento la llevaba por fin a los brazos de Morfeo, estaba durmiendo e inusitadamente era de noche, Solsticio dormitaba como cualquier otro ser humano.     

Yolanda de la Colina Flores
10 de octubre del 2012    


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miércoles, 24 de octubre de 2012

TRILOGÍA ATERRADORA: CAPÍTULO I LOBO HOMBRE



Niebla gris transita por el espeso y oscuro valle, tras de sí han quedado sus huellas las cuales en su lento avanzar han ido cambiando, el césped que roza sus tobillos le hace sentir a través de sus puntas suaves y afiladas el palpitar de la tierra por la que ahora se desplaza, ése cálido paraje que yace a sus pies y de cuyas entrañas conoce más de lo que cualquier otro ser pudiera siquiera intuir.

La mezcla de los grisáceos degradados del suave y tupido pelaje que cubre su cuerpo, se confunde con los colores de la bruma que con los albores del brillo del sol se irá desapareciendo.

Sus hermanos han huido de su presencia, cuando al fin esa noche han detectado y presenciado su transformación, era un secreto a voces, entre ellos mascullaban con gruñidos y raros cuchicheos la sospecha inequívoca del mal que le acechaba. Durante un tiempo hicieron oídos sordos e incluso en noches plenilunares eludían su presencia a fin de evitar constatar lo que todos temían.

Niebla gris, era joven, atlético y bello con una anatomía y musculatura digna de escultórico concurso, o de ser plasmada nítidamente bajo la pluma o sobre el lienzo de algún excelente copista o pintor cien por ciento realista.

Su destreza física como simple ejemplo de su especie era entre sus congéneres, sencilla y llanamente aceptada, lo cual le confería un singular lugar dentro de la escala de su estirpe, eso sin tomar en cuenta el puesto que además ostentaba gracias a la forma en que proveía a toda la tribu como el experto cazador que era.

Niebla gris además poseía una voz privilegiada y noche a noche toda la familia le acompañaba en su canto eterno a los astros celestes. Amaba los cielos quizás tanto como a la tierra y pasaba largas horas contemplando las constelaciones, el devenir y cambios de la bóveda celeste.

Aunque era feliz dentro el seno de su familia y con todo lo que le circundaba, desde pequeño estaba marcado por un sino especial, el cual siempre presintieron él y su madre; al parirlo vio que éste portaba un mechón suave y terso en la parte central de la testa un lucero níveo y reluciente que enmarcaba y hacía aún más hermosa su ambarina mirada. Ella supo desde ese mismo instante que su hijo sería diferente a todos los de su clase.

Cuando era chico ya de por sí se distinguía de todos ellos, siempre resultaba el mejor en cualquier lid, quizás por ello cuando llego a alcanzar su plena juventud lo consideraron de inmediato protector del clan.

No hacía mucho tiempo de ello, era aún muy joven y no había alcanzado su plena madurez. Aunque su apariencia y desarrollo físico demostraban lo contrario por su fuerza y poderío, aún no arribaba a su edad media.

Quizás por ello era impetuoso y aguerrido y alguna que otra vez descaradamente atrevido e incluso osado y temerario, tal vez también por eso se arriesgó tanto la última vez que tuvo que salvar a alguien de su especie.

Ya había sorteado en múltiples ocasiones las ráfagas que mandaban contra él, las cuales pasaban rozando la piel aterciopelada que le cubría, y siempre había salido victorioso.

Hasta aquella noche en que ellos vinieron y quisieron exterminarlos o erradicarles del lugar, salvó a muchos de su estirpe y la mayoría emigraron hacia lo más profundo del valle.

El pudo evitarlo, pero tras de sí hubiera tenido que dejar un cuarteto de los más pequeños de su especie, y los salvó, sí, pero fue alcanzado por un punzante dardo de plata, que implosionó en su interior,  el cual se alojó a escasos milímetros de su corazón.

Libró cruentas batallas entre fiebres, sudores y escalofríos lacerantes, de los cuales finalmente salió airoso, pero dentro de él las esquirlas permanecieron emanando una rara sustancia, mezcla de óxido, herrumbre y desasosiego, la cual fue mezclándose poco a poco con su propia sangre.

Al principio no pareció afectarle, sus aptitudes físicas no fueron menguando ni un ápice. La única variante evidente era el que ahora le gustaba pasar largas horas en soledad contemplando de forma exacerbada y minuciosa a la hermosa Selene suspendida en su oscura bóveda. Parecía subyugarle e hipnotizarle, como un encantador diestro de serpientes.

Una noche de éstas, en uno de esos encuentros con Selene, ahora perennes, empezó a sentir un cambio pausado y relajante, su rostro comenzó a transfigurarse, los huesos que formaban su cráneo en forma mágica, lenta y envolvente fueron cambiando su morfología, al igual que su faz fue dando paso a una piel suave y desnuda. 

De repente parecía mirar al mundo desde otra apostura, el valle y el horizonte le mostraban nuevas perspectivas y aunque le arremetió una fuerza irreconocible e impugnable de correr por sus parajes, sus avances sobre el valle le resultaban lentos, no lograba desplazarse con la misma destreza que otras noches poseía.

Sus pensamientos cambiaron, se empezó a imbuir en una vorágine de acciones para el inusitadas, arrasó con alguno que otro ser arbóreo sin razón aparente y calcinó otros lares, se apertrechó de raros enseres y cazó por el simple placer de ver a un ser yaciendo bajo sus pies, finalmente arrojó sus desperdicios sobre el lago y la tierra, que otrora tantos bienes le habían prodigado.

Su manada le amaba y tal vez por ello le compadecía, pero ahora algunas noches era proscrito, ésas en las que se convertía en el ser que ellos probablemente más detestaban.

Niebla gris no espera nada, quizás en sus sueños anhela una mano ilustre que pueda extirparle el punzante aguijón de aquel amasijo de esquirlas, o que este termine por fin de completar su trayecto y atraviese finalmente su corazón liberándole de su tan despreciable transfiguración.

Yolanda de la Colina Flores
9 de octubre del 2012    


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martes, 23 de octubre de 2012

CALABAZAS EMBRUJADAS



Ya se habían ilusionado,
y estaban “rete” felices,
frente a un cazo efervescente,
agregaban ingredientes.

Y una ponía cucarachas
y la otra un gran ciempiés,
y a dos manos y rimando,
batían su poción ardiente.

Y se estaban preparando,
para el día del aquelarre,
se encontraban esperando,
a la modista y sus disfraces.

Se imaginaban vistiendo,
lo más trendy de la moda,
pues querían marcar tendencias,
en el mundo de las brujas.

Y ya se veían vestidas,
con falditas de chiffon,
con botas de Jimmy Choo
y una escoba de Vuitton.

Hete aquí que a la modista,
una gripe la aquejó,
y en vez de regios vestidos,
calabazas les mandó.

Aunque ella se aplicaba,
en hacerles los vestidos,
resulta que los menjunjes,
le ponían loca la testa.

Entre caldos y potingues,
y analgésicos brebajes,
algún que otro expectorante,
con su descongestionante.

Le pareció más sencillo,
agenciarse de la huerta,
un lote de calabazas,
para hacer las vestimentas.

Así que con las carcasas,
ha creado los disfraces,
y con todo lo que sobre,
hará “calabaza en tacha”.

No se si estarán felices,
todos este halloween,
las brujas sin sus vestidos,
y la modista postrada.

Fabricó cada vestido,
como Dios le dio a entender,
si parecen calabazas,
eso sí ya no lo sé.

Y ahí las tienes ahora,
vestiditas de naranja,
festejando halloween
cual huerta de calabazas.

Si la modista se cura,
quizás pueda fabricar,
los diseños que a las brujas,
les agrada más portar.

Mientras tanto puedes verles,
en simpático desfile,
de anaranjados ropajes,
mientras llega el aquelarre.

Yolanda de la Colina Flores
22 de octubre del 2012


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lunes, 22 de octubre de 2012

LA PRINCESA AVIADORA (Serie princesas de fábula con oficio)



Ella es un fan de la Earhart,
y siempre en el cielo está,
viviendo en el firmamento,
jugando en las nubes va.

Gran colección de aeroplanos,
la nena suele tener,
para surcar las alturas,
y siempre sobrevolar.

Antes no estaba volando,
en el piso se afianzaba,
tenía vértigo y mareos,
si pasaba el ras del suelo.

Más un día a unos polluelos,
ella se encontró solitos,
y no tenían que comer,
ni cunita ni cobijo.

Al palacio los llevó,
se desvivía en atenciones,
con cariño y con paciencia,
se hacían fuertes los pollitos.

Pero el buen día llegó,
en que tenían que volar,
¿y quien les iba a enseñar,
si no había gallina mamá?

La princesa se aplicó,
y hasta se envalentonó,
y con firmeza y tesón,
un curso en vuelo tomó.

Y ahora viaja en las alturas,
enseñando a sus pollitos,
como las alas alzar,
para el vuelo remontar.

Porque ya lo dice el dicho,
al derecho y al revés:
“Si has de enseñar a volar,
primero lo has de aprender”.

Yolanda de la Colina Flores
10 de septiembre del 2012
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viernes, 19 de octubre de 2012

LA PRINCESA MARINERA (Serie princesas de fábula con oficio)




Esta singular princesa,
nació en reino de marinos,
por lo tanto ella navega,
en un sin fin de barquitos.

Y en cualquier embarcación,
ella se hace a la mar,
sean canoas o veleros,
a la niña le da igual.

Como toda navegante,
su velero preferido,
es uno bien pequeñito,
con el que sale a jugar.

Se pasea por cubierta,
de la proa hasta la popa,
con pocos metros de eslora,
poco le dura el andar.

Por eso bota el velero,
que avanza al igual que el viento,
el timón gira a babor,
y otras veces a estribor.

En este velero especial,
ella lleva a sus amigos,
un grupo de ratoncitos,
con los que va a navegar.

Estas traviesas criaturas,
muy poco saben nadar,
más se avientan por la borda,
en salto espectacular.

Ellos practican clavados,
adelante, atrás o en inverso,
en equilibrio de manos o adentro,
y hasta un buen tirabuzón.

En este singular periplo,
no solo van clavadistas,
también van buenos bañistas,
y uno que otro comelón.

Al abordaje han venido,
un buen grupo musical,
para poder arrullar,
a los nenes ratolines.

Y ahí van en botavara,
para poderse lanzar,
o se suben al obenques,
para bailar un buen vals.

Otros que van muy mareados,
se agarran muy bien el mástil,
y otros van muy ocupados,
en hacer actos circenses.

Y ahí tu los podrás ver,
en el casco del velero,
con una vela mayor,
que ostenta su condición.

La nena va por los mares,
con todos sus aparejos,
y siempre van a su lado,
estos raros compañeros.

Pero como ella es feliz,
no le importa lo que digan,
le encanta tener grumetes,
que le alegren bien el día.

Porque lo dijo su tía,
en la cual siempre confía:
“Navega siempre en la vida,
con quien te llene de vida”.

Yolanda de la Colina Flores
9 de septiembre del 2012

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miércoles, 17 de octubre de 2012

LA PRINCESA DETECTIVE (Serie princesas de fábula con oficio)



Allan Poe la cautivó,
desde que era pequeñita,
los misterios de Rue Morgue,
le marcaron el destino.

Y ella se siguió con Dickens,
y el misterio la envolvió,
y a Bucket acompañó,
entre pistas y pesquisas.

Y con The Woman in White,
Collins la hizo enloquecer,
cuando pudo resolver,
los entresijos y entuertos.

Mas su autor por excelencia,
es Sir Arthur Conan Doyle,
con su eterno Sherlock Holmes,
y Watson sin discusión.

Y su autora favorita,
seguro la sabes ya,
aquí te hemos dado pistas,
con las que resolverás.

Es la gran Ágata Christie,
que con Poirot y Miss Marple,
resuelven rompecabezas,
con una grande simpleza.

Pero entre estos personajes,
ella tiene muchos más,
que a ella también entretienen,
con hechos detectivescos.

Y así se inicia la lista,
de Morrison y su Hewitt,
por supuesto Ellery Queen,
de la mano con la Fletcher.

Las series televisivas,
encantan a la princesa,
cuando son de detectives,
o científicos forenses.

La lista es interminable,
CSI, Columbo y Quincy
solo por citar algunos,
y porqué no los Hardy boys.

Y miles de detectives,
le crean mundos sin igual,
con misterios y cuestiones,
que siempre resolverá.

Porque lo dijo su padre,
y siempre ha de recordar:
“Cualquier misterio en la vida,
muy bueno es desentrañar”.

Yolanda de la Colina Flores
8 de septiembre del 2012

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lunes, 15 de octubre de 2012

LA PRINCESA AGUA (Serie princesas de fábula de Lechermeier)



Dicen que tiene un cuerpo,
que es un portento geométrico,
formado de icosaedros
y triángulos equiláteros.

Sea cual sea esa cuestión,
si alguien quiere saber más,
sugerimos consultar,
un buen tomo de Platón.

Policromada xilografía,
nos dicen que es esta niña,
eso suena muy bonito,
pero más hermoso es verlo.

Es sinónimo vida,
de fecundación y creación,
en ella inició la vida,
con un hálito de Dios.

Opuesta parece ser,
a su hermana que es de Fuego,
pero en conjunto ellas crean,
combinaciones sin fin.

Con el viento hace revuelo,
y juega con emoción
y con la tierra convive,
siempre en constante creación.

Así son elementos,
convertidos en princesas,
cual buen regalo de Dios
que nos demuestran su amor.

Yolanda de la Colina Flores
5 de septiembre del 2012
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