domingo, 31 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 13 (Cuento de Pascua)





Capítulo 13
El gran banquete de Pascua

Por fin había llegado la tan esperada fecha y todos tenían una especie de alegría mezclada con una plácida calma en el corazón. Finalmente y aunque todo estaba dispuesto el gran banquete de Pascua no se llevó a cabo en donde todos lo habían planeado. Unos días antes llegó una misiva a casa de Menudita, que por su aspecto en seguida supo que procedía de la casa real. Como siempre al abrirla se produjo nuevamente el espectáculo de polvitos dorados, al concluir Menudita al fin leyó:

Su excelentísima  Majestad Don Aromatiósico Ajo tiene a bien poner a su disposición, si usted así lo desea, los jardines del Palacio Real así como todas sus instalaciones circundantes, enseres y personal necesario para la celebración del gran banquete de Pascua. Si usted no discurre otra cosa, todo está a sus órdenes.

Por los familiares de su excelencia no se preocupe, pues todos se encuentran festejando la Pascua en el Palacete de playa.

Por otro lado, su excelentísima  Majestad Don Aromatiósico Ajo agradece su maravillosa receta para combatir el resfriado ya que día con día se observa en su Majestad un notable mejoramiento.

Atentamente
Verdoso Cilantro
Secretario de los Servicios de la Casa Real

Menudita, respondió de inmediato que estaba encantada con semejante proposición, así todos estarían más cómodos, los niños jugarían a sus anchas, además de que al fin todos los habitantes de la huerta conocerían el palacio y evitaría que Menudita contara por enésima vez su visita a él, esto aunado a que así verían al rey y lo sentirían más cercano y a éste le vendría muy bien convivir con sus súbditos.

Ese día por la mañana, el grupo de amigas de Menudita y por supuesto ella misma, junto a su casi inseparable amiga Clarita, habían realizado los últimos toques al adornado jardín con la ayuda de un ejército de ayudantes reales, sin los cuales no habrían tenido tiempo de esconder por todos lados los maravillosos y decorados huevitos de Pascua hechos de alfeñique. Todo había quedado maravilloso.

Comieron y departieron gran parte de la tarde, después, capitaneados por Clarita, vino la búsqueda de huevos de Pascua que Clarita y Menudita habían realizado de alfeñique de acuerdo a lo que anteriormente habían pactado. Y tal y como Menudita había contado a su querida amiga, los niños y los grandes disfrutaron de la experiencia, eran bellas las imágenes que veían, las cuales quedaron guardadas en fotografías para la posteridad, porque dicho evento se repitió ahí año con año, imágenes de niños guisantes, zanahorias, brócolis, lechugas, berenjenas, coliflores, pepinos, calabaza, cebollinos, rabanitos, judías verdes y de todos los colores, alubias, racimitos de uva, naranjas, peras, albaricoques y un sinfín de seres más, recibiendo sus cestitas de manos de Clarita, después intentando encontrar por todo el jardín real los huevitos de Pascua, para al fin acabar correteando por los jardines entre confetis y serpentinas abriendo huevos rellenos con mensajes de esperanza o de harina de color, serpentinas confeti, espuma o agua rompiéndose por ahí entre la risa y algarabía de todos los comensales.

Luego vino la tómbola y todos sin excepción obtuvieron un premio, después apareció una maravillosa banda de lechugas escarolas quien dio apertura al baile y al ritmo de foxtrot Menudita y el rey inauguraron la pista, seguidos de Clarita y Revoltoso y al poco rato ya estaba invadida toda la pista.

Menudita y el rey estuvieron platicando durante todo el evento ya que ambos en la comida estaban uno al lado de otro. Intercambiaron información y puntos de interés y ahí frente a todos, quien por cierto no tenía ni rastros de resfriado, su Majestad el Rey Don Aromatiósico Ajo, era un invitado más, no tenía las maneras del protocolo y eso lo hacía un ser cálido y amable. Todos los integrantes de la huerta estaban encantados con él.

La noche llegó a palacio, y con ella las miles de luces propias del palacio y las queridas luciérnagas iluminaron todo el lugar, haciendo el baile aún más maravilloso. El rey y Menudita no perdían ocasión para estar danzando en la pista, reían e intercambiaban miradas; la verdad es que el rey desde que conoció a Menudita quedó prendado de ella y Menudita también aunque ella lo descubrió más tarde, ambos estaban en los albores de un enamoramiento, pero eso es otra historia.

Por lo pronto terminemos y dejemos a todos disfrutar en la intimidad esta historia y de su gran banquete de Pascua.

Yolanda de la Colina Flores
Pascua 2013 

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sábado, 30 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 12 (Cuento de Pascua)





Capítulo 12
El diseño de vestidos

Apresuradamente Menudita empezó a llamar a sus amigas para una nueva reunión y entre ellas a  la  principal protagonista de ella, la cual se llevaría a cabo en la casa de la anfitriona. Todas sin excepción confirmaron su asistencia al evento, en la huerta todo mundo se enteró de que algo importante ocurría porque las chicas en camino a casa de su amiga iban armando tal revuelo con sus pláticas y risas, que era imposible que pasaran desapercibidas, además de provocar en uno que otro una soslayada sonrisa.

Al llegar a casa de Menudita, entre todas se dispusieron a preparar varias teteras y colocaron sobre la mesa una selección de infusiones de un incontable número de sabores, después en la mesita, algunas de ellas pusieron bandejitas de pastitas que habían llevado consigo, colocaron una fila de sillitas en el amplio comedor, todos los espejos que Menudita poseía en su casa, también fueron ahí colocados y tendieron al centro un pasillo de mullida y esponjosa alfombra color lavanda.

Para cuando apareció Gloriciosa Calabaza, la amiga que todas ellas esperaban, ya estaba todo dispuesto. Venía con una especie de siete pajecillos, unas pequeñas vainas de guisantes de lagrimita, los famosos hermanitos Green, que siempre estaban dispuestos a ayudar a todos ya que aunque eran muy pequeñitos poseían una poderosa fuerza. Iban cargados de cajas y bolsas, de un sinfín de colores, al igual que Gloriciosa, dispusieron todo sobre una mesa que Menudita les había señalado, junto a un gran espejo.

De las bolsas, con hermosos papeles de seda en color a juego, empezaron a emerger telas y géneros, todas bellas y de hermosos colores, linos, sedas, shantungs, organzas, tules, blondas y encajes. Empezó un coro de exclamaciones entre las chicas, solo se escuchaba un ¡oh! o ¡ah!, de sus voces que exclamaban al unísono, como si todas se hubieran puesto de acuerdo o lo hubieran ensayado antes. Una vez que las telas estuvieron dispuestas sobre todos los muebles de la estancia, los hermanitos Green se retiraron e indicaron les llamasen cuando la reunión hubiera concluido.

Una a una fueron pasando frente al gran espejo y Gloriciosa iba probando en ellas lienzos de telas de colores, hasta que cada quien elegía el que más le agradaba bajo la mirada aprobatoria de la increíble calabaza. Cuando todas tenían ya una tela seleccionada, de algunas de las cajas, hasta ahora sin abrir, Gloriciosa extrajo varias revistas, donde publicaban los diseños de moda que ella realizaba, las cuales fue entregando a cada una de ellas, cada revista tenía un pequeño señalamiento en una de sus páginas y al abrirla en lugar señalado mostraba diferentes vestidos, los cuales parecían estar hechos para cada una en especial.

El  coro de exclamaciones volvió a aparecer, pero éstos ya no eran iguales ni del mismo tipo, como en un canon iban entrando y saliendo, una exclamación por ahí y otra por allá. Todas estaban encantadas con los diseños que Gloriciosa les había seleccionado y nuevamente frente al espejo les iba probando los lienzos sobre el cuerpo, modelando con pequeños alfileres, donde irían los volantes y drapeados de los mismos.

Así siguieron hasta que la noche llegó y una a una se fueron despidiendo, todas con caras de alegría, hasta que por fin sólo quedaron en la sala Menudita, Clarita y Gloriciosa, quienes a un tiempo chocaron las palmas de sus manos y estallaron en una cristalina carcajada.

Esa noche Clarita se fue a dormir con una sonrisa en los labios y se programó para el día siguiente hacer algo muy importante. Por la mañana se levantó muy tempranito con la famosa cartita que Menudita le había mandado, desayunó y después fue por un gran baúl y lo llevó a la habitación de las camas gemelas, lo llenó de todas las misivas que le habían enviado y arrastrándolo lo puso a un lado de su secreter, sentó a la cartita y empezó a escribir una respuesta de agradecimiento a ella y a todas esas cartas que todo el mundo escribió preocupado por ella, la cartita sonreía con su imperceptible sonrisa porque ahora sabía que ella y sus compañeritas no serían como tantas cartas que a veces se quedan sin respuesta.    

Yolanda de la Colina Flores
Pascua 2013 


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viernes, 29 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 11 (Cuento de Pascua)




Capítulo 11
La selección de bebidas

Menudita llegó al portal de una bella casita, cubierta toda por zarzas que habían trepado por todos los  lugares, cubriendo gran parte de la fachada con su follaje. Tomando una ensortijada rama Menudita tiró de ella y una sonora campana empezó a sonar de pronto  apareció una judía verde y abrió el portal dándole paso, posteriormente la llevó a una suntuosa sala estilo Luis XV donde le ofreció algo de beber, Menudita declinó amablemente la invitación.

Acto seguido apareció su amiga Bouquetina Racimo de Uva, quien pertenecía a una antigua familia de abolengo dentro de la huerta. Había estudiado en París en el colegio Pinot Noir, donde se había especializado en la genealogía de todos su antepasados y congéneres. Su familia y también ella misma se sentían orgullosas de formar parte en la realización de los mejores vinos del país, conocían todas las familias que se movían en el mundo vitivinícola, por lo tanto eran expertos en realizar maridajes entre cualquier tipo de menú y las bebidas que le calzasen al dedillo.

Bouquetina recibió a su amiga con una sonrisa que le inundó el rostro, le dio dos sonoros besos en ambas mejillas y tomaron asiento. Menudita le indicaba a Bouquetina el motivo de su visita, ya que año tras año siempre se había encargado de las bebidas y salvo algún cambio en el menú, éste por lo general  era el mismo así que las bebidas lógicamente eran también similares. Menudita le informó que ahora debido a los acontecimientos habían decidido cambiar por completo el menú y además había algo muy importante, a la celebración asistiría el rey.

Bouquetina aplaudía encantada y se preguntaba si también asistiría la familia del rey, Menudita se quedó pensativa …, el rey aún no le había confirmado su asistencia y no sabía tampoco quien le acompañaría. Preocupada comunicó sus pensamientos a su amiga. –Bueno, bueno-,  le dijo ella, -no te preocupes afortunadamente yo conozco perfectamente a la familia real ya que he tenido la oportunidad de seleccionar las bebidas de varios de sus banquetes, por no decir todos. Probablemente asistirán con él su madre y sus dos hermanas, las tres son agrias como el chucrut, algo muy grueso debió acontecer en sus vidas para ser así, no me equivoco al decirte que si no fuera por el nacimiento de este nuevo rey, no existiría ya monarquía en este huerto, tampoco entendemos como el antiguo rey, que en paz descanse, se casó con esa Colosal Col a la que convirtió en reina, quizás él si encontró lo bueno que hay en ella.

-Bueno, bueno, a otra cosa mariposa, para elegir muy bien el maridaje, necesito el menú querida Menudita, ésta ya lo llevaba por escrito, así que Bouquetina fue repasando los platillos del menú uno a uno:

Aperitivo

Rulo de mango caramelizado relleno de mousse de foie y queso
Croqueta de ibérico con pan japonés
o
Piquillo asado acompañado de papada de mini cerdito ibérico
o
Petit Fours salés
-Bien, bien, aquí éste será el maridaje:-
 Cava Oriol Rossell Brut Nature del 2009

1er tiempo
Ensalada de mini pulpitos braseados
con sofrito de tomate y aceite de pimentón ahumado de La Huerta
-Bien, bien, aquí éste será el maridaje:-
Orchidea. Sauvignon Blanc 2012
ó
Arroz meloso de vegetales y chip de alcachofas
-Bien, bien, aquí éste será el maridaje:-
Orchidea. Sauvignon Blanc 2012

2do tiempo
Lomo de mini merluza a la parrilla con pil pil de hongos
ó
Mini cochinillo confitado a 80º,
su piel crujiente con quenelle de patata y escarola con granada
-Bien, bien, aquí éste será el maridaje:-
1423 Reserva 2006 Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon

Postres
Sopa de chocolate blanco con helado de mango y escarcha de vino tinto
o
Torrija de brioche caramelizada con helado de cuajada
-Bien, bien, aquí éste será el maridaje:-
Gran Feudo.  Moscatel dulce 2011

Cafés
Petit Four, secs y glasés
-Bien, bien, aquí éste será el maridaje:-
Cava Brut Lleopardi

Después de haber realizado la selección de vinos decidieron que para los niños utilizarían la misma selección en mosto.

Una vez en casa, Menudita se dispuso a escribir nuevamente ante el secreter, de pronto, antes de empezar a escribir, recordó que el monarca estaba padeciendo de un incipiente resfriado, por lo que preparó una hermosa cestita que contenía varias cosas, le puso un hermoso lacito lila con motitas doradas y se acomodó en su sillita empezando a escribir:

Su excelentísima  Majestad Don Aromatiósico Ajo

Nuevamente me permito desviar su atención hacia un asunto muy importante para nosotros. ¿Vuestra majestad vendrá acompañado al banquete? Si su respuesta es afirmativa, favor de indicar vuestra lista de invitados.

Como en la audiencia que tuvo a bien concedernos observé que vuestra majestad se sentía aquejado por una leve constipación, me he permitido enviarle los implementos necesarios para que vuestra esencia se restablezca de inmediato, los ingredientes y la receta para ello van en una cestita que adjunto a esta misiva, estoy segura que los cocineros y cheffs de la casa real sabrán elaborarlo.

Atentamente

Menudita Salsifí

La misiva salió volando arropada por el viento y como era muy pequeñita casi no podía con la cestita que lleva consigo, aún así llegó bien a su destino.

En menos de lo que se pensó la misiva ya tenía contestación:

Su excelentísima Majestad Don Aromatiósico Ajo, tiene a bien informarle que él será la única persona de la casa real que asistirá al gran banquete de Pascua, así como los integrantes de su escolta real, cuyo número asciende a 4.
Por otro lado le agradece el material enviado y le informa que en estos momentos todo el personal de la cocina del reino está elaborando su receta.

Atentamente
Verdoso Cilantro
Secretario de los Servicios de la Casa Real

Menudita sonrió complacida, ¡que bien!, así no tendría que preocuparse por adivinar que les gustaría comer o beber, de repente nuevamente reparó en algo, ¿y si al rey no le gustaba lo que tenían dispuesto para el banquete?, bueno, el se había invitado solito, así que ellos no tenían porqué cambiar sus costumbres y gustos, ni la forma que siempre había de hacer las cosas. Pero…, ¿si era alérgico a alguna cosa?, no quería que nada le pasara ni ser la responsable de que algo le hiciese sentirse indispuesto o enfermo, por lo que  nuevamente dirigió otra misiva al soberano:

Su excelentísima  Majestad Don Aromatiósico Ajo

Lamento distraer de nuevo su atención de otros asuntos, pero hasta ahora no había preguntado a vuestra esencia si existía algún tipo de comida o bebida que le produzca alergia o alguna afección particular. Por ello, le adjunto nuestro menú y selección de bebidas, para que nos indique si vuestra excelencia puede degustar todo ello o si desea recomendar algún platillo en especial.

Atentamente

Menudita Salsifí

En esta ocasión la misiva tardó más en generar una rápida contestación, pero después de una hora ya tenía en su mano la respuesta.

Su excelentísima  Majestad Don Aromatiósico Ajo se complace en informarle que no padece ninguna alergia o afección similar, que le impida degustar el maravilloso menú y bebidas que han seleccionado para el gran banquete de Pascua.

Atentamente
Verdoso Cilantro
Secretario de los Servicios de la Casa Real

Menudita suspiró al fin aliviada, ahora sólo  le faltaba un último detalle para el banquete y no por ello menos importante, por lo menos para las chicas y para alegrarles los ojos a los caballeros que asistirían a él.

Yolanda de la Colina Flores
Pascua 2013 

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jueves, 28 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 10 (Cuento de Pascua)


 
Capítulo 10
Alimentando bebés

Una vez encontrada Clarita todos se dispusieron a iniciar los preparativos para el gran banquete de Pascua. Tenían que encargar a la colonia de conejos diminutos una buena camada de conejitos, porque a este banquete esta vez asistirían todos los habitantes de la huerta, y los consiguieron, pero como no los habían requerido con el tiempo suficiente, las mamás conejos dijeron que no se daban a vasto para alimentarlos ya que otras camadas de conejitos estaban naciendo y otras ya venían en camino, por lo que las organizadoras del banquete tenían que alimentarlos, éstas por más que trataron de organizarse y hacer su labor lo mejor que podían, no lograban llevarlo a cabo lo bien que hubieran querido, los bebés conejo les parecían tan similares y nunca se estaban quietos por lo que no sabían a ciencia cierta a quien habían alimentado y a quien no, tenían un coro de lloros, unos lloraban porque ya no querían más y otros de hambre. Las organizadoras se tiraban de los pelos, las que tenían, y no sabían como resolver el problema. Se turnaban para efectuar la ardua tarea de cuidarlos y alimentarlos, pero ninguna de ellas había conseguido arreglar el entuerto.

Tocaba el turno a Bronceadita Zanahoria, pero en esta ocasión venía acompañada por sus terribles gemelos, sus amigas le recibieron con no muy buenas caras de aprobación. Esplendorosa Lechuga se atrevió a preguntarle: -¿Pero Bronceadita, como se te ha ocurrido traer a este par de pilluelos?, si ya teníamos problemas con los bebés, esto va a venir a dar con todo  al traste-, Bronceadita con calma le respondió: - Lo sé Esplendorosa, pero su clase de natación se canceló y no conseguí quien cuidara de ellos, mira los traje ataditos con una cintita y espero que con ello no se separen de mi, yo sé que son terriblemente traviesos, ¡a mí me han desgastado toda mi vitamina!, si no ¿porqué crees que uso gafas?. Sólo a mi me suceden estas cosas, ¿ alguna vez habías imaginado tener por amiga a una zanahoria miope?, en fin…, les suplico tengan paciencia, hoy estuvieron toda la mañana brincoteando por el parque, así que espero que estén cansados y no causen demasiados desaguisados.

Pero Bronceadita estaba muy lejos de la realidad, los gemelos ya estaban ideando como zafarse de la dichosa cintita que los retenía, con pequeñas voces que sólo entre ellos entendían, estaban también planeado como agenciarse un buen número de huevitos de Pascua hechos de alfeñique, tenían en su mira todas las pinturas y pinceles con que les decoraban, así como todos los potecitos que contenían los adornos para las galletas y muffins, los cuales también pensaban zamparse, ya hasta se relamían de sólo imaginarlo.

Por fin casi habían conseguido desatar la cinta y ya estaban dispuestos a emprender la huída, cuando de repente vieron ante sus ojos algo que al unísono llamaba poderosamente su atención, ¡un centenar de ojitos bermellón les miraban y esas miradas estaban cubiertas por hermosos pelajes blancos! En ese instante su madre alimentaba a tres de ellos, con pequeños chupetines rellenos de leche y miel. Tino y Nico se quedaron estupefactos y se acercaron a ellos como nunca habían hecho ante nada ni ante nadie, los tomaron entre sus brazos y éstos parecían acoplarse perfectamente a ellos, en cuanto los gemelos los abrazaban parecían caer en una especie de letargo y dejaban que éstos les alimentasen sin rechistar, mientras su madre les dejaba hacer sumamente conmovida, jamás les había visto tan cariñosos y tranquilos.

Todos quedaron maravillados con lo que estaba sucediendo, los miraban boquiabiertos controlar a las pequeñas criaturitas níveas, Bronceadita que aún tenía uno de los conejitos en sus brazos, sumamente inquieto, intentó dárselo a Tino para que lo alimentase, éste volteó a ver a su madre y con una enternecedora y amplia sonrisa le informó: - No mamá éste ya comió ponlo allá-, al tiempo que señalaba un grupito de conejos que los gemelos ya tenían placidamente dormidos. -¿ Pero como sabéis que ya comió?- preguntó impresionada su madre. -¡Muy simple!-, contestaron al unísono los gemelos -¿no ves el brillo de sus ojos?, los que no han comido lo tienen aún más tenue.

Y así resolvieron dos problemas a la vez, alimentar y cuidar correctamente a los bebés conejo y mantener a los gemelos tranquilos y ocupados. Estos se aplicaban muy bien a la tarea, eran ordenados y cuidadosos en su trato a los pequeños bebés y dejaban que estos de vez en vez les chuparan los deditos de sus manos, porque sabían que entre ellos había una antigua conexión milenaria.

Bronceadita se preguntaba, que haría una vez que los conejitos fueran entregados en sus canastitas a cada uno de sus futuros dueños, los gemelos seguramente volverían a sus andanzas. Pero decidió desechar esas ideas de su cabeza y como cada día trae su propio afán se dispuso a contemplar a sus pequeños vástagos disfrutar alimentando bebés, mientras ella se dedicaba a adornar unas galletas de anís con pequeñas esferitas plateadas.

Mientras tanto, no lejos de ahí en el cortijo español, Revoltoso seguía rumiando en su cabeza el porqué de la misiva de Menudita, a medida que pasaban los días no podía quitarse de la mente que algo raro estaba sucediendo, ¿y si ese algo se refería a su amada Clarita?, no, no podía seguir con esa incertidumbre, tenía que hacer algo de inmediato, así que se dirigió a solicitar hablar con el director de aquella institución.

En aquella reunión informó al director lo que le sucedía y cómo aquella situación le impedía concentrarse en sus estudios. El director dando vueltas a los dos extremos de sus bigotes le dijo: - Muy bien señor Omelette, tiene usted mi permiso para regresar a su hogar, pero de una vez le informo que ya no regresará nunca más a este lugar-. Revoltoso contestó: -No importa Señor Director y entiendo su postura, pero para mí en este momento es más importante averiguar si algo le sucede a Clarita, ella es toda mi vida, espero que al menos me considere para poder repetir el curso el año entrante, con permiso y gracias por todo -.

-¡Un momento!-, dijo el director, - aún no he terminado, si le digo que no regresará nunca más es porque así es-. Revoltoso se levantó de la silla y ya se disponía a salir cuando nuevamente el director le espetó: -¿Qué parte de no he terminado aún, no entendió?, escuche con atención, usted no regresará porque a estas alturas del curso usted ya puede graduarse con honores, no es necesario que se presente al examen final. Así que en este momento le entrego su diploma y ¡ala, vaya a ver a su adorada Clarita!. Revoltoso aceptó la proposición y ni tardo ni perezoso en menos que canta un gallo ya estaba en camino a la huerta. Todos lo recibieron con gran alegría y le contaron lo que había acontecido y el siempre contestaba: -Si ya lo decía yo, si ya lo decía yo.

Los preparativos para el gran banquete de Pascua iban viento en popa, cada uno de los organizadores se avocó a una tarea de acuerdo a sus gustos y aptitudes, por lo tanto en la organización no había desacuerdos ni desavenencias. Unos hacían adornos, otros confites, algunos se entretenían elaborando todos los implementos necesarios para realizar una serie de divertidos juegos durante la celebración. Había un selecto grupo que se encargaba de seleccionar todo lo que necesitaban para elaborar el menú el cual estaba comandado por Revoltoso Omelette. Un conjunto de familias de guisantes por su parte se habían dedicado a la elaboración de muebles verdes para el jardín fabricados con ramas de enredaderas y plantas trepadoras.

Clarita como siempre hacía sus hermosas canastitas de Pascua adornándolas como siempre con flores, lacitos y un mini conejito, pero esta vez había hecho dos canastas especiales, eran para Nico y Tino, ambas contenían un par de mini conejos, así tendrían que cuidarlos en casa y dejarían descansar un poco a su atribulada madre.

Menudita por su parte preparaba los presentes que se darían a los invitados en una grandiosa tómbola y a su vez coordinaba que todos los otros preparativos fueran cumpliendo sus objetivos. Pero aún faltaban dos cosas muy importantes y para ello se disponía a solicitar la ayuda de dos de sus mejores amigas, primero visitaría a la que le quedaba más cerca, así que arreglando sus cabellos y tomando su bolso se dirigió en su búsqueda. 

Yolanda de la Colina Flores
Pascua 2013 

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miércoles, 27 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 9 (Cuento de Pascua)


 
Capítulo 9
La audiencia ante el Rey

Transcurrido un tiempo, Menudita empezó a preocuparse aún más, si esto es posible y entendió que debían solicitar una ayuda más poderosa, Clarita no aparecía, ni llamaba, ni escribía una nota, ni una postal, nada, de nada y eso no era posible de acuerdo al carácter de Clarita. Así que puso manos al asunto, escribió una misiva en un papel blanco purísimo con bordes dorados dirigido a la autoridad más alta del huerto, la cual  rezaba así:

Su excelentísima Majestad Don Aromatiósico Ajo:

Aunque sabemos que usted es una persona muy ocupada, nos permitimos distraer su atención hacia un asunto muy importante para toda nuestra comunidad.

Para poder explicar el tema que nos atañe solicitamos nos conceda una audiencia lo antes posible.

En espera de su respuesta.

Menudita Salsifí
Presidenta del Club de Amigas de la Huerta

Después sin más adornos que un lacito dorado, la mandó a volar por los aires, con destino al Castillo del Rey. En unas cuantas horas Menudita recibió la respuesta en un sobre lacrado con polvo de oro, adornado con filigrana dorada y una hermosa coronita. Menudita atrapó la misiva y rompió el sello y al hacerlo minúsculas partículas doradas salieron de ella, Menudita impaciente leyó:

Su Excelentísima Majestad Don Aromatiósico Ajo.
Tendrá a bien recibirle a usted el día de hoy a las 17:00 hrs.

Atentamente
Verdoso Cilantro
Secretario de Servicios de la Casa Real

Menudita tenía apenas unos cuantos minutos para estar frente al rey, rápidamente vistió una de sus mejores galas, para no desentonar con la audiencia, y se dirigió casi volando al palacio. Cuando llegó y enseñó la misiva del rey a los guardias que custodiaban la grandiosa verja de inmediato éstos le abrieron paso y de la misma manera atravesó el incontable número de puertas hasta que llegó frente al secretario del rey, éste era un fino Cilantro cubierto por una frondosa cabellera de bellas hojas muy bien peinadas con gráciles y estudiados movimientos. El secretario se levantó de una silla que se encontraba tras un elegante escritorio y con voz parsimoniosa le anunció: - En un minuto su excelentísima majestad le recibirá, sírvase tomar asiento-.

Menudita esperó exactamente un minuto, trascurrido ese tiempo desde detrás de una inmensa puerta dorada se alcanzó a escuchar el sonido de una dulce campanita y un ligero tosido. El secretario del rey con un gesto amable le indicó con una mano que pasara. La chica pensó para sus adentros, -no sé cómo abriré esa puerta, se ve tan pesada-, pero en cuanto se paró frente a ella ésta se abrió de par en par.

A sus ojos entonces aparecieron dos filas de guardias con relucientes armaduras, haciendo valla a una larga alfombra roja, al final después de unos hermosos escalones cubiertos de alfombra granate, sentado en un regio trono, se encontraba su majestad. Menudita con paso suave y firme avanzó por aquella impoluta y suave alfombra roja. Al pié de la escalera de donde se encontraba el rey Menudita hizo una formal reverencia diciendo: - Su majestad-.

El rey con un gesto le indicó que tomara asiento en una pequeña silla dorada que de repente tras de sí había aparecido, Menudita tomó asiento y en cuanto estaba bien acomodada el rey dijo: -Le escucho-.

Menudita con temple y mesura fue narrando al rey todos los extraños acontecimientos que habían ocurrido en torno a Clarita. El rey por su parte con rostro interesado escuchó todo y después con un aire afectado, relativo a su condición de monarca, preguntó: - ¿Y qué queréis que haga yo por vosotros?-. Menudita respondió: - Permitir que entremos a casa de Clarita, creemos que dentro sin duda habrá detalles que nos puedan ayudar en su búsqueda o que tal vez nos conduzcan a su paradero-.

El rey después de meditarlo un momento contestó: - Muy bien señorita Salsifí, tiene usted mi permiso para irrumpir en casa de Clarita Cascarón con solo dos condiciones:-. Diga usted su majestad-, dijo Menudita. – Primero, que busquen la manera de entrar sin violentar las cerraduras de puertas y ventanas, por estos lares es tan difícil encontrar cerraduras que se acoplen a nuestro hábitat y conseguirlos representa un gasto muy oneroso para la corona, obviamente les insto a que no toquéis nada sin guantes y no mováis nada de su lugar, asimismo tendréis que informarme de que resultado han tenido sus pesquisas. Y segundo, que si encontráis a Clarita y realizáis ese banquete de Pascua me invitéis a él, me agradaría asistir. Menudita asintió repetidas veces y el rey con un gesto mandó llamar a su secretario y éste presto en menos que ¡ya!, estaba a su lado con un grandioso pergamino el cual con voz parsimoniosa leyó:

Su Majestad Don Aromatiósico Ajo

Concede por real decreto, el permiso de entrar a casa de Clarita Cascarón a la Señorita Menudita Salsifí y a las personas que ella designe para realizar este evento.
Atentamente:
SMR DAA.

Menudita tomó el pergamino en sus manos y haciendo una reverencia se dispuso a salir, antes de que esto sucediera el Rey ya se había puesto en pié y con parsimoniosos pasos se dirigió hacia una gran puerta cerca del trono, tras la cual desapareció. Toda la plática que ambos habían sostenido, había sido matizada por ligeras tocecitas del Rey, quien parecía estar en los albores del un resfriado.

Menudita regresó con su edicto en mano y al día siguiente reunió en un plis plas a todos los integrantes de la huerta en el salón de banquetes, en donde les comunicó la resolución del rey. Entre vivas y vítores todos se dispusieron a ir a casa de Clarita. Menudita puso orden: -¡Momento! no podemos ir todos, no cabemos en casa de Clarita, tampoco podemos causar tanto revuelo y alboroto, pues aún no sabemos con que nos vamos a encontrar, esto es una cosa seria y como tal debemos tomarla, así que éstas son las personas que he seleccionado para acompañarme: Sanguínea y Pringue Remolacha, Dulce Pera, Bronceadita Zanahoria, Corolita Iceberg, Esplendoroso Lechuga, Caramelosa Moniato y Perfumosita Cebollita.

Toda la comitiva se dirigió a casa de Clarita armada con guantes, pinzas y lupas y uno que otro implemento para escalar al tejado de la casa. Iba todo de maravilla hasta que intentaron entrar, la cerradura de la puerta principal resultaba imposible de abrir, por más que lo intentaban con miles de trucos, no lograban abrirla; Corolita y Esplendoroso con su agilidad juvenil, subieron al tejado y después revisaron cada posible entrada a la casa, ventanas o respiraderos, después de un rato descendieron y Esplendoroso informó: -Todas las ventanas están cerradas excepto una, pero es pequeñísima y sólo podemos acceder al interior entrando por ella o por el ducto de  la chimenea que también es muy estrecha, considero que dentro de nuestro grupo sólo hay una personita que encaja en este perfil y es Perfumosita-, y dirigiéndose a ella le preguntó: -¿Nena, te atreverías a intentarlo?- Perfumosita asintió y Esplendoroso tomándola en brazos se dispuso a subir de nuevo sobre el tejado, pero ella replicó: -Me gustaría empezar primero por la ventana, si no hay problema, es que sufro de vértigo porque le tengo pavor a las alturas-.

Entre sonrisas llevaron a la chiquita ante la pequeña ventana abierta, pero por más intentos que hicieron, ésta resultaba muy pequeña para que ella pasara. Decidieron entonces ir por los hijitos de Bronceadita Zanahoria, unos pequeñitos, simpáticos y revoltosos mellizos llamados Carotino y Vitamínico a quiénes cariñosamente llamaban Tino y Nico, que ahora se encontraban en clases de esgrima. Perfumosita señaló: -Perderemos mucho tiempo en lo que van por ellos yo puedo intentar entrar por la chimenea, sólo pido que Esplendoroso me lleve en sus brazos y me deje en la entrada de la chimenea y que mientras esto pasa yo vaya con los ojos cerrados para que no me dé vértigo.

Todos se pusieron muy contentos y así Esplendoroso la tomó de nuevo en brazos y la subió hasta el hueco de la chimenea, le ató una cuerda en la cintura y lentamente la fue deslizando, cuando Perfumosita sintió que tocaba suelo, ya que tenía los ojos completamente cerrados, dio dos tirones a la cuerda indicando que había llegado bien, luego abrió los ojos, no veía nada, poco a poco se fueron aclarando las formas y entre la oscuridad pudo distinguir la puerta, lentamente fue hacia ella para abrirla y se disponía a hacerlo cuando una mano tocó su hombro.

Perfumosita se puso lívida y todo el cuerpo le temblaba, hasta que una voz dijo a sus espaldas: - No temas Perfumosita soy Clarita, ella se volvió con una amplia sonrisa y se abrazó a Clarita, ésta con un gesto le indicó a la nena que guardara silencio, Perfumosita en tono bajo le dijo: - No tienes escapatoria, no puedes seguir escondiéndote aquí de todos, si yo no les abro traerán a los gemelos Zanahoria y tú sabes que ellos son un torbellino y arrasarán con algo de tu casa antes de abrir la puerta-. Clarita con la cabeza gacha y arrastrando los pies fue hacia la puerta de nuevo y tirando del pomo la abrió.

Todas las caras detrás de la puerta tenían una expresión de exclamación excepto dos, una era Menudita quien esbozaba una grandiosa sonrisa y otra no podían verla ya que Sanguínea Remolacha se encontraba desmayada por los suelos. Una vez que ésta se hubo recuperado del susto y se encontraba nuevamente en pié Menudita volteó y dijo a todos lo siguiente: - Por favor les suplico que volváis a vuestras casas, Clarita y yo tenemos que conversar. A las cinco de la tarde nos reuniremos en el salón de banquetes y ya les contaré lo que ha pasado, por lo pronto podéis iros tranquilos ya habéis visto que Clarita está bien-. Todos se despidieron de Clarita mandándole besos y se dispusieron a regresar a casa, Perfumosita le dio dos besos en sus mejillas y con su manita le dijo adiós.

Una vez que la puerta se cerró Menudita y Clarita se fundieron en un cálido abrazo, después tomadas de la mano se dirigieron a la salita, Menudita dispuso todo para tomar una deliciosa infusión de regaliz con miel de menta y unas pastitas de coco que encontró en la despensa. – Ahora sí Clarita, dijo Menudita con mucho cariño, cuéntame ¿qué pasa?-.

Clarita entre lágrimas y suspiros retenidos empezó a narrar lo que le acontecía. –Tú conoces mi querida Menudita lo que yo amaba la Pascua, siempre te ayudé a organizar los banquetes, crié, alimenté y cuidé diminutos conejitos para la fecha, elaboré con todo mi amor y mimo las cestitas adornadas para dicha fecha. Siempre iguales con lacitos y flores que tomaba del jardín. Pero este año consideré que una variación a nuestra celebración no vendría mal y como aún no teníamos en mente ninguna idea digna de mención me dispuse a buscar inspiración por otros lares.

Después de sortear muchos peligros me adentré en la casa de los humanos y descubrí varias cosas que me resultaron interesantes, ¡chocolates, gomitas y caramelos en forma de conejitos! ¡sombreritos en forma de cucurucho con tonos pastel, cintas y círculos de papel volando por los aires! ¡pastelitos, muffins, galletas y tartitas decoradas de diversas formas en tonos realmente bellos! Como vi que todo salía de la cocina, me dispuse a atisbar a través de sus ventanas, para de esta manera aprender muy bien las técnicas de elaboración, cuando de repente una imagen frente a mi me horrorizó.

Tú bien sabes que orgullosos somos nosotros de nuestra graduación en esta vida, algunos llegaron a convertirse en pollitos para después terminar como una hermosa gallina o un majestuoso gallo, otras en increíbles tortillas españolas, en sofisticadas omellettes, esponjosos huevos revueltos o huevos benedictine, poché, rancheros, o a la mexicana, otros llegaron a formar parte de un maravilloso rebosado o ingredientes de un buen betún o pastel entre muchas otras cosas. Pero lo que yo vi ante mis ojos fue realmente espeluznante. En lugar de que los cascarones de mis congéneres fueran triturados y reciclados en la granja para gran alegría de los cerditos, ¡éstos han sido puestos en exhibición! primero bañados nuevamente bajo un torrente de agua hirviendo y después puestos a secar para al final acabar sobre un exhibidor donde con tonos chillones y brillantes han sido recubiertos, terminando con pinceladas que dibujaban lunares, rayas, estrellas y figuras con miles de formas en tonos bronce, plata y oro. ¡Ahí puestos a secar frente a la ventana que da al jardín para escarnio de todos!

Menudita no pudo menos que soltar una sonora carcajada, la cual tuvo que suprimir al ver el ceño fruncido y la indignada mirada de su amiga. Ante esto Menudita le inquirió con cariño: - ¿ Pero Clarita … nunca habías oído hablar de los huevos de Pascua?- Clarita negó con su cabeza, Menudita continuó: - Mis abuelos nos lo contaban, para que sepas, estos huevos son unos de los principales y divertidos protagonistas en las fiestas de la Pascua y representan el bien que nos depara la vida, después de una época de sufrimiento, por ello aparecen después de un período de duelo y recogimiento, todo lo bello está cubierto por una especie de cascarón frágil, tan hermoso que nos atrae con sus vivos colores, tan fastuoso y elegante, que lo queremos poseer, pero hay que tener mucho cuidado en como tratarlo porque al romperlo, podemos estropear sin querer lo que guarda dentro. Estos huevos de Pascua representan la felicidad-.

-Como la felicidad es difícil de encontrar, dichos huevos una vez rellenados y decorados, se esconden en jardines o lugares secretos y los buscan generalmente los niños, aunque a veces lo hacen también los mayores, deben tratar de encontrarlos y al hacerlo los depositan en las cestitas de Pascua que con anterioridad ya les han regalado. Estos cascarones traen dentro de sí cosas bellas o divertidas, algún objeto especial para quien lo encuentra, pensamientos de amor o de amistad, un simple caramelo, que siempre después de un período de abstinencia te endulza la vida. Otros traen diversas cosas específicamente encaminadas a aportar diversión y contienen por ejemplo esos círculos de colores que tu señalabas, que ellos llaman confeti o listones de papel y que también conociste llamadas serpentinas; algunos más contienen harinas pintadas de colores y otros simplemente espuma o agua, los cuales al estallar en la cabeza de los humanos provocan grandes risotadas-.

-No los exhiben para escarnio, sino todo lo contrario, es con orgullo que los tienen ahí secándose ante los ojos de todos, para que los admiren, ¿no ves que son verdaderas obras de arte?-. A medida que Menudita hablaba la cara de Clarita se fue transformando y pasó de la tristeza a la expectación, del asombro a la diversión para acabar con un rostro pletórico de felicidad.

Menudita continuó:- Cierto es que yo veía que tus cestitas no contenían estas preciosuras, pero siempre pensé que era porque eran enormes para ellas, por lo mismo jamás te dije nada, pero… ¿que te parece si este año elaboramos unos de dulce de azúcar, como los alfeñiques que se ponen el domingo de Pascua en la placita del pueblo?-. Clarita aplaudía con entusiasmo, con ayuda de su amiga se acicaló, tomó un baño de burbujas mientras ésta le preparaba un suculento almuerzo y luego después de emperifollarse se fueron a la reunión donde narraron todo a los habitantes del huerto. Menudita por su parte antes de acostarse a dormir mandó una misiva avisando lo mismo al rey y confirmándole que el banquete de Pascua se llevaría a cabo por lo que esperaban su presencia.    

Yolanda de la Colina Flores
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martes, 26 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 8 (Cuento de Pascua)






Capítulo 8
Las misivas secuestradas

Pepita Guisante no pudo esperar hasta la próxima reunión de amigas, así que organizó una tarde de té con todas las chicas, citando media hora antes a Menudita para contarle la idea que se le había ocurrido. Menudita llegó como siempre súper puntual y ahí frente a una tacita de un muy buen té negro inglés se dispuso a escuchar lo que su amiga quería compartirle.

Pepita le decía con gran entusiasmo a Menudita –¿no te parece que ya han pasado demasiados días de búsqueda infructuosa? A mi la verdad, me parece que Clarita no está por estos lares, estoy segura que anda de viaje recorriendo todo el mundo. Quizás se sacó algún premio de un viaje y con la emoción y las prisas no ha podido avisarnos y ahora anda en un trasatlántico conociendo las islas griegas, o el caribe, o por oriente, ¡que se yo!, de lo que sí estoy segura es que por aquí no está.

Así que se me ha ocurrido la idea de que tal vez no hemos sabido expresar nuestro agradecimiento como deberíamos a Clarita por todo lo que hace por nosotros, ¡mira que venir desde la granja a departir con nosotros y su participación en las fiestas de Pascua con sus cestitas! Creo que cada una de nosotras, sus amigas, deberíamos de escribirle una cartita de agradecimiento y deslizarlas por debajo de su puerta, así cuando regrese se encontrará con ellas y verá de una vez por todas lo mucho que la queremos.

¡Fantástico!, exclamó Menudita, es verdad y ahora en cuanto lleguen todas nos pondremos en acción, ojalá y tus pensamientos sean ciertos, pero a mí algo me dice en el corazón que Clarita no está bien y que se encuentra donde menos lo esperamos… pero  ¡ala, a escribir cartitas para Clarita!

Poco a poco la salita de Pepita se fue llenando, las amigas habían acudido todas a la cita. Después de una clara exposición por parte de la anfitriona, acordaron reunirse más tarde en casa de Menudita ya que ella tenía más espacio y material para la elaboración de misivas. Afortunadamente Menudita y Pepita vivían a unos cuantos pasos por lo que a la joven en estado de bendición no le costó trasladarse.

Menudita las recibió a todas en su estudio de trabajo, donde realizaba por gusto cientos de diversos trabajos manuales, para los que disponía de una serie de mesitas con sillitas y estantes por doquier, lo cual le permitió acomodar a sus amigas cómodamente, después trajo de su habitación un hermoso y grandioso baúl y de ahí fue extrayendo un sin fin de cajitas a las cuales les fue quitando las tapitas, al tiempo que las colocaba sobre una gran mesa al fondo del estudio, acomodó junto a ellas unos potes con un montón de plumillas con diversos tonos y colores y luego solicitó que cada una tomase de las cajas los juegos de papel y sobre que quisieran así como una plumilla del color que más les agradara, obviamente las plumillas escribían con tinta del color que les caracterizaba, por lo que les suplicaba que escogieran bien los colores, no fuera a ser que las cartas resultaran ilegibles.

Y así frente a las cajitas y potecitos las amigas fueron desfilando y tomando el material que requerían para iniciar su labor, todas ellas en su elección iban haciendo honor a su nombre. Sanguínea Remolacha eligió una hojita con su sobre a juego color rosa, por supuesto la plumilla era color remolacha; Pepita Guisante un verde pálido con plumilla verde electrizante; Curvilínea Iceberg, un juego color crudo con plumilla verde seco; Esplendorosa Lechuga verde tierno con verde pasto; Caramelosa Moniato un suave tono naranja con tinta marrón brillante. Como desfile en pasarela de modas todas fueron pasando ante la mesa, Carmina Ciruela, Dulce Pera, Bouquetina Racimo de Uva, Bronceadita Zanahoria, Arbórea Brócoli, Blanquesina Coliflor, Violácea Berenjena, Almidonada Patata, Lacrimosa Cebolla,  Jugosina Manzana, Ruborosa Melocotón, Tersa Albaricoque, etc…, etc…

Una vez terminadas las misivas las adornaron con preciosos sombreros, mitones y bufandas a juego, porque el frío había aumentado, después se fueron al súper y solicitaron prestados varios carritos de la compra, los cuales les fueron proporcionados con mucho agrado pues los dueños sabían de la situación de Clarita. En ellos con cuidado y cariño acomodaron bolsas llenas de cartitas en la casa de Menudita, Pepita solo pudo acompañarlas un trecho del camino, se allegó hasta su casa y ahí desde la ventana les despidió diciéndoles adiós con un pañuelito de encaje de frivolité.

Después de un buen paseo las amigas llegaron al fin frente a la casa de Clarita y empezaron a deslizar por debajo de la puerta misivas y misivas, las últimas les costaron arduo trabajo porque no cabían más, pero al fin lo consiguieron.

La cartita que dormitaba placidamente al lado de Clarita, escuchó ruidos y esto la hizo salir de su letargo, empezó a escuchar voces conocidas, esas voces que sólo se conocen entre misivas, primero como en un murmullo y luego poco a poco se fueron tornando más perceptible, ¡muchas de sus congéneres parecían estar ahí!, bajó sigilosamente de la cama y se asomó a la estancia para comprobarlo, ¡así era, la habitación estaba invadida de cartas! De prisa regresó a la cama y con el pensamiento despertó a Clarita.

Clarita obedeció a los pensamientos de la cartita y levantándose del lecho se dirigió a la estancia como una sonámbula, pero estaba completamente despierta. Se restregó varias veces los párpados y luego encendió la luz para ver si sus ojos no le engañaban. Se acercó a la montaña de misivas y tomó un buen puñado de ellas y luego se dirigió a su habitación, se sentó en su mecedora y bajo la luz de una pequeña lámpara empezó a abrir cartitas y a leer su contenido, esbozaba una sonrisa de vez en cuando, pero luego la tristeza volvía a regresar a su rostro.

Después de muchas horas, quizás días, cuando por fin terminó de leerlas se preguntó ¿ y ahora que voy a hacer con todas esta misivas?, ellas le contestaron en su mente, ¡ Regresa nuestra esencia a casa en forma de respuesta!, pero Clarita no cedía y al final dijo: No, se quedarán aquí secuestradas y no las responderé…, ya veré si tapizo con ustedes las paredes de mi casa o me fabrico cortinas, cojines o carpetitas, para tenerlas siempre junto a mi, por lo pronto las guardaré y poco a poco las fue posando sobre las camas gemelas de la habitación contigua a la suya, las cubrió con una manta y se fue con la cartita de Menudita en la mano a dormir. 

Yolanda de la Colina Flores
Pascua 2013 


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lunes, 25 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 7 (Cuento de Pascua)


 
Capítulo 7
La misiva que se echó a dormir

Posteriormente a que Menudita deslizó su cartita por debajo de la puerta de la casa de Clarita, ésta se encontró con una oscuridad impenetrable, por más que restregaba sus ojitos imperceptibles, no acertaba a mirar nada, no había ningún orificio o rendija por la que se pudiera colar ni un rayo de luz.

Después de haber pasado varios días a la intemperie, esperando el regreso de Clarita estaba cansada y el sueño empezaba a vencerla, así que se acurrucó como pudo sobre la alfombra que palpaban sus invisibles manitas y se dispuso a dormir.

Pasaron las horas y al despertar, la cartita empezó a vislumbrar algo, sus ojos se iban acostumbrando a la penumbra y lentamente también iba descubriendo su entorno. Poco a poco los objetos a su alrededor tomaron forma, la estancia con su pequeña salita la chimenea apagada, el comedor, la cocina, el lavabo de visitas y al fondo a su mano derecha había dos habitaciones con las puertas abiertas, caminando sigilosamente llegó a la que quedaba en dirección recta frente a ella, era una habitación con un par de camitas gemelas y una mesita de noche al centro, un armario y un tocador, no había nada más ahí.

Ahora caminaba de puntillas hacia la otra habitación, donde había una preciosa cama con doseles de los cuales pendían suaves y translúcidos velos, sus respectivos buroes, un secreter con su sillita, un delicioso y mullido sillón, un regio tocador, una mecedora frente a una mesita de té y dos armarios. La penumbra no le permitía ver los colores claramente, todo parecía tener tonos pardos y grises, cuando de pronto por entre los velos de la cama le pareció atisbar o percibir una figura. ¡Alguien dormía en la cama de Clarita!, no podía verle el rostro, la persona que ahí se encontraba dormitaba tranquila, podía fácilmente percibir su respiración relajada y con ritmo acompasado, pero le daba la espalda.

Con paso veloz pero aún de puntitas, la pequeña carta se desplazó para mirar de frente al intruso, estaba toda envalentonada, no en vano había resistido los duros embates que el viento había ejercido sobre ella, había sabido esquivar con increíble astucia y agilidad algunas gotas de lluvia que intentaron mojarla y borrar su mensaje, también había huido de las voces subyugantes de las hojas que de cuando en cuando caían de los árboles sonsacándole a ir por ahí a pasear con ellas en un periplo ignoto. Había sabido gestionar muy bien las inclemencias climáticas, el frío de la madrugada, los rayos del sol que en su cenit le daban en plena cara y los cansinos intentos del cartero por atraparla y devolverla a su remitente; esto aunado al hecho de que después de haber enfrentado todas estas vicisitudes aún conservaba su bufanda y su sombrero.

Se acercó lo más que pudo al intruso, las sábanas y la colcha de patchwork le cubrían parte del rostro, así que con su manita transparente lentamente la fue descubriendo; aunque lo intentó no pudo controlar que no se le escapara un ligero grito. Frente a su ojos estaba la viva imagen de Clarita restregándose los ojos como si despertase de un largo y profundo sueño.

Clarita visualizó la cartita, mientras esta temblaba más que un flan, entre sus miles de elucubraciones al tratar de dilucidar quien yacía en aquel lecho, jamás pasó por su mente que ese ser fuera Clarita, no sabía porqué había estado recluida ahí por largo tiempo y porqué había hecho caso omiso a las llamadas y súplicas de sus amigos para que abriera, no entendía porqué jamás respondió a los gritos y clamores repitiendo su nombre en las búsquedas y sobre todo desconocía su estado de ánimo y por lo tanto podía ser destruida, la cartita tembló aún más al imaginarse ardiendo y feneciendo entre los rescoldos de la chimenea o rota en mil pedacitos.

Clarita por su parte primero la miró detalladamente, luego la inspeccionó por todos lados y al leer el remitente esbozó una amplia sonrisa. Después con tiento y cuidado leyó la misiva repetidas veces mientras corrían lagrimitas por sus mejillas y negaba en silencio con su cabeza. La cartita estaba ahora más tranquila y mediante voces que sólo escuchamos aquellos que leemos muchos cuentos empezó a inquirir a Clarita - ¿qué pasa acaso no vas a responder, no ves que todos están muy preocupados por ti? 

Clarita respondía, - No, no puedo, ni tampoco quiero salir de aquí, permaneceré así por siempre, es tanta mi tristeza que no puedo presentarme ante nadie, las lágrimas acuden a mis ojos sin siquiera yo pensarlo, lamento lo que todo esto ha provocado, pero no tengo fuerzas, no me apetece nada. El recuerdo de mi amiga Menudita me endulza un poco el alma, pero nuevamente me embarga la tristeza y me abato un poco más. – No cartita, no te voy a contestar y aquí te quedarás siempre conmigo, como un hermoso recuerdo del cariño de mi amiga que algo me ha de consolar, así que ambas vamos de nuevo a la camita, ¡ala, al sobre!, mira… pensó Clarita a ti mi querida cartita te queda que ni pintado el dicho.

Clarita se dispuso a dormir arrellanándose de nuevo en su cama y a su lado puso a la cartita y luego se cubrió con su sábana y colcha. La cartita se quedó estupefacta y a la vez la embargó la tristeza, la mirada llena de lagrimitas de Clarita la conmovió hasta el alma, ahora sabía que ella era una de esas tantas cartas que se quedan sin respuesta, volteó su rostro imperceptible hacia Clarita se cubrió igual que Clarita y se echó a dormir.

Yolanda de la Colina Flores
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domingo, 24 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 6 (Cuento de Pascua)




Capítulo 6
Una súplica con llantos

Otra persona pequeñita que deseaba participar en la búsqueda de Clarita era Perfumosita Cebollita, pero acontecía que sus padres  habían ido a plantar hermanitos en una pequeña parcela y mientras regresaban la habían dejado al cuidado de su gran amiga Caramelosa Moniato, ésta era una persona muy dulce y buena y tal vez porque aún no tenía hijitos se había encariñado mucho de Perfumosita a la que desde hace algún tiempo cuidaba siendo una especie de súper nany para ella.

Caramelosa pensaba que Perfumosita era muy pequeña, y claro que lo era, para andar por ahí en labores de búsqueda, temía que al ser tan pequeñita los demás no la vieran y la pisaran. La chiquilla por su lado había intentado convencer a Nany Moniato, como cariñosamente le decía a Caramelosa, de dejarla ir a buscar a Clarita, ella tenía dotes que los grandes no poseían y por eso sabía que podía ayudarles. Por ello se aplicaba a ayudar a su Nany en lo que su pequeña estatura le permitía, a fin de ganar puntos ante ella y así conseguir su permiso. Pero nada, por más que Perfumosita se aplicaba no conseguía nada, Caramelosa sonreía pues sabía perfectamente las ideas que cruzaban por la mente de la pequeña.

Un buen día se encontraban ambas jugando scrabble cuando entre el juego de palabras Perfumosita fue enlazando las palabras trabajo, premio, permiso, Caramelosa comprendió que era el momento de hablar seriamente con la chiquita. La tomó de la mano y paseando por el jardín poco a poco entre pláticas y juegos fue introduciendo el tema, hasta que finalmente le preguntó: -¿Porqué estás tan convencida de que tu presencia es necesaria en las búsquedas de Clarita?

Perfumosita con incipientes lagrimitas le explicó:- Simple y sencillamente porque soy pequeñita.
-Pero eso más que un beneficio es un peligro para ti mi querida niña, tu tamaño puede hacer que la gente no te mire y sin querer te haga algún daño-, replicó Caramelosa; la niña entre lagrimitas le respondió: -No querida Nany hay lugares por debajo, escondrijos y cuevas de las cuales seguramente los grandes no se han percatado, simplemente porque no están a su altura, pero mis hermanos y yo los conocemos muy bien.

Al tiempo que ella explicaba sus razones, Perfumosita, iba emanando más y más lagrimitas y éstas al proceder de su savia interna provocaban en Caramelosa la misma acción de llorar, así que como ambas platicaron por largas horas sopesando los pros y los contras de que la nena participara en la búsqueda provocó que a medida que conversaban y avanzaban los lloros también crecieran proporcionalmente, de tal forma que cuando al fin decidieron regresar a casa ya ambas estaban chapoteando en un laguito de lágrimas.

Después de tomar un delicioso baño de sales y burbujas Nany Moniato y Perfumosita se sentaron frente a la mesa a tomar el té. Caramelosa dirigió su dulce mirada a la pequeña mientras le decía: - Mira mi pequeña Perfumosita, mientras tomabas tu baño he hablado por teléfono con Menudita y le he contado todo lo que hemos hablado y ésta me ha dicho que estará encantada de que participes en la búsqueda de Clarita y la forma de evitar que algo malo te suceda, será el que vayas al lado de Pringue, revisando esos lugares que tu conoces y nosotros no, además durante el día te llevaré a recorrer los lugares por lo que ya hemos pasado a ver si por ahí hay alguno de esos escondrijos que sólo tú y tus hermanos conocéis-.   

Así que a partir de esa noche Perfumosita Cebollita iba al lado de Pringue ayudando en la búsqueda y a partir de ese momento nacería entre ambas una hermosa y duradera amistad.

Yolanda de la Colina Flores
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sábado, 23 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 5 (Cuento de Pascua)




Capítulo 5
Los problemas de un romance

Aunque todos estaban preocupados por lo que acontecía, había un par que miraba el lado bueno de dicha situación. Para Esplendoroso Lechuga y Corolita Iceberg el asunto tenía su lado positivo. Enamorados desde pequeños tenían muy pocas, por no decir nulas, ocasiones de estar juntos. Pertenecían a dos familias antagonistas, una especie de réplica de Montescos y Capuletos de la huerta.

Cada año ambas familias se enzarzaban en una competencia por presentar ante toda la región la más grande, frondosa y portentosa lechuga. En dicha competencia se presentaban todo tipo de lechugas, verdes, violetas, rojas, desde orejonas, batavias, endivias, rizadas, mil amores, hoja de roble, francesas, trocadero, romanas, iceberg, lollo rosso, butterhead, cogollos y escarolas. Por azares del destinos casi siempre estos premios recaían en la familia de regio abolengo Lechuga Orejona y en la novel y extranjera Iceberg Poderoso.

Casi todas las familias de lechugas guardaban una cierta proporción y coincidían en algunos puntos, la mayoría tenía largos tallos y esplendorosas hojas, pero sin embargo la familia Iceberg se empecinaba en mantener sus hojas redondeadas y cerradas y esto a la familia Lechuga Orejona le chocaba.

Últimamente las rencillas se habían exacerbado más ya que el último  concurso lo habían ganado los Iceberg y el padre de Corolita  se había percatado que las miradas entre los jóvenes enamorados eran cada vez más profundas e insistentes. Portentoso Iceberg había prohibido a su hija que se reuniese o viera a Esplendoroso, le tenía recluida en su hogar y sólo salía de su grandiosa mansión cuando iban a pasear por el jardín, siempre bajo la mirada vigilante de su padre.

La realización de las jornadas de búsqueda de Clarita hicieron que fortuitamente los jóvenes se encontraran, ahí a la luz de luna y acompañados por el resplandor de las luciérnagas el amor de este par de jóvenes crecía más y más noche tras noche, sus padres más preocupados en la búsqueda que en el romance de sus hijos les dejaron pasear lado a lado sin rechistar.

Una noche, Esplendoroso tomó la mano de Corolita y su madre tapando una dulce exclamación que pretendía salir de sus labios sonrió. Entonces tomo la mano de su marido y obligándole a ir con pasos más lentos, dejaron pasar a toda la comitiva, hasta quedar casi los últimos, detrás de ellos sólo quedaba Pringue.

Casi al mismo tiempo, Curvilínea Iceberg miró a su marido y atrapando con su mirada los ojos de él ambos dirigieron sus ojos hacia la pareja que formaban su hija y el joven Esplendoroso, sin decir palabra comprendieron al fin que sería imposible separarlos, que debían dar gracias por tener a su hija cerca de ellos y no perdida como la pobre Clarita. Después se dirigieron con paso firme hacia sus futuros consuegros, la pareja Lechuga parecía haber llegado a la misma conclusión que ellos y ambas parejas solo acertaron a asentir al unísono.

Durante todo el tiempo que duró la búsqueda se les veía hablando, pronto la plática parecía placentera hasta que al final las tímidas sonrisas se tornaron sonoras ante las miradas inquisidoras de algunos, algunas veces tuvieron que taparse las bocas y guardar silencio.

Al día siguiente ambas parejas organizaron una comida donde los invitados principales eran sus respectivos hijos, los dos estaban nerviosos y temerosos y por un momento en su mente surgió la idea de huir de la huerta. Pero en la comida sus padres disiparon sus dudas y les comunicaron con sonrisas nerviosas que tenían su bendición si ambos querían formar una pareja. Cuando los chicos se relajaron les confesaron el miedo que tenían y lo que el temor les había llevado a pensar, así que sus padres suspiraron aliviados comprendiendo que habían tomado la decisión correcta.

Esa noche después de la búsqueda, Corolita y Esplendoroso se dieron un hasta luego con un dulce beso y agarrados de las manos se despidieron hasta el día siguiente, sintiendo que sus manos no querían desenlazarse. 

Yolanda de la Colina Flores
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