martes, 7 de diciembre de 2010

FELICES FIESTAS





viernes, 3 de diciembre de 2010

SI UN MILAGRO PUDIERA SUCEDER


























Si algo bello pudiera acontecer,
que anidara en mi regazo una ilusión,
con gestitos y pequeños balbuceos,
si un milagro soliera suceder.

Y si un sueño se volviera realidad,
y el anhelo volverse encarnación,
nacerían esas risas esperadas,
cual cascada naciente de frescor.

Si los juegos de arrullos y de nanas,
de mi infancia que hoy siento tan cercana,
se volvieran presente venidero,
con mi vientre henchido en floración.

Si las letras quisieran conjugarse,
y escribiendo llevaran mi emoción,
por las nubes de formas mulliditas
hasta el cielo de almas por nacer.

Si el mensaje yo volviera un embeleso,
creando notas en versos musicales,
y mi voz transformase en una flauta,
atrapando entre risas un ensueño.

Si mis brazos se volvieran una cuna,
y el regazo un cálido nidito,
con hojitas y ramas de mi amor,
un presente podría ahí crecer.

Si la ciencia hoy se volviera vida,
y un hálito del Espíritu hoy me tocara,
transformando mi nombre en cuatro letras,
ataviado con tonos pastel.

Si la natividad de Dios pudiera a todos,
el regalo mas preciado conceder,
hoy mi vida giraría hacia otros grados,
y un milagro podría suceder.

Yolanda de la Colina Flores

3 de diciembre del 2010
Safe Creative #1012058005899

jueves, 2 de diciembre de 2010

SEÑOR PUNTO























Yo no te conocí por accidente
parecía una tarea asignada
un requisito más a cumplir
pero el encuentro inminente
tenia dictado, trazo y firma celeste.

Aunque cuidé las variables
y junté requerimientos
en un calidoscopio cambiante
tu imagen se repetía
en todos mis movimientos.

Yo conocí a un Señor Punto
que olvidó poner su nombre
y fue ese hecho casual
el que atrajo mi atención.
Y se clavaron en mis ojos en ese preciso punto.

No comprendí en ese instante
que no importaba tu nombre,
tuvieras el que tuvieras
el destino estaba ahí
y tu serías para mi.


Nos hablamos muy prudentes
todos parsimoniosos
y sin tener la conciencia
en lo que se convertiría
nuestra preciosa amistad.

Una noche en gran desvelo
yo te narré mi pesar,
tú me tendiste la mano
y borraste para siempre,
todo mi amargo penar.

Lloramos como los nenes
y hasta al mismo San Antonio
como cómplice bendito
se convirtió en artificio
y provocó nuestras risas.

Cada cosa a nuestro paso
iba tejiendo una red
y entre París y tequilas,
nos fuimos así envolviendo
con lacitos y nuditos imposibles de romper.

Fuimos tantas cosas juntos
esa noche sin igual
tú Rapunzel masculino
yo bailarina de canon
y los tobillos dañados nos volvieron dos mayates.

La mariposa era yo
y tu un legendario halcón;
tú me enseñaste a volar
subida entre tus alas
y no me importaba nada tener las alas rasgadas.

Y trascurrieron las noches
y yo sabiéndote amigo
te conté toda mi vida,
y tu la volviste tuya con tu dulcísima ayuda.

Así nació nuestro amor
Como lo hace la creación
sin que nos diéramos cuenta,
de pronto ya yo te amaba
y tu me amabas de pronto.

Y en una de esas noches
nos envolvió la ternura,
todo nos hizo vibrar
nuestras almas se encontraron
y juntaron nuestros cuerpos.


Las palabras se enredaron
no se si eran tuyas o mías
y otro lenguaje inventaron
nuestros cuerpos transportados
y juntos el uno al otro, creamos una elegía.


Por los amores pasados,
por lo que ya no vendría
entonces creamos juntos
una dulce alegoría,
con pasiones y gemidos y con ternuras prohibidas.


Y me volví Sherezade
y ante tus ojos vendados
con danzas y con mis manos
me desvestí poco a poco
y me fui dando de a poco hasta la entrega total.


Tu transformaste tu boca
en una copa divina
donde pude yo libar
mil mieles y un gran derroche
del elixir de mi vida.


Tus manos me transformaron
en estatua de alabastro
sin grietas y sin fisuras
te di mi cuerpo desnudo
y tu me brindaste el tuyo.


Hoy soy tu hogar y tu nido
y tu patria hecha mujer
tu eres toda mi pasión mi dueño, mi amante y todo,
mi mar que viene y me empuja
y me convierte en la ola que desvanece en tu piel.

Para Toni de Yoli

1 de agosto del 2007
Safe Creative #1012037989585

PARA ESOS DIAS




















Para esos días en que te es larga la espera…….
Para esos días en que en mi cuerpo hay zonas vedadas
Tu y yo nos inventamos muchos juegos, donde nuevamente
otra vez nos conocemos y nos robamos uno al otro el corazón.

Para esos días que se vuelven abstinencia,
donde las manos y caricias no se atreven,
nos embriagamos en las copas de los labios,
y nuestros besos se entrelazan copulando.

Para esos días donde no existen espasmos,
para esos días donde escuchas mis latidos,
me vuelvo viento y te levanto mis cabellos,
para volver mi cuello un sustituto de mi pelvis.

Para esos días donde hay paso solo a la cintura,
y lo mas lascivo puede ser solo mi ombligo.
Tu te emocionas jugando con los dedos de mis pies
y sin entrar en mi, aún así provocas mis gemidos.

Para esos días en que hay un alto en el camino
en que una luz roja de natura te detiene,
yo me he vestido para ti aún mas oferente,
para que juegues con mis colinas y mis riscos.

Para esos días en que hoy nos abstenemos,
y que llegan puntuales sin fallar todos los meses,
nosotros los amamos y reímos porque añoramos,
que un día de vacaciones vayan por nueve meses.

Para Toni de Yoli

6 de mayo del 2007
Safe Creative #1012037989578

¿QUÉ SE SIENTE?




















¿Qué se siente cuando robas una idea?
cuando hurgas entre versos ya creados
y te robas la esencia de los mismos
¿construyendo un apócrifo de ellos?

¿Que se siente darse un baño lisonjero
con ideas por otros concebidas
con la burda creación de la ventaja
que te da el hacerlo de segundas?
¿Qué se siente recibir los aplausos
enclavados en remedos de otras lides?
¿Qué se siente aceptar las sutiles alabanzas
de mis hondos sentimientos transformados?

Anda y entra y roba todo aquello
que de este sembradío te apetezca
y recoge en vanagloria con tus huestes
mis ideas, mis versos y mi vida.

Que soy yo, la que al fin las ha creado.
Que soy yo, la que en mi alma lo ha vivido.
Que soy yo, la que escribe por lo amado.
Y eres tú la que escribe por aplausos.

Yolanda de la Colina Flores

30 de noviembre del 2010
Safe Creative #1012037989561

lunes, 15 de noviembre de 2010

EL SOMBRERO DE GAUDÍ





Para Cynthia

El secreto de la felicidad está en contar las bendiciones, no los cumpleaños.
SHANNON ROSE (en “The Journal Street”).


Ilú posa sus pies en El  Prat y avanza siguiendo la línea amarilla que dirige sus pasos hacia su equipaje. Lleva tras de sí una pequeña maleta cuyas ruedas hacen un ruido singular al avanzar, similar a los cascabeles, donde guarda sus enseres más necesarios.

Se detiene ante la banda donde pasa un desfile de modas de equipajes, sin la menor gracia y vistosidad, inermes. La banda gira y gira como un carrusel interminable y sus preciadas valijas no aparecen, todos sus compañeros de viaje se van marchando, como si una disolvencia los hiciera transformarse en un espacio sin ocupar; la banda queda vacía.

Ilú se dirige a la casilla de información, donde reclama la pérdida de sus maletas, a cambio le dan una serie de panfletos a rellenar, para finalmente quedarse en sus manos con un ticket de reclamación.

La chica sale al exterior del aeropuerto y no sabe que desde que ha pisado tierra firme su nombre ha quedado irremediable y afortunadamente ligado a su vida para siempre.

Una vez instalada en su hotel y sin nada que acomodar en los impersonales armarios, entra a través de un computador instalado en su habitación en una búsqueda de guías, tours y recorridos turísticos de la ciudad. Visita los consabidos lugares de la lista y así sus días van transcurriendo, con un forzoso estreno de ropajes por el día y por la noche.

Un día, los sitios turísticos se han terminado y ahora decide salir a conocer la ciudad sin la parafernalia que circunda los sitios turísticos, desea conocer ese lugar considerado un pequeño país en su esencia más pura,  No es aún mediodía  y un sol abrazador le deslumbra la visión. ¡Ah!  Como extraña sus sombreros perdidos en las profundidades de su bagaje.

Utiliza el dorso de su mano para tratar de cubrir los rayos incandescentes que le ciegan la mirada, mirando hacia arriba, las palmeras que le rodean,  se transforman en bóvedas hiperbólicas abiertas en los extremos favoreciendo así el paso de la luz del día, asentadas sobre columnas oblicuas, como si fueran ramas y ahora está circundada por los pilares interiores de La Sagrada Familia, atónita desvía su mirada que ahora se posa sobre una señera izada en un mástil y esta se multiplica tornándose ahora en torres agudas de laboriosos y complicados encajes que mirando hacia el cielo parecen instrumentos musicales de los nimbus cuyas boquillas rematan en ornatos multicolores de superficies multiplanas; de improviso vuelve a la tierra, sólo para percatarse de que algo se ha posado en su testa que le cubre un poco los rayos del sol. Se palpa la coronilla de su cabeza, pero sus manos no perciben nada singular, sin embargo algo le cubre de los rayos solares.

Ya repuesta de tan rara sensación, en un hermoso jardín ve una maravillosa lagartija que tratando de mimetizarse con la corteza de un árbol e inesperadamente sus escamas se transforman en una variada policromía de azulejos dando al saurio un regio aspecto, revestido por una rica u lujuriosa textura escamada. Desvía su mirada tratando de reponerse  de tan rara sensación y en su horizonte se atraviesa un crisantemo maravilloso y al acercarse sus colores vibrantes se van transformando en brillantes espejos de colores, hasta formar una perfecta floración de azulejos, nuevamente algo se posa en su testuz y le proporciona aún más sombra, ella vuelve a palpar su coronilla y de nuevo está ahí la misma sensación, sacude fuertemente su cabeza e intenta convencerse a si misma que tal vez ha tenido un golpe de insolación.

Se encamina hacia las calles góticas, dispuesta a encontrar un pequeño bar, donde pueda saciar el reclamo asediante de sus tripas. Mientras va adentrándose al barrio le parece reconocer los inusuales pasillos del parque Guell y nuevamente algo se ha dejado caer en su testera. Ahora ya ni siquiera hace el intento de tocar nada, sabe de antemano que será en vano. Por fin encuentra un lugar de su agrado y se sienta a saciar su apetito, con un cortado y una tostada. Lo disfruta plenamente, sobre todo el delicioso sabor de la mermelada de naranja amarga sobre su crujiente pan tostado con mantequilla.

Cuando de ahí se levanta Ilú ya no camina, sus pies avanzan sin tocar el suelo y empieza a planear por diversos lugares de la ciudad, cada vez que repara en alguna cosa peculiar, algo, irremediablemente, como causa y efecto sucede en su crisma. Esto se reitera de tanto en tanto pero Ilú ya no le presta atención.

De repente y sin previo aviso un fuerte viento que congela le pega de lleno en la cara, arrojando pequeñas piedrecillas en su rostro, Ilú solo acierta a cerrar lo más que puede sus ojos. Sigue sobrevolando y de repente, intuye que tal vez el viento la ha despeinado y su apariencia no debe ser muy agradable, así que busca en su bolso desesperadamente un espejo, pero el pequeño espejillo que en él guarda no le revela gran cosa de su aspecto, pero alcanza a percibir en el reflejo que hay algo sobre su cabeza.

Busca entonces entre los múltiples establecimientos de la ciudad, alguno en que sea necesario ver su reflejo en un espejo. Finalmente llega a una óptica y tomando un par de gafas y se dirige a mirarse en un espejo. La imagen que éste le devuelve la deja pasmada, ahora porta una especie de extraño sombrero sobre su cabeza trata de tirar de él para quitárselo pero es imposible.

El espectáculo que está dando llama la atención de una dependienta quien amablemente le pregunta si el armazón le aprieta demasiado, o le proporciona alguna incomodidad, con leves tosiditos Ilú se disculpa diciendo que no y rápidamente abandona el lugar.

Con paso presuroso se dirige a su hotel, donde vuelve a tocar suelo y va directo a su habitación, cierra rápidamente la puerta y posando su espalda sobre ella, toma aire tratando de calmarse. Ahora con paso lento y sigiloso se dirige al espejo del tocador y éste le devuelve nuevamente la misma imagen que el anterior, ahí está, sobre su pelo ese raro sombrero que ahora empieza a analizar. Tarda algunos minutos y poco a poco va descubriendo las figuras que forman su inusitado sombrero y así va reconociendo las figuras que ahora le resultan tan familiares. Intenta nuevamente de sacárselo de la cabeza pero es virtualmente imposible. Así transcurren las horas en un tira y afloja sin que su situación varíe ni un ápice.

Entonces decide bajar a la recepción del hotel y con nerviosismo se sienta en un sillón de esos infinitos en forma de círculo que rodean un jarrón, donde queda a la vista de todos. Pero su apariencia no parece asombrar a nadie, ninguna persona se percata ni siquiera de su presencia. Ilú no lo puede creer y ve su reflejo en los espejos del vestíbulo, nada ha cambiado, el sombrero sigue ahí.

Transcurren las horas y ya en su habitación se acerca el anochecer y ella lentamente se va sumiendo en su oscuridad hasta que poco a poco cae en un sueño que finalmente la lleva al despertar de un nuevo día. Se levanta como un rayo y va a mirarse en el espejo como actividad prioritaria, ¡otra vez está ahí, el sombrero adherido a su cabeza! Un poco descolocada y perpleja, se sienta en el borde de la cama, donde los minutos se fan transformando en horas sin que Ilú se percate.

De pronto alguien abre la puerta, Ilú voltea sorprendida para encontrar frente a sí a una no menos desconcertada mucama de limpieza. Esta se deshace en una retahíla de disculpas alegando que creía que la habitación estaba sola y por ello se disponía a arreglarla. Ilú se sonríe ¡por fin alguien objetivo que puede decirle su verdadera impresión de su apariencia y sin ninguna anestesia le suelta un monólogo interrogatorio que le ayude a dilucidar su aspecto singular. La mucama la mira atónita y le dice con los ojos abiertos que ella no observa absolutamente nada sobre su cabeza. Después de una larga indagación y de múltiples confirmaciones, Ilú queda convencida de que sólo ella tiene la capacidad de el sombrero que cubre su cabeza.

Y así va ahora andando por la vida sobrevolando los lugares de la ciudad condal, por los cuales camina portando su portentoso sombrero. Todo tiene un nuevo colorido y se transforma a sus ojos, su perspectiva de observación a cambiado por completo, puede ahora crear lienzos imaginarios, transformar la morfología de las cosas, los rayos del sol ya no iluminan su camino, el sombrero ha generado otra luz, eso aunado a la tramontana que ha golpeado su cara, sabe que su nombre ha cambiado y desde hoy se llamará Iluminada.

Yolanda de la Colina Flores

15 de noviembre del 2010 


Safe Creative #1011187876431

martes, 9 de noviembre de 2010

MANUS EX MATRIS




Son seres con vida que acaricia,
elaboradas de oro y sedas blanquecinas,
que derrochan amor sin reclamar sonrisa.
Son bálsamo a heridas no visibles,
y cura milagrosa que tamiza.


Son frescos y níveos alcatraces,
que entre estigmas y pistilos guardan penas,
también son lirios y delicadas azucenas,
que perfuman la vida disipando la tristeza,
y Crisantemo abierto resguardo de maldades,
en cientos de pétalos que guardan sus amores.


Son alas sobrevolando mi existencia,
que crecen y me cubren en inusitada sombra.
Escudo de diluvios y locas tempestades,
se vuelven pararrayos y entretejida cota.
Muralla y atalaya resguardo de mis lares
y puentes levadizos cerrando los portales.


Son bálsamo y elixir que calma desconsuelos,
las pueriles heridas de lúdicas batallas
y también las profundas que dejan oquedades,
suelen ser los emplastos que sanan las heridas,
curación milagrosa que te vuelve a la vida.


Son libres mariposas sobre teclados férreos
que tocan armonías y majestuosas notas,
mostrando melodías de lugares ignotos
que enseñan el lenguaje de bóvedas celestes,
esperanto de amor por todos comprensible
lenguaje maternal grabado en los sentidos.


Son manos ayer bellas ahora primorosas
con marcas de los años y del duro trabajo
Otrora amasadoras de panes y de tartas
perfectas bordadoras, zurciendo los destinos.
Manos de madre buena que te embelesan siempre
inagotables manos que me prodigan vida.



Yolanda de la Colina Flores


9 de noviembre del 2010


Safe Creative #1011147849956

domingo, 31 de octubre de 2010

CREO EN MI VIDA








Creo en mi vida, perfume de aromas
revestida de historias entrañables y dulces
que el dolor y el miedo a veces agitan,
forjada algunos días por mis progenitores
tornada en aventura por ellos bendecida.

Creo en mi vida, y en alguien que no pide,
alguien que solo dando, me llena los anhelos
que me levanta en brazos y me dice que mire
que todas las fatigas hoy solo son recuerdos
brumas que se disipan dando paso a la luz.

Creo en mi vida, que cuando modula cantos
vierte notas al viento apenas inaudibles
que claman por salvar mi corazón herido,
y esa filarmonía calma mi alma a pasos
y me va llevando en vuelo hacia el hogar querido.

Creo en mi vida, que a veces levanta tempestades
porque el buen Dios me dio todos sus mares,
para que yo cree con olas y espuma orquestaciones
de música de playa de arena y de palmares
que como el eco viva por todos los recodos.

Creo en mi vida, esa que hoy me pertenece
que por obra de Dios conmigo permanece
pirándose de heridas y temibles escalpelos
y coexiste agazapada de cada bisturí
la que ha dejado mapas en mi ánima y mi vientre.

Creo en mi vida, la que ha creado mil colores
para pintar con ellos otra vida, sin los dolores.
Creo en mi vida, pintarrajeada en trazos,
buscando en lienzos el dulce calor de unos brazos
que mitiguen como un emoliente profundas heridas.

Creo en mi vida, que fue una compungida oruga
la que al volverse mariposa enardecida
alguien creyó que le dio muerte segura;
pero que renació con alas rotas de natura,
las cuales un halcón les reparó y les dio vida.

Creo en mi vida, que ahora es tuya,
y es mía pero por fin con alguien compartida,
que frágil hoy se entrega a una nueva vida,
confiando en una alma que se asoma,
que es el complemento eterno de mi vida.

Para Toni de Yoli

15 de julio del 2007

Safe Creative #1011017733392

sábado, 30 de octubre de 2010

LAVANDO PECADOS


Sin se pregunta sentadita en un columpio de lianas y enredaderas, de flores oaxaqueñas, si hay alguna manera de hacer desaparecer las faltas que realizamos, las maldades que hemos hecho, en fin hablando correctamente, los pecados que cometemos.

Sin no quiere el consabido perdón del párroco, no le parece justa la penitencia, el afectado no se entera y no recibe nada a cambio, no cuadra con su sentido de justicia.

Para empezar alguien cometió un pecado con su nombre, y no venial, un pecado mortal mayúsculo, ¿a quién se le ocurre ponerle a una niña pequeña, Sin?

La verdad todo se ha debido a una triste equivocación, su madre casi muere al darle a luz y en su agonía, ante el temor de que la recién nacida también pereciera, sus familiares se aprestaron a bautizarla de improviso, con rapidez. La madre en su lánguido estado, ante la pregunta del nombre de la pequeña, sólo alcanzó a balbucear antes de desmayarse “Sin” y todos con los ojos y oídos atónitos se apresaron a cumplir la supuesta última voluntad casi inaudible de la moribunda progenitora.

Pero no se murió, y ya restablecida entre palabras casi inteligibles, que salían de una boca que más parecía mueca, con seño fruncido mascullaba limitándose a señalar que lo que ella quería decirles era que la niña aún estaba sin nombre, que aún no había pensado en ello, ya que el nacimiento de la pequeña la tomó desprevenida a tan sólo siete de meses de gestación.

Sin soportó con inusitada tranquilidad la sorpresa del mundo entero que la circundaba, el cual afortunadamente no era muy grande, al enterarse de su nombre. A ella, hasta que no tuvo conciencia del significado de su nombre, le parecía original, nadie más en su pueblo se llamaba así, era cómodo para pronunciarlo y fácil de escribir.

Cuando tuvo la edad suficiente para percatarse de dicho significado, ella que siempre le buscaba el lado bueno a los hechos, se alegró de ser pequeñita, así no la mirarían con resabio los demás habitantes del pueblo, que era todo su mundo, también muy pequeño.

Ahora ella estaba segura que quien fue el responsable de que le adjudicaran ese nombre, no había recibido el castigo merecido, no había pagado aún su pecado y como ese debía haber muchos más pecados que no habían recibido la penitencia acorde con la acción, ella también estaba cierta que tales personajes se irían derechito al infierno.

Sin no estaba dispuesta, por supuesto, a arder eternamente por los siglos de los siglos, no creía que un Ave María y un Padre Nuestro, la libraran de haber robado a la abuela dos galletitas deliciosas de coco, alguien se había quedado sin probarlas y no había sido adecuadamente compensada debido a su sustracción.

Sin se mece y busca en su intrincado cerebro la manera correcta de pagar sus pecados. No, la idea no llega. Meditando está en otro mundo, cuando escucha que su madre le llama, la ropa está lista para ser tendida al sol y necesita su ayuda.

Sin agarra de la cesta los blancos lienzos y los va colocando con pinzas sobre los lazos. Cuando ha terminado su labor se sienta sobre el césped del jardín o observar su obra y se queda como petrificada mirando fijamente las maravillosas prendas blancas recién lavadas.¿Se podrían lavar los pecados? Sería posible borrarlos para siempre de su alma y corazón?

Después de un largo rato se levanta y va al antiguo baúl donde su madre guarda sábanas, que aunque usadas están inmaculadas, pero están guardadas para utilizarse en menesteres de limpieza porque ya tienen muchos años.

Sin toma en sus manitas, la más grande, la extiende sobre el piso, se agencia del costurero unas enormes tijeras, para ella, y empieza a cortar el lienzo en pequeños pedacitos, cuando ha concluido su tarea, los guarda en una pequeña maletita con sumo cuidado a su recámara, la coloca junto a su secreter, la abre y con mesura saca un pequeño trozo, toma asiento y una plumilla la cual moja con tinta china y empieza a escribir en él, “Robo de dos galletas de coco de la abuela”, toma el segundo y escribe sobre el blanco trocito otra frase, continua así por largo tiempo, le han quedado algunos en blanco y sonríe complacida. Vuelve a guardar los pañuelitos en aquella maleta malva y la coloca con cuidado sobre su taburete preferido.

Sin sueña esa noche con miles de pañuelos lavados y níveos tendidos al sol. Al levantarse después de sus rutinas cotidianas, va directo al lugar que guarda la confesión por escrito de cada uno de sus pecados y toma el primero.

Llega a la habitación de la abuela y después de darle un sonoro beso, empieza a irse por los cerros de Úbeda, preguntando por el tiempo, lo caras que están las cosas, las noticias alarmantes de los telediarios, en fin. Hasta que ya no resiste más y le confiesa a la anciana su pecado, ella ha sido la que ha tomado las dos galletas de coco que tanto estuvo buscando.

Pero eso no inquieta a la chillilla, ella atosiga a la abuela y le pregunta con insistente interés quién se vio afectado con su terrible acción, la yaya sonriendo le responde: Tú y yo.

La cara de asombro de la chiquilla, no sorprende a la madre de su madre, y ampliando aún más su sonrisa le explica: -Me afectaste a mí porque yo dejé de comer dos galletas y porque me dolió tu acción, pero la más afectada eres tú porque nos has podido descansar con tu remordimiento desde que la cometiste-.

La niña toma ahora un gesto adusto y pide muy seriamente a su abuela la receta de las galletas, después solicita permiso a su madre para elaborarlas y se apresta a la tarea. Cuando termina su labor, reparte concienzudamente las galletitas por igual, quita dos de las que les corresponden a ella y las pone en la cantidad que le corresponde a la abuela.

Sin va por la casa repartiendo contenta sus galletas de coco, que no son tan deliciosas como las de la abuela, pero ella no lo sabe, con el tiempo aprenderá a darles el punto exacto. Por fin llega ante su abuela y le da las galletas, la viejecita se percata de que dentro de su porción hay dos más y lo agradece a su nieta, la nena sonriendo le dice a la abuela: -Perdón “Abue” por mi falta contra ti, de verdad que estoy arrepentida y para que veas que he comprendido lo que ello significa te doy también mi ración que aunque es más pequeña que la tuya te gustará igual-, su nana lo acepta encantada.

Corriendo va a su habitación y se para frente a su espejo de pie y le dice a su reflejo: Perdón por mi falta contra ti, al tiempo que resbala por su mejilla una pequeña lágrima, pero no es de tristeza porque su rostro está iluminado por una amplia sonrisa. Después saca de su bolsillo el pañuelito y se dirige al río donde sobre una piedrita lo lava hasta que no queda sobre él ni rastro de tinta, lo tiende al sol y una vez que se ha secado lo toma y lo posa sobre el río hasta verlo desaparecer.

Al día siguiente toma otro pecado de su maleta y lo guarda hasta la hora de la comida, cuando todos los comensales están prestos a llevarse la primera cucharada a la boca Sin exclama: -¡Alto!, necesito que Ignacio escupa mi sopa-. Todos se quedan atónitos y a alguno que otro se le cae la cuchara o la sopa. Su madre la inquiere: -¿Cómo has dicho Sin?-.

Sin camina hacia su hermano mayor y le pide de nuevo que por favor escupa su sopa, el chico la mira entre asqueado y sorprendido. Sin entonces le explica que el día que raptó a sus muñecas y después tuvo que irlas a rescatar del ciruelo donde estaban atadas, le dio tanta rabia que ella escupió su sopa en venganza. Su madre le dice que con que su hermano la perdone será suficiente, que nos es necesario hacer una cosa tan repugnante.

Sin dice a su hermano que no se moverá de ahí hasta que escupa la sopa, la madre entonces autoriza al pequeño con un gesto de asentimiento, Sin sonríe diciendo a su hermano, perdón por mi falta contra ti y con su plato escupido se sienta de nuevo a la mesa y empieza con mesura a comerlo. Nadie habló una palabra más ese día en la mesa.

Sin frente al espejo, recita su consabido ritual y encamina nuevamente sus pasos al río. Así transcurren los días y Sin va lavando pecado a pecado, hasta que estos se le acaban y la nena parece estar tranquila.

Pero no, alguien no ha pagado su pecado y Sin va a tratar de que esa persona restaure el mal que ha hecho y se dirige a la pequeña parroquia de su pueblo. Al entrar encuentra de inmediato a quien tiene en la mira. Con paciencia espera a que éste concluya sus labores cotidianas y se sienta en una de las bancas del fondo mientras dice una oración.

Por fin termina y la chiquita dirige sus pasos hacia el, él sonríe y cariñosamente le dice: -¿Deseas confesarte Sin?-. ¡Ja!, si ella no tiene pecados, le contesta orgullosa Sin.

El párroco le pregunta entonces que es lo que desea y la niña le responde que está ahí para que él se libere del pecado que ha cometido con ella. El hombre se tiene que agarrar de una banca para no caer y con voz temblorosa le pide que le explique su reclamo más detalladamente.

La pequeña le dice que él cometió un pecado mayúsculo cuando la bautizó con ese nombre, no entiende cómo conociendo su significado no se opuso. El cura esboza una sonrisa que más parece mueca y le dice que todos se equivocaron al no comprender a su madre cuando estaba tan grave y que sólo quisieron cumplir su última voluntad, además le aclara en ese entonces él no sabía inglés, incluso actualmente está haciendo un curso avanzado de conversación. También le informa que lamentablemente no puede hacer nada, que no hay manera de cambiar la boleta de bautismo.

Sin se queda desolada y dando las gracias al clérigo se va arrastrando los pies, a la salida de la parroquia su madre la espera y con cara y gestos compasivos la abraza, después con voz dulce al tiempo que acaricia su rostro le dice: -Mira Sin, yo sé que contigo se cometió un error tremendo cuando te bautizaron, esto se puede corregir legalmente pero representaría un gran costo para nosotros y tú sabes que no nos sobra el dinero, pero si es tan importante para ti ya veríamos que hacer. Pero quiero que comprendas una cosa ¿No te das cuenta que tú misma has cambiado el significado de tu nombre?- La niña niega con la cabeza, la madre continúa:-Cuando tu decidiste lavar todos tus pecados te libraste de ello ¿No es así?- La niña asiente, y su madre dándole un delicado beso en la mejilla le aclara:-Te has quedado sin pecados, así que en tu lengua castellano tu nombre nunca ha sido más apropiado eres una niña sin pecados. Si alguna vez cometes otra falta, que seguro pasará porque así somos los humanos tu nombre se tornará de nuevo al inglés, pero ahora sabes que tu tienes el poder de volver a transformarlo de nuevo-.

Sin se mece nuevamente en su columpio y ahora es una niña aún más feliz porque no solo sabe que en ella está el poder de cambiar el sentido a su nombre, sino que además ha comprendido que todos somos susceptibles de cometer faltas, pero como siempre cada uno encontramos la forma y manera de lavar nuestras culpas y la suya especialmente a ella le parece la más adecuada.

Yolanda de la Colina Flores

29 de octubre del 2010

Safe Creative #1011017733385