jueves, 2 de diciembre de 2010

SEÑOR PUNTO























Yo no te conocí por accidente
parecía una tarea asignada
un requisito más a cumplir
pero el encuentro inminente
tenia dictado, trazo y firma celeste.

Aunque cuidé las variables
y junté requerimientos
en un calidoscopio cambiante
tu imagen se repetía
en todos mis movimientos.

Yo conocí a un Señor Punto
que olvidó poner su nombre
y fue ese hecho casual
el que atrajo mi atención.
Y se clavaron en mis ojos en ese preciso punto.

No comprendí en ese instante
que no importaba tu nombre,
tuvieras el que tuvieras
el destino estaba ahí
y tu serías para mi.


Nos hablamos muy prudentes
todos parsimoniosos
y sin tener la conciencia
en lo que se convertiría
nuestra preciosa amistad.

Una noche en gran desvelo
yo te narré mi pesar,
tú me tendiste la mano
y borraste para siempre,
todo mi amargo penar.

Lloramos como los nenes
y hasta al mismo San Antonio
como cómplice bendito
se convirtió en artificio
y provocó nuestras risas.

Cada cosa a nuestro paso
iba tejiendo una red
y entre París y tequilas,
nos fuimos así envolviendo
con lacitos y nuditos imposibles de romper.

Fuimos tantas cosas juntos
esa noche sin igual
tú Rapunzel masculino
yo bailarina de canon
y los tobillos dañados nos volvieron dos mayates.

La mariposa era yo
y tu un legendario halcón;
tú me enseñaste a volar
subida entre tus alas
y no me importaba nada tener las alas rasgadas.

Y trascurrieron las noches
y yo sabiéndote amigo
te conté toda mi vida,
y tu la volviste tuya con tu dulcísima ayuda.

Así nació nuestro amor
Como lo hace la creación
sin que nos diéramos cuenta,
de pronto ya yo te amaba
y tu me amabas de pronto.

Y en una de esas noches
nos envolvió la ternura,
todo nos hizo vibrar
nuestras almas se encontraron
y juntaron nuestros cuerpos.


Las palabras se enredaron
no se si eran tuyas o mías
y otro lenguaje inventaron
nuestros cuerpos transportados
y juntos el uno al otro, creamos una elegía.


Por los amores pasados,
por lo que ya no vendría
entonces creamos juntos
una dulce alegoría,
con pasiones y gemidos y con ternuras prohibidas.


Y me volví Sherezade
y ante tus ojos vendados
con danzas y con mis manos
me desvestí poco a poco
y me fui dando de a poco hasta la entrega total.


Tu transformaste tu boca
en una copa divina
donde pude yo libar
mil mieles y un gran derroche
del elixir de mi vida.


Tus manos me transformaron
en estatua de alabastro
sin grietas y sin fisuras
te di mi cuerpo desnudo
y tu me brindaste el tuyo.


Hoy soy tu hogar y tu nido
y tu patria hecha mujer
tu eres toda mi pasión mi dueño, mi amante y todo,
mi mar que viene y me empuja
y me convierte en la ola que desvanece en tu piel.

Para Toni de Yoli

1 de agosto del 2007
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