jueves, 10 de diciembre de 2009

SOBRE TI





Sobre ti di mis primeros pasos
tomé tu arcilla y me creí Picasso
dibujando con tus tonos las paredes
de mi mundo infantil y caprichoso.

Sobre ti fui aprendiz de alquimista terrenal
y cambiando los matraces y pipetas
por cacharros de un mundo imaginario
inventé tartas y ambigúes estrafalarios.

Sobre ti palpé la textura rugosa de tu riscos
descalzando los pies desde pequeña
sin temor a la temperatura o la saeta ponzoñosa
que se suele añejar en tus caminos.

Sobré ti sentí también el rugido de las olas
y adentrándome en tu entraña conocí a tu amante el mar eterno
que en oleadas te posee y te desdeña con caricias
en jadeantes marejadas infinitas.

Sobre ti desde temprano observé el milagro de la vida
abrirse paso a enredaderas, heliotropos y jazmines
danzarines crecimientos de pura y fina clorofila
y corolas bamboleantes en la ducha temprana de rocío.

Sobre ti saboreé de tu siega muchas mieses
las frutillas, zarzamoras y también zarzaparrillas
comprendí que eras parte en el ciclo de mi vida
la heredad que nos brindas y tu filantropía incomprensible.

Sobre ti derramé lacrimosas cataratas
entre bosques talados y carbonizadas selvas
despedí las especies que tal vez no se extingan en el cielo
añorando que exista el paraíso prometido por recuperar lo ya perdido.

Sobre ti hoy soy un triste remedo de green peace
y he sembrado junto a mi una parcela de tus vástagos
los que cuido y mantengo como seres de mi entraña
pero el mal ya está hecho y no lo hemos podido detener.


Sobre ti este día te bendigo y te agradezco 
por ser parte del plan infinito de la vida
por los frutos y tesoros que de ti me regalaste
y que tristemente los que me siguen ya no conocerán.

Sobre ti hoy prometo contar sobre ti ciertas historias
describir la aventura y paisajes que me diste desde niña
transmitir en el lenguaje simple de mis cuentos pueriles
la aventura preciosa que ha sido ser parte de la tierra.
Yolanda
19 de diciembre del 2008


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miércoles, 9 de diciembre de 2009

CONTRAPUNTEANDO




NO LEER
Si contrapunteando andamos,
a mi me gustaría saber,
como es posible que estemos
inmersos en un e mail que bien dice: no leer

Y entonces hoy me pregunto,
y se los señalo también
si festejar hoy a gusto
el día del desobediente,
también ha de estar ¡muy bien!

Y entre festejo y festejo,
yo de nuevo preciso preguntar,
si con tanto día de asueto
el año nos ha de alcanzar.

El día del internet,
esto si que me enloquece
porque hoy sin internet,
trabajar no me apetece.

Y no hay día en nuestras vidas,
en que no lo utilicemos,
nos acerca a otras vidas
y danzan en él nuestros anhelos.

Lo que no se ha dado cuenta,
quien propuso tal festejo.
Es que ya no es necesario
esperar que pase un año.

Tampoco llevar la cuenta
de los días por transcurrir,
pues uno siempre se inventa
a alguien a quien escribir.

Y muy bien nos percatamos
cuando éste no funciona
lloramos y lamentamos
y extrañamos su persona.

Ya quisieran muchas madres
tal vez no tener un día,
si la atención que a internet
se les diera así en su vida.

Yolanda
17 de mayo del 2007

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martes, 8 de diciembre de 2009

MANITAS PARLANCHINAS















Unas manos muy divinas
tienen tus bellos pupilos
y parecen sombras chinas
reflejadas sobre muros.

Ellas nos cuentan historias
y cuentos maravillosos
y yo observo con euforia
sus movimientos airosos.

Esas manitas hermosas
me recuerdan a Hawai
y se han vuelto muy famosas
con su canto sin igual.

Como juegan sus deditos
en una danza genial
y parecen musiquitos
tocando una oda marcial.

Hacen gala de vaivén
se mueven y arman revuelo
y yo quiero con anhelo
ver que danzan en tropel.

Su lenguaje es muy selecto
y no todos los interpretan
pues solo un noble maestro
te dirá lo que comentan.

Esos dedos que platican
conversan y lo hacen bien
y no sé porque no invitan
a los deditos de pies.

Alguien me dijo un secreto
tal vez lo quieras saber
no se si sea un acierto
más yo te lo contaré.

Los deditos de los pies
para hablar son perezosos
pues les gusta andar juntitos
como patas de cien pies.

Ellos no cantan ni danzan
sólo les gusta engordar
y parece que se cansan
si los quieres separar.

Ahí muy juntitos todos
como no son bailarines
admiran con gran azoro
a los otros parlanchines.

Los deditos de las manos
arman fiestas y agasajos
y como son parlanchines
hacen galas y festines.

Amo esas manos de niños
en sus mundos silenciosos
pues sus manos son delfines
que nadan en mil confines.

¿Quienes pueden a un tiempo
como sombras de la China
bailar y contar un cuento?
¡Sólo manos parlanchinas!

Atiende con atención,
lo que esas manitas expresan
y verás con ilusión
lo que sus almas expresan.

Esas parlanchinas manos
te traducen la sonrisa
que todos esos hermanos
nos dan cual dulce primicia.

Magda Lú eres sin par
por tu labor sin igual
por poder interpretar
ese lenguaje especial.

Porque te vuelves un ángel
y te pones a charlar
con angelitos divinos
en lenguaje celestial.

Yolanda Dolores de la Colina Flores
23 de marzo del 2009
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CLEMENTE


Me volví para entrar en mi casa, cuando vi una muchacha que esperaba en la puerta de la calle contigua. No le vi la cara, solamente los pantalones blancos de seda.
Graham Green.


Clemente no fue un niño esperado ansiosamente. Llegó después de tres hembras, cuando su padre ya había muerto. Lo llamaron así porque fue el nombre que le tocó en el calendario, pero parecía un nombre hecho a la medida para él y hacia honor al mismo ya que era de un trato suave y un ser sumamente misericordioso.


Cuando llegó al mundo se encontró, con cuatro mujeres vestidas de hombre, porque a falta de guía masculina, en el rancho, había sido necesario que ellas tomaran en sus manos las riendas del lugar, si no querían perecer de hambre.

Su madre aún embarazada, había llamado a las tres y les había dicho: Su padre se ha ido y no tenemos pariente alguno que nos ayude a llevar este lugar, así que hemos de fajarnos el cincho y los pantalones, pero este lugar no nos va a vencer a nosotras.

Así que las cuatro se aprestaron a atender todas las labores, propias de los hombres, debían aprender para ser respetadas por los trabajadores, les costó, miles de arañazos ampollas, dolores de espalda, fatigas extenuantes, sus manos antes suaves y bellas que solo servían para bordar y tocar el piano se habían vuelto recias y fuertes y habían desarrollado callos para soportar el duro roce de las reatas al lazar los caballos y el ganado vacuno.


Trabajaban de sol a sol, y su madre cuando lo parió, solo se tomó ese día libre, al siguiente se fajo muy bien y se aprestó de nuevo al trabajo.


Cuando Clemente tuvo conciencia de sí ; el mundo en que vivía le parecía lo más normal del mundo, y cuando en el colegio vio niñas ataviadas con moños, encajes y vestidos le parecieron la cosa más rara que había visto en su vida. Y la rareza no le resultaba agradable, no entendía porque vestían aquella indumentaria tan poco cómoda y no podía discernir como era posible que vestidas así pudiesen llevar a cabo las labores propias del hogar.

Estos pensamientos ocuparon solo un segundo en su mente, ya que las contempló solo un instante, pero en su rostro sólo quedó una impasibilidad muda.

Cuando Clemente vio a Serena por primera vez, fue del otro lado de la cerca que estaba arreglado; ella estaba corriendo de un lado para otro buscando donde guarecerse para hacer pipí, y él no pudo menos que esbozar una sonrisa. Ella tampoco pudo evitar ver su sonrisa y a quema ropa le inquirió ¿de que te ríes?, ustedes siempre burlándose de nuestra anatomía cuando nos vemos en estas circunstancias. En lugar de mofarte debías indicarme el lugar apropiado donde pueda pasar esta condena a la que estamos sometidas nosotras las mujeres, bien se ve que conoces el lugar. El le respondió impasible: bien se ve que tu sola sabrás resolverlo.

Serena no esperaba esta respuesta, así que después de haber satisfecho su apremiante necesidad le buscó y le volvió a preguntar: ¿Qué haces, hombre del demonio? El con la misma impasibilidad ante su altanería y sin tomar en cuenta su pose bravucona, simplemente le contestó: arreglo esta cerca, ya que de lo contrario por aquí se brincan los becerros y se les clavan las púas, acabando casi siempre destripados, cosa que a mi madre y hermanas poco les importa. Ella quiso conocerlas y el la invitó a ello. Serena quedó sorprendida al conocer ese cuarteto de hembras que en arrojo y dotes de hombría la sobrepasaban, más sorprendida quedó aún al ver que Clemente no se inmutaba al verlas lazar becerros, herrar y marcar y domar caballos, dominar con una mirada a una cuadrilla de mozos y enseñarles como realizar labores propias de los hombres.


Durante varios meses, ella fue diariamente y se regocijaba del ambiente ahí reinante, y se encantaba más con la eterna impasibilidad de Clemente.


Un día llegó, y así sin anestesia ni preparación alguna le dijo a Clemente: Vamos a casarnos, yo creo que tu y yo estamos hechos el uno para el otro, el se sobresaltó, pero en un pestañeo volvió a su acostumbrada impasibilidad y solo dijo: Hora pues…..

Después de casados algunas veces Serena le causaba ciertos sobresaltos, porque se le aparecía vestida en lencería o negligé, caminando hacia él como felina en celo, el solo pensaba…, estas mujeres están más locas que una cabra…, pero esos pensamientos jamás asomaban a su rostro.


Una noche después de un performance erótico de Serena ante la impasibilidad de Clemente ella le dijo, ¿sabes?, a ti tu madre si te puso el nombre perfecto Clemente y se acurrucó a dormir a su lado, mientras Clemente miraba impasible el cielo lleno de estrellas a través de la ventana . Había un brillo en sus ojos……¿era el asomo de una sonrisa, o solo el brillo de las estrellas reflejado en ellos?.

Yolanda


3 de julio del 2007



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LA CABECITA ADOLORIDA
















Para la joya de Osiris: Greisbel

Muy cerca del septentrión
está una niña que encanta
y aunque derrocha hermosura
hay algo que a ella la abruma.

Su testa que es muy traviesa
no quiere irse a dormir
y entonces ella se inventa
mil pretextos a elegir.

Empiezan a aparecer
dolorcitos por doquier
por arriba de las cejas
entre el pelito y la cien.

Y duele la coronilla
y la nuquita también
y creo que los cabellitos
ellos se quejan también.

Y viene un flequito ahora
y se queja de dolor
y los ricitos ya lloran
por el ensortijamiento.

Tendremos que
ser vivaces
para engañar a esa testa
para que deje a la nena
que juegue con las ovejas.

Le pondremos estrellitas
para que brille y se piense
que anda surcando el espacio
y conociendo planetas.

Tal vez le gusten las flores
entre los rulitos bellos
le haremos una corona
como si fuese una reina.
















Pero si ella es princesa
ya que su abuela es la Reina
y su madre una princesa
de un literario reino.















¿Que le pondremos entonces
a tan hermosita testa
si tiene el más bello pelo
y los rizos mas excelsos?
¿Qué aliviará sus dolores
para poderse dormir
como dejar que Morfeo
la arrulle en nana sutil?

Solo existe un buen remedio
y es el que todos queremos
ese que siempre añoramos
cuando hay dolor de cabeza

Son los besos de mamá
los que nos quitan dolores
ellos forman una tiara
para velar sus amores.

















Yolanda
15 de febrero del 2008


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