domingo, 6 de diciembre de 2009

LA RELACIÓN DEL AMOR Y EL CORAZÓN



Un corazón es una riqueza que no se vende ni se compra, pero se regala.
Gustave Flaubert
Despertó sin saber donde se encontraba, tal vez en un paraíso ya que a través de un gran ventanal podía observar el jardín más hermoso que hubiese visto. Había bellos cerezos en flor y por entre algunas de las bellas flores podía percibirse algún fruto en ciernes con un tierno color apenas rosado.
Respiró profundo y largamente, sintió un ligero dolor pero no tan intenso y prolongado como los últimos días, dio gracias a la ciencia por los avances que en materia de analgésicos había desarrollado.
Entonces estaba viva, no consideraba que estando en el paraíso sentiría dolor, no sería justo, toda una vida con su padecimiento para después morir y seguir sufriendo. No, definitivamente eso era totalmente improbable.
Por otro lado no podría estar en el infierno todo lo que veía a su alrededor no tenía aspecto infernal por lo menos no el que le había enseñado su precaria educación católica y además había sido muy buena, si, muy buena, sin ninguna falsa modestia lo pensó, no tenía mucho mérito, suspiró al tiempo que pensó, su enfermedad no le había permitido ser de otra manera.
Su temperamento además no era colérico ni flemático por lo que siempre había sido una persona que se deslizaba en intervalos de emoción entre una tierna melancolía y una calidez, amigable y compasiva, esa que se atribuye a las criaturas sanguíneas.
Su intermitente claustro impuesto por la vida le ha había llevado a cultivar las artes propias que su condición le permitía, tocaba el piano, el laúd y el violín con gran destreza, para ella no representaba un gran esfuerzo; su dulce vos de mezo soprano ayudaba a entablar una especie de diálogo con las aves que día a día visitaban su ventana, donde cuidaba una familia de plantitas con hermosas floraciones.
También pintaba en lienzos los más enigmáticos y mágicos parajes de los cuales los muros de su casa estaban revestidos, muchos deseaban poseerlos pero ella con tenue sonrisa decía: son mis sueños aquí plasmados, no puedo regalarlos, mucho menos venderlos.
Tenía un sinfín de enamorados y todos día a día le visitaban parecían una imagen repetida de entradas y salidas, con bouquet de flores que cual magos aparecían y desaparecían, a ninguno amaba y ella a su vez decía que ninguno de ellos en verdad le amaba aunque ponían la vida como galardón en el reto de afirmarlo.
Tenía algo que amaba por sobre todas las cosas su clon defectuoso de sí misma, si es que puede utilizarse tal definición, era su hermana gemela tan idéntica y a la vez tan diferente, el reflejo en el espejo parecía a todos engañar, pero la otra hermana era en todo diferente.
Si pudiésemos acercarnos y cual zoom de director cinematográfico y en microscópico close up atisbar cada gesto, de cada uno de los reflejos en ese espejo, veríamos sin lugar a dudas eternas inequívocas y eternas marcadas diferencias.
Ambas bellas, graciosas y risueñas, ella con ligueras marquitas en el límite de sus párpados, surquitos cual cascadas que se deslizan sin fin, su hermana con marquitas en el mismo lugar en forma de pequeña enredadera, hacia arriba, esa que nos salen de tanto sonreír.
Una la apostura de quien requiere sostenerse, la otra erguida y vivaz, una en plácida actitud la otra a punto de volar, una esperando la noche, la otra esperando un nuevo día. Una enamorada la otra a la expectativa. Una madura, la otra una niña. Y ¿quién era quién?, ¿quién era quién?
Ella sabía que vivía experiencias a través de su hermana, le encantaba le contara de su vida fuera, de un horizonte más lejos de batas blancas y un rompecabezas de instrumentos.
Algo más que las permitidas visitas al cine, teatro, espectáculo u ocasión especial, algo más que lo visto en una pantalla, algo más que las caricias imaginadas, algo más que los besos tan soñados, algo más que bailar un vals en ritmo acompasado con un príncipe edificado con anhelos.
Ella vivía y conocía otro mundo a través de su amada hermana, a veces con solo mirarse podía percibir tantas cosas aún sin que se las revelara de viva voz.
Ahora ahí sentada en ese inmaculado lecho, recordaba que por largo tiempo no había recibido su visita, ¿se habría enterado de que la habían trasladado ahí? Era raro, realmente era muy raro. Una lluvia de recuerdos se agolpaban en su mente, en desorden, tenía que calmarse no le hacía ningún bien. Sin embargo ahora que volvía a tomar aire para recuperase el dolor era aún más tenue.
Se incorporó un poco más y cual si empezase a hacer una ecuación empezó a ordenar en su mente sus recuerdos, ¿qué venía primero?…, ella tocando a Mozart al piano, esa armonía que no lograba ejecutar…, una mañana primaveral con un sol esplendente…, sonrisas muchas sonrisas, una gran algarabía, su madre..., mil besos en su frente…, más besos en su frente…
¡Un donante!, ¡al fin un donante compatible!, había acabado la espera, por lo menos la primera…

Ahora recordaba sus ropas de cama en un pequeño baúl, más besos de mamá, subir al auto como autómata, su madre sonriente y con lágrimas en los ojos, jamás la había visto así…, su carrera por la ciudad y su llegada al hospital cual artista de alfombra roja presta a recibir un galardón, bueno…, había sido nominada ahora solo faltaba esperar.. y saber… and the winner is ….
¿Podría ella ganar?. ¿Alguna vez su historia tendría un desenlace diferente a todas las etapas que ya habían desfilado por sus ojos?
De nuevo se recordaba ahora instalada en una camilla, tratando de escapar de la selva viviente y voraz de gente de blanco que ahora le ponía y le quitaba y otra vez le volvía a poner, y en ese pulular de seres níveos recordaba haber preguntado a su madre ¿le has informado a mi hermana?. La madre asentía entre lágrimas y sonrisas. Y ella sólo evocaba su plegaria, Señor… ojalá alcance a verla antes de entrar en la sala… pero no, ella entro y su reflejo perenne no llegó.
Recordaba como entre sueños su entrada al quirófano, si estaba a punto… and the winner is… luces … luces …que enceguecían, más seres de blanco que parecían observarla a través de una bóveda… and the winner is…
Volvió al presente, palpó su pecho… ¡Sí, había sobrevivido!, tal vez todo había sido un éxito porque los malestares habían disminuido. Oh si todo fuera una realidad, ¿pellizcarse para saber si estaba despierta? ¡ni que estuviera loca!, ya bastante había sufrido como para andar con esa tonta conseja de comprobación.
Pulsó fuertemente el timbre que encontró a mano y presurosamente apareció cual genio de lámpara una enorme y orgullosa enfermera. ¡Sí, todo había salido bien! ¡Todo! Y ahora sólo debía esperar la unos minutos para que sus primeros familiares entraran a saludarle, de uno en uno ¿a quien quería primero?
Contra lo que pensaba la cuerda y adusta enfermera ella hizo su petición, la enfermera arrugó el entrecejo, pero ella no cejó, algo sentía, algo intuía,.. ¿su nuevo corazón se lo pedía?
Pasaron unos instantes que a ella le parecieron horas… Ahora la puerta que abre y aparece ese rostro conocido, ese que conoce desde que ha nacido, que ha escuchado sus risas y llantos, que ha escuchado sus primeras palabras, que ha visto sus primeros pasos, se miran … pero ella observa sorprendida que el rostro hay dolor y alegría, no es lo que ella esperaba…, ¡que importa!, hay algo nuevo…, no sabe que es… la mira como con otros ojos y ambas al unísono como tantas otras veces exclaman: ¡hermana!
Ambas ahora, más calmadas después de tantas lágrimas y tímidas sonrisas se toman la mano y ahora ella escucha esa copia que ama, ¿o es ella la copia?
Venían de visita y ha habido un accidente en la carretera su cuñado ha muerto, su hermana devastada, los pormenores entre lágrimas y el dolor natural y entre sollozos le cuenta que hace mucho tiempo, ambos sin saber lo que podría acontecer se han puesto como donadores en su lista. Le ha tocado a él ser el donador, y ahí tomadas de la mano están por largas horas, consolándose, confortándose, entran y salen familiares ellas les saludan, les abrazan y les besan, nadie las puede separar.
Ahora comprende todo, ahí con la mano de su hermana en la suya, su hermana le ha regalado dos corazones el suyo y el que más ha amado, ahora entiende todo, ahora entiende porque la ama aún más.

Yolanda
6 de marzo del 2008



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