martes, 31 de agosto de 2010

SINÓNIMO





















Acompañada por tus alas e instrumentos que me elevan, con el amor de mi vida a un lado dormitando unido a ti por la tierra que les vio nacer, y que ahora atisbo por una de tus ventanillas en mares y litorales definidos tan cercanos y lejanos a la vez.



Mi corazón late con prisa sabiendo que ya pronto pisaré esos lares narrados por Serrat, la tierra de tantos genios como él, sentiré la tramontana que un día rozó la faz Dalí, pisando iré tras la huellas de Gaudí y de Miró.



Tu llevaste a mi amado en vuelo raso a mi país y ahora de igual manera me llevas en tus brazos a compartir conmigo el suyo.



Por ello hoy y siempre tu nombre para mí es sinónimo de amor.




Yolanda



19 de marzo del 2009

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ENTRE PAREDES



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Entre Olivos y Cipreses
Los pasillos con los suelos refulgentes de limpieza, todo diseñado en tonos verdes, esperanzadores, pasando por una gama ascendente y descendente de musgos y pistachos, hasta llegar a un valle donde vas de los olivos a los cipreses,
Verde te quiero verde, verde como el trigo verde, ahora comprendo esta oración, nunca un color ha sido utilizado en mejor forma, porque así los pasillos simulan caminos rodeados del arbusto de nuestra predilección y podemos hacernos a la idea de que no estamos aquí, conseguimos fugarnos por un instante de nuestra realidad.
Si entorno ligeramente los párpados e imagino que a mi llegan los olores botánicos de la Toscana bien podría imaginar que avanzo sobre ella en un vehículo de dos ruedas de extraña construcción para tal propósito; la diferencia es que en este paraje hay cientos de soles por doquier que a veces te enceguecen por su repentina aparición.
El cambio de paraje y bosques se da por el paso de una sala a otra y otra sección o módulo y a mi alrededor veo circular un bosque de seres sin raíces que se movilizan sin aparente orden.
Te hablan en un lenguaje que entiendes y no entiendes porque tiene su propio código especial, lenguaje de seres botánicos que transforman su extremidades por troncos, ramas y raíces no visibles, que te van transportando de un lugar a otro en su rutina de mundo vegetal, en su diario y fitólogo ritual. Entre hojarasca y olores de herbolaria te van clasificando para finalmente ubicarte en el lugar preciso de su humano invernadero donde cual plantas en cuidado quedamos depositados todos.
De la Torre de Babel al Esperanto
Al llegar todo parece en calma y normal, una sala más de hospital ordenada donde las uniformadas y níveas enfermeras resultan de pronto de un contraste efervescente con el colorido trepidante de sus fabulosos y “crocs”.
Parece que de la cerviz al tobillo fueran todas homogéneas, porque sus vestimentas ocultan de alguna forma sus figuras, pero al empezar a observarlas igual que el colorido de sus chinelas es el cambio increíble entre unas y otras. No es la homogeneidad común de un trabajo cualquiera, resaltan entre todo como una pequeña ciudad cosmopolita, están la rubia platinada, que bien podría con otra indumentaria hacer el papel perfecto de chica plástica de revista de modas, la zulú con su grácil cuello sosteniendo sus mechas modernas y tribales a la vez, el ratón de biblioteca con sus gafas con lentes de aumento y ojos desmesuradamente abiertos, la mora de ojos impenetrables con zarcillos que delatan su origen; la niña que seguro muchas suegras adorarían, la latina dicharachera y fogosa, la intelectual y puntual, la disciplinada con apariencia puritana, la que tiene la apariencia de un científico loco, la eterna escolar, la “friquie”, la “dark”, la “mayorcita” agraciada y la no tan agraciada, la hermafrodita, la “pija” o riquilla. Todas hablan varios lenguajes entre sus semejantes o coterráneas y su propio código de jerga sanitaria. Te confundes y pareces entender algunas cosas, pero pronto comprendes que eres doblemente extranjera en aquel lugar. Sin embargo lo bendices y no aciertas a entender como un pueblo acoge sin pedir nada a cambio un arca de Noé sin el beneficio de poder controlar como animales a estos ocupantes, seres que invadimos un espacio que debería corresponder a un coterráneo y sin embargo está plagado por primerizas madres odaliscas, orientales, moriscas y latinas, entre otros colados pacientes de otros males.
Entre el mar de parturientas y cosmopolitas enfermeras no aciertas hacia donde nadar, das brazadas y todas van pasando junto a ti sin entenderte hasta que aparece al fin la enfermera, esa que es hermosa porque si, porque es profesional, porque te alienta y te escucha y entiende, porque trata a todos por igual sin deferencias ni diferencias, a su lado las demás entonces se desvanecen y ella sin ser tan especial relumbra entre ellas y te habla en lenguaje celestial que cubre todas tus necesidades y dolores.
Con Eruditos y Magos
En ese lugar hay tantos mundos y mundillos, está también ese sacrosanto e inexpugnable y a veces inalcanzable cosmos de los médicos. Son como genios de una lámpara, aparecen y desaparecen, con una salvedad, ellos no se muestran con un deseo o el frote simple de una lámpara, no, ellos surgen cuando deben emerger, cuando así les apetezca y nadie sabe cuando, tienen tanto que hacer que difícilmente se exhiben ante los simples mortales. Cuando por fin se manifiestan en su gran parsimonia, siempre vienen rodeados de un séquito de fieles seguidores, que sólo hablan cuando así se les indica, de lo contrario ellos escuchan y toman nota.
Lo que ellos te digan sobre tu condición es la ley y deberás acatar todo lo que indiquen, ninguna sugerencia será escuchada, solo tus síntomas, algunos tomarán en cuenta tu estado anímico, otros ni se enterarán. Parecerá que te recuerdan y que al pendiente de ti están, pero algunas veces verás con tristeza que tu nombre han leído en la bitácora y volverás a contar una y otra vez tu padecer en el largo viaje en el universo de las convalecientes eternas como yo y el galeno pondrá cara de erudito y te sentenciará a realizar rutinas medicamentosas y alimenticias que pocas veces prescinden de la paciencia de un santo. Y no saben que también se equivocan y con ello tu vida va en juego, algunos hacen juegos malabares con ello y ves tu vida convertida en pequeñas pelotitas surcando el espacio sin que sepas si alguna dejará de caer en las manos del experto e irá a rodar por los suelos.
Bajo el crepúsculo y el alba
Todo se acalla cuando entras en un mundo de cuatro paredes, al momento estás sola, la cama a tu lado está vacía y suspiras aliviada, no tienes ganas de recitar de nuevo tu historial médico a galenos sin título, te sientes apaleada, el vientre hinchado de dolor y por los efectos normales de tu enfermedad, y estás ahí sola y acompañada, existe a tu lado un ejército que percibes pero que no miras o no quieres mirar.
Te arrellanas en las blanquecinos brazos que ahora te acogen tan impersonales y tan cálidos a la vez, en ese momento, es lo único que te arropa, lo singularmente suave junto a ti. El día se va apagando y tú deseas con ansias inauditas que llegue a puerto el barco del alba y con el traiga una esperanza de éxito, dicen que esto lo hacen todos los días, que todo saldrá bien y yo me elevo y me calzo las alas y vuelo lejos hasta mi país hasta el primer momento que esto empezó a llegar a mi, pero antes paso por las habitaciones de mis compañeras de prisión y dejo un ósculo débil en sus temporalmente cansadas y avejentadas cabezas. Transmito tal vez esa esperanza que con su beso, ha dejado en mí el que me ama, que rendido a mis pies posa su rostro angustiado en mi lecho dormitando un sueño ligero que espera como yo, el alba que deja a su paso un hálito de luz.
A golpes y trompicones
He regresado de nuevo a mi entorno esmeralda, despierto tal vez de una anestesiado éxtasis, me despierta un ruido constante y seco, tardo en darme cuenta que alguien a mi lado golpea su pié constantemente contra una silla, con la pata de la cama, con el soporte del suero, con la puerta; con cada golpe viene un quejido, pero no para, ella no puede controlar sus impulsos trata de llegar al área de servicio, su cabecilla parece un cerillo encendido y al moverse se mueve en un vaivén singular que nos recuerda un ritual tribal.
Regresa y sus acciones parecen una escena de una película repetida una y mil veces más, golpear, llorar, chillar, gritar, una carrera de varias gaviotas blancas que le atienden, la calman y un segundo después otra vez y otra vez, un flash back que me marea y me adormece una y otra vez, son mis sueños o es realidad esta eterna tortura. ¡Paren, no me gusta este juego, me quiero bajar!
Sin la familia y con extraños
La cerilla efervescente a partido y mi compañera de habitación es Inés y es una belleza peninsular característica, las afectadas dirían que no es verdad que ellas son una paleta de colores en cuanto a características de mujeres de los cuales se puede escoger según su gusto y tienen razón y no.
Hay una mujer española, que no describiré para que nadie se siente aludida, con un físico bello en verdad pero lo importante no es eso, es el sello de Mamá que lleva grabado en el rostro aunque sea joven e inexperta sus acciones y forma de actuar a determinadas circunstancias reflejan que será esa buena madre que sabrá actuar con tino ante cualquier escenario que se le presente al paso, tal vez dirán varios que me equivoco y que quien soy para determinar algo así, pero en los años que llevo sobre esta tierra, que no son pocos, pero que tampoco se los voy a revelar, investíguelo, que les cueste, faltaba más. Pero volviendo a lo que estábamos, hasta la fecha no me equivocado ni una sola vez, cuando las descubro, todas actúan de esa forma singular de las madres o hermanas mayores buenas por excelencia.
Tal ser por supuesto no puede estar más que rodeada por un hermosa familia, ninguno toca el suelo, todos tienen alas y saben volar muy alto y bajan de vez en cuando a compartir contigo su vida feliz y fácil de llevar en la que los contratiempos son librados con una normalidad envidiable.
Y ante estos seres no haces sino envidiar que los tuyos de antaño no estén a tu lado, el desazón te invade cuando a tu lado no tienes las caricias maternales ni el apoyo incondicional y la buenas mentiras piadosas de la hermana y amiga o el chiste certero de esos hermanos que te harán destornillarte de risa sin importar que las suturas salten por los cielos.
Sobre la manta y las almohadas
Estoy ahí tendida sobre mi propio vientre tratando de mitigar la puñaladas de dolor que me penetra poco a poco una y otra vez con pausada saña, se calma y luego acomete nuevamente sin piedad sin darte ni un respiro, porque si lo haces en bocanadas profundas tratando en un aliento de contener en ti la vida el dolor se hace entonces más profundo y te lacera, para calmarte te dicen que pasará, pero no pasa. Tu cuerpo se vuelve dúctil y toma un sinfín de formas y posturas utilizando como único soporte la manta y las almohadas y me he vuelto de repente contorsionista, equilibrista, trapecista y bailarina y me muevo en un mundo textil y en el me envuelvo y danzo y ofrezco un espectáculo circense que se acompaña siempre con el ritmo pausado y ahí presente del dolor.
Al fin después de la funesta danza me encuentro ahí tendida boca abajo sobre la almohada y ahora sólo escucho el sonido tranquilo de mis latidos, callo quiero estar cierta de lo que en mi pasa, ¡el dolor por fin se ha ido!
Nada excepto agua.
No puedo y quiero toser, pero las paredes de mi garganta están enjutas, convertidas en un tronco seco se va de mi la vida, pero arañando mis sábanas la atrapo y la tengo aquí, logro expectorar y vuelve a mi el respiro. Tengo ya tres días sin probar bocado y he acertado a decir que tengo hambre con una tenue vocecilla, mis celadoras se limitan a sonreír una mueca y decirme que espere, los eruditos como siempre determinarán mi destino. Y así se van escribiendo sobre la pared líneas imaginarias que yo trazo como una presa, se suceden los segundos transformados en minutos y lentamente como en siglos que solo son días para los otros, encarcelada ahí debo haber cometido un gran crimen porque como los seres privados de su libertad no tengo derecho ni siquiera a la consabida restricción que les acompaña, ni un mendrugo, ya lo han dicho los eruditos, la terrible sentencia está dictada, nada excepto agua.
Me mantiene ese bálsamo que llega a mis labios y se va deslizando por mi sistema digestivo y me convierto en un fiordo, formando un golfo estrecho en mi ser para sobrevivir, también me ayuda ese inanimado ser de tubos y recipientes transparentes, que acompaña mis pasos pero que cobra su cuota de pinchazos e intrusos metálicos adheridos artificiosamente en mi piel.
Los días pasan y la líneas trazadas en la pared van formando ramas con tronco, hojas, flores frutos que van bebiendo de mí, se abona y toma de mí mis anhelos e ilusiones, el va creciendo y yo menguando.
Ante las sombras y la luz
Me despierto y escucho vocablos de otras tierras, no entiendo nada excepto algunas palabras aisladas y a través de la cortina sólo visualizo sombras las voces me indican que es una mujer y dos hombres y su acento es clandestino, brumoso, algo que sin entender sé que es secreto.
Alguien pide a los varones se retiren y queda a mi lado mi nueva compañera que de un bolso extrae panecillos de esos que venden en serie y los devora con fruición, después de leves y apagados quejidos cae en un sueño intranquilo y habla en su lengua vocablos ininteligibles para mí, ahí en la sombra no me atrevo ni a moverme, algo que no acierto a comprender a activado mis instintos y presiento peligro.
Al día siguiente, Ashia, ahora se su nombre, devora con deleite los alimentos de la bandeja que le han llevado, con un salto de pantera regresa a su cama y espera nerviosa. Un hombre de voz áspera llega y se identifica como guardián de la justicia y le interroga sobre la pérdida provocada a posta de un feto, ella en un castellano incipiente le proporciona excusas dignas de un cuento de terror, por primera vez en mi vida muerdo mis uñas y se me eriza el vello en la piel.
Después de un largo interrogatorio el policía abandona la habitación, corroborará varios datos y regresará con otros compañeros. El día empieza a aclara y la sombra que visualizo a través de la cortina toma su ropa urbana y su bolso y escapa con prisa, la luz entra de lleno en la habitación, de nuevo estoy sola.
Tras la cortina y los sentimientos.
Ahora se llevan la cama contigua la cargan un ejército níveo y callado y con vocecillas trémulas se animan una a otras para indicar que han hecho bien. Silencio… ahora regresan arrastrando otro lecho y sobre ella viene una mujer, la sombras me engañan y creo que es una mujer madura, su voz y su historia me desmentirán.
Soledad tiene huesos de cristal que le laceran, ahora se felicita porque está conmigo y puede descansar ha pasado una semana entera con un parturienta primeriza de tres vástagos iguales, cuyas bocas se encargaron de casi hacerle olvidar lo que es dormir.
Ahí postrada en su cama espera a su pareja y cual madre preocupada le pregunta sobre todos sus avatares diarios y le da sugerencias y órdenes a seguir. Le protege por que cree que todo inmigrante necesita de un escudo salvador, porque se ha acostumbrado al rechazo y la lucha de salvaguardar su amor ante la xenofobia que le ha tocado enfrentar.
Ambos son como niños, y así son tratados por la familia, pero son infantes sólo en sentimientos, porque visualmente son maduros.
Su presencia será un cúmulo de experiencias refrescantes para mí, me sorprenderá saber que ahora Soledad sustituye la pasta dental por un enjuague bucal porque piensa que esa es su función y será inmensamente feliz por ello. El contenido de una caja de bombones será contada minuciosamente y racionalizada para cada día de la semana en el cual seré incluida cuando mi dieta líquida acabe. Me enteraré que “Ajax” será paradójicamente el nombre de un maltés que puede sufrir estrés si no se le da un determinado tipo de galletas. Que dos personas a través de una cortina pueden trasmitirse sentimientos de solidaridad y ternura sin mirarse el rostro y que el que alguien recuerde para toda su vida un desayuno de un croissant con mantequilla y mermelada puede lograr que por tus ojos aparezca a la vez una lágrima acompañada de tu mejor sonrisa.
De puntillas y a tientas
Hay que tener valor, el camino no es largo se puede lograr, parece una proeza tan pequeña pero para mí es toda una aventura.
Avanzar por estrechas callejuelas formadas en la habitación por cortinas, botes de basura, tripies camas, sillas y diversas mesillas con el ser de tubos que como rémora se aferra a ti en un mundo de sombras, cuidando no despertar a quienes ahora reposan junto a ti no es tarea fácil, pero se logra.
Es como un entrenamiento en el que día a día vas adquiriendo habilidades, hasta que un día clamando vítores callados vas y regresas sin hacer ruido del lugar del que partiste.
Desde tu almohada a la mía
Está ahí a mi lado desde que arribé sin separase ni un momento cada noche, llega como un ángel al anochecer con paso sigiloso y elegante cargado cual moderno Santa Claus de un ordenador y una back pack. Al posar su carga y despojarse de la gruesa chaqueta aparecen sus alas que me cubren y me abrazan por un momento, yo siento su protección y calor y entonces me elevo con él y salimos de ahí y recorremos parajes lejanos que día a día cambian; a veces vamos a las islas griegas, otras paramos en Petra o Cerdeña, algunas veces repetimos y vamos a Brujas en reiteradas ocasiones, las más de esas veces nos vamos a lugares que sólo él y yo conocemos y que quizá jamás desvelaremos.
Luego se viste de mortal y sale a ingerir algo para poder soportar una noche más en una silla junto a mi lecho donde vigilará mi leve movimiento y tomará mi mano y refrescará mi frente cuando lo necesite. Mas tarde recostará su testa varonil sobre una almohada que le cedo y ahí incrustado en esa silla cruel que el miente diciéndome que es cómoda por fin dormitará e hilvanará conmigo sueños que al fin compartiremos.
Durante la estancia y la espera.
Ella llega y se sienta como si fuera mi íntima amiga, me besa ambas mejillas como si me quisiera de antaño, pero yo se que soy solo un cambio a su vida rutinaria que aborrece y que anhela con ansia mi salida para que le sustituya en su labor impuesta por natura.
Según les parezca a ellos.
No lo que te habían dicho ayer hoy ya no es válido, han cambiado de opinión, te quedarás varios días más, no importan tus anhelos ni ansias de escapar, ellos tienen que estar seguros de su diagnóstico y tendrán que comprobarlo una mil veces antes de dejarte escapar de sus cerrojos.
Mediante tubos y agujas
No entiendo como resisto tanta sangría continua, la serie de pinchazos aguantados y esta serie de artefactos que al parecer me mantienen aún viva y sé que son mi salvación pero también mi desvelo…
Hasta que el cuerpo aguante
¿Como he conseguido pasar la noche? He resistido, he sobrevivido, aquí estoy con renovadas fuerzas hasta que esta maquinaria que me encierra decida si sigue adelante o se enmohece…
A salvo entre la familia y los amigos
¿De que están hechas estas criaturas? Serán ángeles que bajan del cielo que sin darnos cuenta se posan a nuestro lado y nos alientan en persona o desde lejos susurrándonos al oído que están ahí esperándonos, que saben soportar el trago amargo de visitar esos lugares aunque no resulte placentero y se sientan junto a ti incómodamente soportando los minutos de incómoda visita.
Por la ventana el invierno.
No sé en que estación del año estamos, la tecnología de la creación de ambientes acondicionados no me permite, aquí reina la eterna primavera, aunque los diarios me advierten que es diciembre yo llego a dudar de su veracidad y pienso algunas veces que estoy en un sueño o raptada sin remedio en otro mundo cerrado. Hasta que un día el azar hace que una de las selladas ventanas tenga forzosamente que abrirse y entra sin remedio el viento que congela y cala los sentidos e irremediablemente los enfermos sonreímos ante la mirada atónita del personal médico sanitario.
En los brazos de Morfeo
Me siento un poco infiel sin pretenderlo he dormido en otros brazos abandonada como cuando era niña, de día sin mi amado, pero sé que el comprende que esta infidelidad es fuerza al fin reparadora como una medicina clandestina que llega a mi por fin día tras día.
Para sobrevivir tan lejos
Los ángeles lejanos también se encuentran a tu lado día a día, haciendo llamadas que desgastan poco a poco sus bolsillos pero no importa, no dejan de hacerse presentes y no saben que son la medicina más fuerte que es la que al fin logra ponerte a flote.
Me renuevan sin querer sus llamadas y se convierte en una medicina necesaria de sobre vivencia,
Hacia la libertad
Llega un día más con el ejército galeno que cumple puntual su cita diaria, por fin han dicho la palabra esperada, no sé cuanto tiempo ha pasado y eso ya no interesa soy libre al fin… y voy dejando a mi paso estos lejanos bosques que un día me acogieron cuya presencia logró que yo pudiera resistir el estar lejos de mi personal floresta de seres amados.
Yolanda
9 de noviembre del 2009
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domingo, 29 de agosto de 2010

POR LA RENDIJA DE LA PUERTA



Ella sabe que ese ruido lo ha escuchado también la madrugada anterior y ahí está de nuevo, solo que no acierta a definir que lo provoca, le taladra los tímpanos y parece ir al ritmo de los latidos de su corazón.

El terror que le produce no le permite moverse la tiene totalmente petrificada, poco a poco va percibiendo las sombras de su entorno, la oscuridad se vuelve familiar a su retina y ahora distingue las grisáceas formas de su habitación.

El sonido está cerca ¿de dónde procede exactamente? Sus pulsaciones cambian la cadencia de pronto y se apresuran como si una mano invisible hubiera movido una palanca cambiado la velocidad a una revolución superior ¿el crujido también se acelera o es solo su imaginación? Ahora sus sístoles y diástoles se confunden con él, que emerge de alguna pared o tal vez el suelo, quizás proceda del techo, no, no es posible concentrarse el miedo ha bloqueado sus habilidades de concentración.

Pasa horas sin poder calmar el pavor que produce el soportar los sonoros movimientos que proceden de algún lugar recóndito de su habitación ¿o de su mente? No puede tolerarlo y sin embargo no se mueve ni un ápice, se ha convertido de pronto en un maniquí abandonado en la penumbra.

La tortura se convierte en rutina y todos los días antes de despuntar el alba ella abre los ojos para iniciar el ritual macabro en el que sincopadamente bailan un vals sus pulsaciones y el murmullo que ahora sabe proceden de su armario.

Antes que apunte el amanecer algo nuevo ocurre y la costumbre por primera vez se rompe; puede crispar una de sus manos, poco a poco va teniendo control de ello y ahora consigue palpar la suavidad de la sábana, en un impulso sobrehumano la retira de su cuerpo y paulatinamente levanta el torso de su cama, se encuentra sentada y un sudor frío le recorre la espalda, lentamente va girando su cuerpo a fin de incorporarse del lecho, con un pié tantea buscando pausadamente sus zapatillas, despaciosamente logra calzarlas correctamente sin quitar la vista ni por un momento de las puertas corredizas del guardarropa empotrado.

Ha logrado ponerse por fin en pie y tarda minutos que parecen siglos en acercarse a la tan temida entrada. Con pausada lentitud desliza una de las puertas, pero no ve nada. En la penumbra y restregándose los párpados avanza al reconocer entre las sombras las cajas que contienen su tan preciada colección de zapatos, el singular chasquido parece proceder del muro ubicado en la parte posterior a éstas.

En cámara lenta va retirándolas, una a una hasta que por fin divisa a la bestia, sus ojos parecen desorbitarse, sus manos temblorosas sueltan sin remedio la caja que contenían, el monstruo ha escapado, internándose en un lugar más profundo del armario; sin remedio deja la habitación a la velocidad más rápida que sus piernas blandengues le permiten y va vociferando un grito callado y mudo que se ha quedado atrapado en la garganta.

Al fin tosiendo copiosamente logra sentarse en el sofá de su pequeña sala, una vez más o menos recuperada se recuesta sobre él y queda finalmente hecha un ovillo atrapada por el sueño al cual se ha rendido.

Lleva ya tres días sin entrar en su querido aposento, ahora para ella es territorio prohibido, pensar en lo que su guardarropa contiene le ha hecho incluso prescindir de algunas de sus cosas más preciadas, no entra ahora en sus reflexiones; en este momento se conforma con las prendas “menores” que contienen los otros armarios, donde guarda un número inimaginable de ropajes, ha llegado incluso a privarse de sus amados efectos personales guardados en el baño privado de su recámara y se asea con los que ha puesto en el servicio que corresponde a las visitas, aunque éstos sean impersonales sin atributos especiales; come lo que le sale al paso del frigorífico con movimientos autónomos. Ella sólo tiene en su mente como deshacerse del ente, como exiliarlo de su territorio, como acabar con él, pero antes y prioritariamente le preocupa vencer el miedo y la fobia que el repugnante ser le produce.

Los días se van sucediendo y no ha logrado encontrar la forma o estratagema adecuada para lograr sus propósitos, hilvanando ideas llega a la siguiente conclusión: el bicho no tiene comida ni agua, así que en algún momento deberá salir de su escondrijo.

En su mente visualiza los preparativos a realizar y casi de inmediato los lleva a cabo. Como de día el ser no produce ningún sonido audible, probablemente duerma y durante la noche se apresta a realizar sus labores de supervivencia o sobrevivencia, así que suavemente abre la puerta de su alcoba, desliza lentamente su mano hasta encontrar el interruptor, enciende la luz y deja la puerta entreabierta; aunque aún es de día ella se prepara para el encuentro.

Después de comer, se coloca frente a la delgada abertura que da paso a su recámara, su mejor silla, la más cómoda, la más resistente; sabe que la batalla será ardua y tal vez terrible, sostiene su arma con una mano, se sienta cómodamente y se dispone a esperar a que caiga la noche.

El sueño la vence, despierta empapada en sudor, ha perdido sus pertrechos de guerra, todo es tinieblas, sólo percibe la vívida luz que escapa del espacio provocado por el pequeño resquicio, busca a tientas su arma, sin quitar la vista de esa luz, para que en cuanto el monstruo aparezca acometer contra él con un duro golpe; al fin la recupera, nuevamente se sienta con renovados ánimos para enfrentarse a su enemigo. El tiempo transcurre sin que se sienta su paso, cuando está a punto de caer en un ligero sopor la alimaña asoma sus fauces por la rendija de la puerta, sus ojos vivaces la observan, la analiza, la visualiza perfectamente aunque ella esté en la oscuridad, no le teme, ha convivido con ella un tiempo corto, pero el suficiente para paladear las delicias de su cálido y dulce hogar, no cederá no abandonará su nuevo nido, pero debe alimentarse para a su vez alimentar a sus crías que ha ocultado en un pequeño boquete que ha conseguido realizar en el muro del armario empotrado en la pared.

Víctima y ocupa se encuentran frente a frente, ambas listas para la contienda, ella parece no tener más temores, el animal tampoco, las dos están en suspenso, esperando cada una que la otra ataque. De repente, la bestia se apoya en sus patas traseras y toma impulso…

Ella se aferra a su blasón lista para asestar el primer golpe, pero cuando la bestia atraviesa justamente por la rendija, ella se agacha y permite que con un brinco la sobrepase. La cola del asqueroso ser le ha pasado rozando la coronilla de su cabeza, cubierta de transpiración y superando con una fuerza que no sabe de donde procede blande su arma e intenta darle por la espalda, pero es tarde su presa ha huido alejándose calle abajo.

Rápidamente cierra todos los pestillos, cerraduras y entradas posibles, guarda su arma en el lugar que le corresponde, enciende las luces, después de una ligera selección pone una de sus preferidas piezas musicales y cantando se dirige a la cocina; prepara y saborea una cena suculenta, toma un delicioso baño, dispone nuevos ropajes de cama y las perfuma, con una copa del mejor cava se arrellana en su mullido colchón y fuma con delicada fruición un delgado cigarrillo; éste se consume y ella lo apaga en un pequeño y femenino cenicero posado sobre su mesita de noche, finalmente cae en brazos de Morfeo plácidamente.

Las horas pasan y cuando el crepúsculo está por llegar, ahí esta… de nuevo el ruido… mas tenue quizás, pero no se equivoca nuevamente el rac, rac, constante trepana su cerebro y oídos.

No puede ser… pero si la fiera a huido. ¿Será su imaginación?, No. Vertiginosamente prende la lámpara de la mesita y dando un salto se incorpora de la cama, desliza la puerta con rapidez y ahí ante sus ojos se le presenta el espectáculo más terrible la bestia le ha dejado cinco vástagos, estos que han salido de su subterfugio comen ahora sin parar un amasijo imposible de definir.

Con paso firme y veloz vuelve a tomar sus pertrechos de guerra y con alguna frugal dotación alimenticia que le permita nuevamente hacer guardia, toma asiento cual acostumbrado centinela.

La puerta de nuevo se encuentra entrecerrada y se percibe la misma luz. Ahí está ella acechando a sus presas; esta vez no escaparán, esta vez cuando intenten sortearla, no agachará su cerviz y les dejará escapar, no, no tienen salvación posible, nunca más habrá esos seres en su hogar, no en vano tiene el mejor objeto para acabar con ellas, el cual acaricia mientras llega el tiempo de acertar con esa arma el primer y mortal golpe.

Pero ella no recuerda que afuera está la madre de todos estos nuevos enemigos y que mañana ésta regresará una vez más a torturar su existencia. ¿Podrá ella con todo su arsenal combatirlos o ya están tan dentro de ella que aún no se ha percatado? Ella ahora sueña despierta y muy en el fondo piensa que tal vez no importa tanto que nuestras fobias nos sitien sino estar siempre en pie de guerra contra ellos.

Yolanda de la Colina Flores
6 de septiembre del 2009




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ME CONVERTISTE EN POETISA
























Y ahora milagrosamente, soy poetisa,
no sé si buena o mala, pero soy poetisa,
con versos sueltos tal vez sin rima pero poetisa.

Para tu aroma de hombre en la pasión, yo soy poetisa,
y busco palabras rebuscadas para decírtelas al oído mis antojos,
formando figuras y versos para que tus ojos halcón también sonrían.

Para tus mares, soy una cueva que te atrapa y soy poetisa
para tus besos que se engarzan y funden con los míos,
para esas horas de plenitud, y plenitud de horas vividas.

Soy poetisa, porque tu me volviste de esta forma,
para tu alma y corazón yo creo nuevos esquemas,
y en mi corazón hoy late un nuevo ritmo.

Rimo, versos y placeres al decirte tantas cosas,
y también la alegría de decir que te amo en formas diferentes.
Con palabras, letras, prosa y mis versos infantiles.

Con papel y tinta yo atrapo besos y suspiros
Y junto con mis suspiros en el papel yo plasmo letras,
que escriben mis deseos y la forma en que te quiero.

Soy poetisa, pero no para cualquiera,
yo soy poetisa amado mío solo por ti,
que eres mi inspiración guardada solo en tu ser.

Porque hacer versos no sólo crear la rima,
los grandes amores saben hacer versos completos
a la que sólo los amantes le ven la rima.

Para Toni de Yoli

14 de mayo del 2007

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TERRORISTA



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Como un proyectil de bala tu faz se clava en mi pecho
cómo es que un dulce recuerdo me puede así traspasar
cada línea de ese rostro, la dibujo yo en mi lecho,
estas fotos que me enviaste me dan pistas al pensar
que el negarme tu presencia te convierte en terrorista.
Como una detonación tengo guardado el recuerdo
en cada palabra tuya, todo lo que me habla de ti.
Tu voz me trae esa imagen de tus labios varoniles
y mi oído está sangrando cuando se aleja tu voz
¿es un acto terrorista o solo sueño febril? A veces una ballesta se me atraviesa en el cuerpo
cuando yo no sé de ti, cuando no sé que estás bien
Yo agonizo y hasta muero y me ahoga el desespero
con tan solo una palabra me rescatarías mi bien
¿porque esta acción terrorista, cuando sabes que te espero? Esos actos terrorista no son nada con tus juegos,
pues más que dura metralla son tus ojos entornados,
me calcinan más tus besos que una pequeña granada
tus versos son cual tortura de cruel interrogatorio
y si tus brazos me envuelven me vuelvo campo minado.

Si así me has de horrorizar, aterrorízame al colmo
pues a mi ya me ha atacado el síndrome de Estocolmo.
Hoy ya no tengo salida, ni por salir tengo prisa
sigue siendo terrorista, toma esta alma a ti sumisa
y mátame al atraparme en tus besos terroristas.

Para Toni de Yoli

31 de julio del 2007
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viernes, 20 de agosto de 2010

TE DI LA LLAVE





















Te di la llave de mi vida,
y tú que hiciste con ella,
la abandonaste ahí un día,
sin dejar ninguna huella.

Te di la llave de mi alma,
y tú sin decirme nada ,
la arrancaste de mi cuerpo,
y no me dejaste nada.

Te di la llave de mi piel
y tú con saña voraz,
la desollaste con hiel,
y con tu amargura falaz.

Te di la llave de mis sueños,
y tú te burlaste de ellos,
destruiste mis anhelos,
y te inventaste otros sueños.

Te di la llave de mis infiernos,
y al quererme lastimar,
tú mismo entraste a mirar,
y quedaste atrapado en ellos.

Yolanda
2 de febrero del 2007

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