martes, 19 de marzo de 2013

MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN Capítulo 1 (Cuento de Pascua)



Para quienes creemos,  hoy es tiempo de meditación y recogimiento, en la espera de una Pascua de renacimiento y liberación, en mis evocaciones infantiles siempre vienen a mi mente los días de espera antes de tan magnífico acontecimiento, donde teníamos la recompensa de dulces y confites propios de esta época. Faltan trece días para ella, por lo que he escrito un cuento en ese mismo número de capítulos, podéis leerlos día con día o esperar al domingo de Pascua para leer el total de ellos, espero que los disfrutéis tanto como yo lo hice al escribirlos. 




MENUDITA SALSIFÍ Y CLARITA CASCARÓN
A Cynthia la mujer con corazón de niña.

Capítulo 1

Una misiva sin respuesta.

A Menudita Salsifí le agrada verse en espejos, su grácil figura cubierta con lo más trendy de la moda siempre levanta suspiros entre sus compañeras del huerto.

Come poco, es verdad, tiene una barriguita muy pequeña y con cualquier migajita la llena, siempre muy bien ataviada y montada en altos tacones sale a pasear todos los días, llevando de la mano a su pequeño y querido sobrino Picosiño Rabanito, ha quien tiene que tomar de una ramita porque sus brazos son muy pequeñitos y no alcanzan para darle la mano a su tía, pero a él le agrada ir caminando.

Mientras pasean, recuerda a su amiga Clarita Cascarón quien vive en la granja vecina y con la que desde la navidad pasada no ha cruzado palabra. Ellas dos siempre se divierten de lo lindo probándose sombreros y zapatos mientras toman el té a la vez que miran sus reflejos en el enorme espejo de Menudita. 

¿Qué será de su amiga? ¡Cómo le gustaría de nuevo volver a verla!. Y al tiempo que avanza con pequeños pasitos, piensa en como realizar ese encuentro. De pronto una idea viene a su mente ¡muy pronto será Pascua! Y a Clarita le agrada elaborar hermosas canastitas con conejitos para regalar, ¡Sí!, la invitará a su casa, y juntas harán estas canastitas las cuales regalarán a todos los integrantes de la granja y de la huerta para celebrar la Pascua.

Una vez que entrega a su sobrino a sus padres y regresa del paseo Menudita se sienta frente a su secreter y empieza a escribir una cartita a Clarita.

Mi muy querida amiga Clarita:

En unos días celebraremos la Pascua.
Por lo que quedas cordialmente invitada
a la maravillosa elaboración de cestitas de Pascua,
en donde nos divertiremos tomando un suculento ambigú,
charlaremos sobre las últimas nuevas y nos contaremos
las más recientes noticias que han acontecido en nuestras vidas.

Te espero, no faltes.

Con cariño

Menudita Salsifí

Pd. Favor de confirmar tu asistencia.

Una vez terminada la misiva, Menudita la dobló y con un beso la selló, después de ponerle un sombrerito y una bufandita, pues afuera hacía mucho frío, la mandó por los aires en busca de su amiga.

La cartita por supuesto llegó a casa de Clarita, pero por más que tocó y tocó, nadie le abrió la puerta, así que se sentó en el dintel de la puerta a esperar, a ver si alguien salía y le permitía realizar su cometido o si Clarita llegaba y así ella podía entregarse.

Había transcurrido una semana y todas las invitadas habían confirmado su asistencia a la reunión excepto Clarita. Menudita empezó a preocuparse, ¿estaría enfadada? ¡no!, no había una razón para sacar esa conclusión, ¿ya no le interesaban ese tipo de reuniones? ¡imposible!, ¿estaría de vacaciones? ¡no!, no era la época para ello, y…. ¿si acaso estuviera enferma o algo malo le había pasado?

Menudita no resistió más seguir pensando que había pasado y mucho menos la angustiosa espera y se lanzó en pos de noticias de su querida amiga, atravesó toda la huerta hasta que salió de ella, y de inmediato se adentró en la granja, sabía que ahí corría peligro, pues hay muchos cerditos muy glotones entre otros muchos seres a los cuales ella les parecía suculenta.

Todo esto  no la hizo acobardarse, avanzó con paso firme hasta el fondo de la granja, en el conjunto de casitas de paja junto al gallinero donde vivía Clarita, llegó hasta el número 15 y ahí arrellanadita estaba la cartita, un poco despeinada, empolvada y arrugada, por el viento tan fuerte que hacía, le había costado mucho mantenerse en su lugar pero afianzándose fuertemente lo había conseguido.

Menudita comprendió que su misiva no había sido leída. Tocó y tocó y nuevamente nadie abrió. Se asomó por entre las ventanas y no pudo mirar nada, las persianas y cortinas estaban totalmente cerradas. Recogió a la pequeña carta, la acicaló y la deslizó por debajo de la puerta, luego muy quedo le dijo a través de la puerta –Quédate ahí hasta que regrese Clarita, por lo menos ahí adentro no sufrirás las inclemencias de estar a la  intemperie-. Y mandándole  un besito y deseándole mucha suerte se aprestó a regresar a su hogar.

Clarita jamás había dejado de participar en cualquier reunión a la que se le invitaba y eso que dentro de la granja tenía muchos compromisos, era muy solicitada y por ello sus amigas de la huerta estaban encantadas cuando ella venía a verlas, ya que además de departir y hablar sobre cosas triviales como la moda o el tiempo, les contaba todas las nuevas que acontecían en la granja y también todo lo que pasaba con los humanos, porque la granja estaba mucho más cerca de ellos que la huerta.

Menudita y sus amigas decidieron hacer una búsqueda organizada, la realizarían por las noches, aunque tal vez fuese más difícil encontrar a Clarita entre la penumbra, eso las mantendría más protegidas de quien quisiera zampárselas antes de que su tiempo hubiera llegado.

A la búsqueda se le unieron las luciérnagas, las cuales al tener un hermoso hábitat al fondo de la huerta, habían hecho unas migas estupendas con todos los habitantes de ella. Así se iniciaron las largas búsquedas cada noche, alumbradas por las luciérnagas, pero pasaba una noche, y otra noche, y otra y Clarita no aparecía…

El tiempo corría, Menudita y sus amigas siempre habían sido muy previsoras para cada celebración o fiesta que organizaban, se tomaban su tiempo, quizás por ello les salía a la perfección, todo el mundo quedaba contento y la fiesta era el comentario de la región hasta la siguiente reunión.

Ahora todavía había tiempo, pero si Clarita no retornaba pronto, tendrían que hacerlo todo con prisas lo cual les preocupaba, pero esto no era nada comparado con la preocupación que tenían por Clarita, la angustia de no saber si estaba bien, les tenía en vilo, además sabían que si ella no aparecía, no harían ninguna fiesta, ¡sin Clarita no, ni pensarlo!   

Yolanda de la Colina Flores
Pascua 2013 


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