Del buhito excavador,
la niña está enamorada
y lo saca a deambular
con la luna como aliada.
Crean una especie de hoguera,
donde se han de acurrucar
y alguna que otra pareja,
también se pone arrumar.
A diferencia de otros
estos búhos también son diurnos,
más nos le gusta sentir
cuando el sol está en zenit.
Esta graciosa hechicera
tiene sus mismos antojos,
sus deseos y preferencias
los adopta sin enojos.
Todos juntos por las tardes
cuando el sol se va cansando,
organizan sus banquetes,
y arriban a ellos volando.
Todos tienen patas largas
para poder bien cazar
y también para danzar
en sus veladas tan vastas.
Como que crezco y como que encojo,
¡Escorbojo! no causa enojo:
“Pues el búho canta hermoso
cuando está gordo y plumoso”.
Yolanda de la Colina Flores
5 de agosto del 2014
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