A esta graciosa creatura,
la embelesan las lechuzas
y toma grandes alturas,
reposada en sus cabezas.
Estas aves de granero,
la acompañan en sus juegos
y la llevan a pasear,
sobre la tierra y el mar.
Esta pequeña hechicera
más valiente que cualquiera,
le consigue provisiones
a las lechuzas enormes.
Por ello caza ratones
gusanos y cucarachas,
los lagartos y hasta arañas
que rondan en los panteones.
Es hechicera nocturna
como la enorme lechuza
y cuando no anda volando,
descansa en los campanarios.
Y le encantan las lechuzas
porque no tienen orejas,
pues posada en sus cabezas
contempla toda la tierra.
Como que truena, como que suena,
¡Trastabasa! diré aunque te duela:
“ Porque el búho aunque bien vuela
jamás irá a la cazuela”.
Yolanda de la Colina Flores
5 de agosto del 2014
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