Es un bichito de luz
la luciérnaga hechicera,
pues irradia
a contraluz
por donde ella se pasea.
Con su bioluminiscencia
ella muestra su presencia,
nos va encendiendo faroles
y evitando resbalones.
En un cortejo nocturno
con secuencias de destellos,
ella enamora a Selene
para que descienda al suelo.
Si se siente amenazada
su bella luz desactiva,
luego la vuelve activar
y te deja encandilada.
Y en pequeños intervalos
su luz apaga y enciende,
le pide ayuda a los astros
en clave morse que entienden.
Esta singular creatura
ama a pequeños felinos
y los saca a merodear,
por las noches los caminos.
“Luna lunera, cascabelera
mejor me bajo de la azotea,
tu rostro bello se amarillea,
y hoy es seguro que agua gotea”.
Yolanda de la Colina Flores
2 de agosto del 2014
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