Dijeron y así creyeron,
sin recato ni medida,
que no tendría concluyeron,
un amor así en la vida.
Se convencieron y ley volvieron
sus teorías sin comprobar,
por default instituyeron,
sus ideas a pie juntillas.
Me trazaron la vereda
y me pusieron en veda,
más yo pegué la carrera,
rompiendo todas sus reglas.
El anzuelo no piqué,
muy bien del sedal escapé,
cual si fuera timonel,
yo al océano me lancé.
Y aunque suene lisonjera
bien les gané la carrera,
y cual primicia postrera
yo me acomodé a tu vera.
Contra todos los pronósticos
y ante todos los agnósticos
sus deseos esperpénticos
me dieron anhelos auténticos.
Y ante esa bola de escépticos
hice proezas intrépidas,
se quedaron parapléjicos
y yo entre risas inéditas.
Yolanda de la Colina Flores
31 de marzo del 2016
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