Ya había pintado miles de alas
y dibujado algunas más,
más yo deseaba alas de hada
con cierto tono crepuscular.
Estuve danzando por varias horas
batí mis brazos sin descansar,
más las alitas cual desertoras
se iban volando a otro lugar.
Iba ataviada con zapatillas,
cual ballerina con mi tutú
y las alillas como alevillas
revolotearon hacia un cantú.
Me hice un ovillo cuando partieron
les hice un nido en mi interior,
entonces ellas a mi vinieron
y me nacieron alas de amor.
Yolanda de la Colina Flores
27 de octubre del 2016
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