Sia y Mes son dos princesas
y son y no son siamesas,
ambas nacieron en Siam,
pero pegadas no están.
Se toman tazas de té,
de jazmín o de cha yen,
y aunque les parezca extraño,
juntas juegan el mahjong.
Aunque viven en Tailandia
y el palacio les encanta,
ellas sueñan con viajar,
algún día a Disneylandia.
Como es normal que en Bagkok,
se practique el Prathet tahi,
las niñas en su cumpleaños,
en viaje se han de marchar.
Mientras tanto han de danzar,
con el cuerpo bien erguido,
cuidando la rigidez,
de las caderas al cuello.
Sus rodillas seguirán,
los movimientos del ritmo
y sus brazos y sus manos,
harán curvas en niveles.
Su baile es muy majestuoso,
pero hay algo vivaracho,
lo pícaro de las niñas,
está en el vaivén de sus ojos.
La moraleja es compleja,
pues pretende demostrar,
lo que saben las abuelas,
desde los tiempos de antaño.
Que las niñas de este mundo,
aun siendo muy princesas,
pueden mezclar protocolos,
con sus juegos infantiles.
Yolanda de la Colina Flores
18 de noviembre del 2011
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