Fabricantes de calderos,
oficio es de estas hechiceras
y los hacen con esmero
con aleaciones y hierros.
Los realizan cual marmitas,
potes grandes, o peroles,
ollas, cacharros, calderos
que contengan dos asitas.
Los hay sin patas, con patas
o para colgar sobre el fuego,
para usar al aire libre
y también para ordalías.
Hacen calderos de agua
que albergan sabiduría,
también calderos de fuego
para el renacimiento divino.
Para elaborar pociones,
ungüentos, potingues, brebajes,
filtros, menjunjes, potingues
y la mágica ambrosía.
Los calderos suelen ser
el bello espejo profético,
del presente y del pasado
y también el porvenir.
Existen seis hechiceras
que fabrican sus calderos,
de cobre, latón, estaño
oro, plata o dúctil bronce.
Y la séptima fabrica
un caldero que te ayuda,
pues él solito revuelve
todo lo que en él tú viertes.
Desde aquí a la batahola,
entre aleación de metales,
en fragua, forja y taller
hasta el amanecer.
Un metal que hay que fundir,
un diseño a refulgir,
un caldero o un perol
¡y a batir, sin discusión!
¡Chup, chup, no estamos jugando!
dicen las que hacen calderos:
“Que a aquel que no quiera caldo,
tres tazas y una rebosando”.
Yolanda de la Colina Flores
10 de agosto del 2014
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