martes, 29 de octubre de 2013

LA REINA DE LOS OCÉANOS Capítulo 2 (Cuento dedicado a mi madre)




Capítulo 2
Através del ojo de un pez

Al igual que su madre Ondine también era una excelente narradora de cuentos y cada vez que lo hacía acudían a su entorno algunos peces dorados que habían resultados agraciados con una invitación especial, a veces les narraba historias que en el momento se le ocurrían, otras veces les leía un cuento que había escrito, en otras ocasiones organizaba juegos de adivinanzas y acertijos y después les invitaba una deliciosa merienda en una terraza que daba a su habitación.

Una tarde invitó a esta reunión a una serie de pececillos y había decidido leerles un cuento que acababa de terminar esa mañana, también había hecho las ilustraciones del mismo y pensaba enseñárselas a sus amigos a la vez que les leía, pero ese día las burbujas del océano no dejaban de jugar con ella, le hacían cosquillas por doquier y se interponían entre su mirada y las letras escritas sobre el papel. Por más que lo intentaba no conseguía pasar de la primera página y no acertaba que hacer para continuar leyendo.

Pensó en narrarlo de memoria, pero para mostrar las ilustraciones del cuento en el momento justo, debía seguir la narración dentro del libro, de pronto Ángel se ausentó por un momento y la nena sintió si es posible más angustia, pero este regresó rápidamente llevando consigo un pez dorado con un ojo enorme, lo puso frente a su cara y entonces se percató que éste le servía como una maravillosa lupa, ya no veía burbujas por doquier y ahora podía contar su historia con toda libertad.

Aunque Ondine era feliz con su vida diaria, no dejaba de pensar en su hogar y sus seres queridos y entonces se fabricó un muñeco de tela de cada uno de ellos, cuando los hubo terminado los guardó en una pequeña bolsita, eran tan diminutos que todos cabían en la palma de su mano, así que la bolsita la llevaba cerca de su corazón por la parte interior de sus ropajes, de esta forma sabía que estaban cerca de ella en pensamiento y en forma virtual a través de los muñequitos y nadie, sólo ella, podía admirarlos y visualizarlos cuando a ella se le antojara.

Como tenía mucho tiempo disponible, después de hacer sus deberes se fabricaba su propia ropa y calzado con los mismos materiales con que elaboraba sus muñecas, pero su principal preocupación era salir de ahí y por lo tanto deseaba fabricarse algún implemento que le permitiera desplazarse más rápidamente por las profundas aguas del océano. Debido a sus estudios y su afición desmesurada por la lectura, tenía muchos cocimientos de diversos ámbitos tecnológicos, probó y probó cientos de artefactos y no lograba su propósito, Ángel la observaba sonriendo con ternura y la motivaba a no cejar en su empeño. Hasta que un día Ondine lo consiguió, ¡había encontrado el objeto perfecto para viajar con rapidez por el ancho mar!

Yolanda de la Colina Flores
Otoño del 2013

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