miércoles, 30 de octubre de 2013

LA REINA DE LOS OCÉANOS Capítulo 3 (Cuento dedicado a mi madre)




Capítulo 3
Soñando entre peces

Ondine se quedó desfallecida en su mesa de trabajo, y empezó a soñar que surcaba los océanos sobre un gran pez dorado, tenía un cierto parecido con Ángel, pero era mucho más grande y majestuoso, despedía una luz especial y brillaba de tal forma que parecía emanar luz de su interior, nadaba como si fuera en cámara lenta de tal forma que Ondine no percibía las corrientes marinas, se desplazaba con gran suavidad y ella sobre su lomo contemplaba todo a su alrededor. Se sentía, si eso era posible, aún más segura que cuando Ángel le resguardaba, a su lado revoloteaban un séquito de peces dorados y también junto a ella su pez guardián le acompañaba.

Recorrieron bellos parajes y lugares inusitados, parecía que ya los había visto antes, pero ahora les observaba desde una perspectiva diferente y por ello resultaban aún más hermosos que como ella los recordaba. En su viaje llevaba consigo una de sus muñecas, cada día paseaba con una diferente, se había fabricado tantas, que se podía dar el lujo de hacerlo. De pronto en un claro del mar iluminado por los rayos solares vio una especie de proyección, como si estuviera viendo una película y el agua del fondo del mar sirviera de pantalla. Ahí estaba reflejada su familia y todo lo que ella amaba y recordaba, antes lo había dado todo por sentado y aunque lo apreciaba, quizás no le había dado su justo valor, ahora sentía nostalgia no tanto por todo lo que ahí poseía, sus sentimientos de tristeza estaban enfocados a los momentos compartidos con sus seres queridos.

Añoraba los consejos de sus padres y recordaba nítidamente cada instante que había vivido con todos sus hermanos y aunque se sentía feliz y protegida en el lugar y con quien se encontraba, no pudo dejar de sentir pesar y unas lágrimas rozaron sus mejillas, las  limpió con el dorso de sus manos y de pronto sintió que un profundo sopor la invadía, por lo que se recostó sobre el lomo del fabuloso pez hasta que se quedó profundamente dormida.


Cuando despertó estaba nuevamente sobre su mesa de trabajo, no se había movido de ahí ni un ápice, todo había sido un maravilloso sueño, pero las imágenes que éste le había proporcionada le motivaban a no cejar en su empeño. Con ahínco y paciencia empezó a elaborar unos zapatitos muy especiales con una singular forma de pez, ambos poseían unos tacones que tenían un sistema de propulsión a chorro, estaban rellenos de aire a presión y al dejarlo salir por la tapita inferior de los tacones mediante un minúsculo ventilador ésta se convertía en una válvula inferior que hacía que se desplazase con más velocidad, estaba fascinada y pensó con alegría en probarlos al día siguiente.   

Yolanda de la Colina Flores
Otoño del 2013 

Safe Creative #1309075728215

No hay comentarios: