Aunque parezca un error
su nombre es grito apagado,
un murmullo silencioso
con el que suele rugir.
Y aunque no sea muy sonoro
es candente y poderoso,
pues puede carbonizar
a quien lo ponga a rabiar.
Esto es algo complicado
pues es paciente y bondadoso,
sumamente silencioso
y es la sapiencia su herencia.
Es un sabio entre su clase
con grandes conocimientos,
que le dan con energía,
draconiana apología.
Te hipnotiza con sus ojos
y te dejan suave trance,
mientras cuida cual tesoros
a sus perlíferos huevos.
Su acompañante hechicera
más parece su gemela,
pues posee un par de alas
similares a la fiera.
Se van juntos a volar
entre cielos y entre vientos,
después van a descansar
en una rama de abeto.
Él es de sueño ligero
ella tierna dormilona,
el le vigila su sueño
mientras duerme su hechicera.
Desde aquí hasta baraúnda,
arriba de nubarrones,
sobrevolando volcanes,
sorteando los vendavales.
Minutos para arribar
toda la noche a vagar,
minutos para tornar
¡cabalgo en dragón y upa!
Ya lo dice el viento efesio,
muy orondo y sin complejos:
“Nubes bajas al rastreo,
buen tiempo es para el deseo”.
Yolanda de la Colina Flores
10 de agosto del 2014
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