En nuestra sinfonía inacabada,
yo me voy entremezclando entre las notas,
y el ébano y marfil suenan al ritmo,
que marcan de tu mano las caricias.
Me deslizo entre acordes y armonías,
en nuestra partitura de la vida,
realizando giros entre claves y bemoles,
que tu vas pautando con tus dedos.
Me acuno entre silencios y corcheas,
meciéndome también en calderones
y entre cada fusa que entrelazas,
en esta sinfonía que construyes.
Tu indicas las notas en las teclas
y éstas huyen y escapan en tropel,
se posan luego creando melodías,
en el papel pautado de mi piel.
Yolanda de la Colina Flores
28 de septiembre del 2011
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