No me agradan las palabras rebuscadas,
ni el vano intento de inventar otro lenguaje,
buscando inútilmente impresionar,
con un alud de frases rimbombantes.
No interesa dar lectura a un mamotreto,
con una enciclopedia en el regazo,
cuando el que escribe miente al habla
y casi en monosílabos se expresa.
No me tocan el alma los escritos,
que pretenden que otros suenen ñoños,
por no tener un léxico estudiado
y tomos en la mente de sinónimos.
No conmueven escritos vergonzosos,
donde vuelven bizarro el erotismo,
y las facetas que las caras del amor expresa,
se mancillan en forman exacerbada.
Me recreo en las frases más sencillas,
las que nacen del alma y los anhelos,
las que dictan con sangre los amantes,
las que te hacen un nudo en la garganta.
Yolanda de la Colina Flores
21 de septiembre del 2011
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