El crepúsculo se adentra,
y poco a poco aparecen,
los vampiros disidentes,
afilándose los dientes.
Y son disidentes dicen,
porque disiden de todo,
lo que parezca injusticia,
o fútil palabrería.
Y se adentran y escudriñan,
en lenguas que no están muertas,
y nos recetan al día,
gramática encapsulada.
Se conocen los blasones,
y entretejes de la heráldica,
y entre un mundo de apellidos,
se van limando los dientes.
Reseñan largas hazañas,
brincando a un paso el océano,
con crónicas en imágenes,
y reportes legendarios.
Y entre periplo y periplo,
muestran versos y poemas,
como el príncipe encantado,
que toma de un cuello un bocado.
Entre Shatya Sai y Sufies,
hay temas de reflexión,
y tu puedes meditar,
las cosas del universo.
Tertulias alternativas,
temas de fútbol o toros,
y los chistes ingeniosos,
les afilan los colmillos.
En un mundo de brujitas,
donde un enjambre son ellas,
los caballeros vampiros,
son oasis necesarios.
Por ello se les estima,
y sus damas les adoran,
y los esperan al alba
aunque les claven los dientes.
Yolanda de la Colina Flores
3 de octubre del 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario