Desde tu inmenso mar llegaste a mi,
navegando en un velero acorazado
cubierto de poemas y ansias locas,
cubierto de poemas y ansias locas,
encallando en las playas
de mi cuerpo que te encuentra.
Y vienes clavando
un ancla a mi alma,
a mi vida y a mi sino,
transformando tu barca en nido
y hogar compartido.
Y está arena mía,
que tiene extremidades y curvas sinuosas,
te reconoce al instante,
porque desde ultramar
la conquistaste.
Qué momentos
más sublimes
le hemos robado y transformado
a la distancia, al amor,
la ilusión, la pasión y el deseo.
Los mares para nosotros
ya no son invencibles
y sus mareas,
tempestades, truenos, y oleadas
hoy danzan con nosotros.
Por que desde aquí
yo bailo para ti
entre brumas y velos
y tu cuerpo y mi cuerpo se encuentran
en la danza de los siete velos.
Porque hemos encontrado recipientes
mas finos, y cálidos
que las simples copas de baccarat, oro o cristal cortado,
para beber al mismo tiempo
el cava, el vino y nuestros besos.
Porque aunque lejos,
hay líneas y cordones de plata
que nos unen
y hemos encontrado juntos
todo lo que nuestras almas añoraron
Pasión que habla
de toda las épocas perdidas,
ahora encontradas
en nuestras pieles
y cosas secretas compartidas.
Y aunque haya que atravesar un océano para reunirnos,
y parezcan virtuales, hechizos
o arte de magia intangible en nuestros encuentros;
somos de verdad, de carne y hueso
y todo lo que ello significa.
Y así, lejanos y cercanos a la vez,
yo soy tu musa y tu mi inspiración
y te encanto y te llevo a participar en danzas arabescas
donde a través de un velo percibes mi aliento que te besa,
te seduce y te aniquila.
Porque somos dos
y uno al unísono.
En complicidad,
ayer, ahora, mañana
y eternamente.
Yolanda de la Colina Flores
29 de marzo del 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario