Hay dos pequeños amigos Esperanza y Emmanuel, desde aún mas chiquitines comparten un sinfín de aventuras, ahora aunque ambos solo tienen nueve añitos comparten aficiones bastante peculiares, empezaron por agenciarse un acervo de música culta que va desde las clásicas piezas de Mozart, Beethoven, Bach, Mendelssohn y Tchaikovsky entre muchos otros hasta las óperas mas renombradas de Puccini, Verdi, Rossini, Donozetti o Wagner por citar algunas. Y pasan largos ratos escuchándolas y aprendiendo sus notas en papeles pautados.
Después como buenos cinéfilos han optado por crear una videoteca de infinidad de películas empezando por las clásicas en el magnifico blanco y negro de Charlotte Chaplin, Buster Keaton o Harold Lloyd, hasta las magnificentes producciones de cinemascope y technicolor en dvd o blue ray y tienen entre éstas un acervo importante de ciencia ficción.
También gracias a sus padres poseen una vasta biblioteca de donde toman sus tomos más preciados en los que por supuesto existen las de aventuras de caballeros y princesas, elfos, hadas y duendes, incluso han aprendido el lenguaje élfico con el cual se comunican por escrito u oralmente, para que los adultos no descubran sus secretos infantiles.
Son felices y se divierten a rabiar, pero últimamente una pena les aqueja, hay una pequeña que comparte sus con ellos sus actividades y en ocasiones les acompaña a disfrutarlas, a pesar de que ella tiene muchas otras aficiones que a veces no le permiten estar todo el tiempo con ellos, es la hermana de Emmanuel, muy pequeñita y menudita a la cual todos llaman de cariño Doloritas, ésta haciendo honor a su nombre carece de buena salud y estos últimos días se encuentra postrada en cama.
Los médicos no aciertan a explicar con los medios que les da la ciencia médica que es lo que la aqueja, pero Doloritas está ahí reposando en su cama con un dolor de barriga constante que a veces es tenue pero otras veces provoca que por su rostro resbale una que otra lágrima.
Los dos la aman tanto que han empezado a buscar en su propia biblioteca y en las públicas todos los mamotretos que sienten les puede acercar a entender el mal que la postra e incluso han hecho infinidad de consultas en la web para ver si esto les arroja alguna luz.
Ahora Esperanza ha encontrado un grupo donde se realizan las preguntas más sorprendentes y muchas de ellas han sido contestadas, así que se aventura a cuestionar acerca de los síntomas que muestra Doloritas.
Inesperadamente después de unos días, su misiva recibe respuesta. Es un pequeño niño español, quien refiere que su mejor amiga, también mexicana, tenía un mal muy similar y que existe una forma de extirparlo para siempre.
El mal solo es producido en las niñas que quieren escribir, principalmente poemas, pero sus otras actividades no se lo permiten así que poco a poco se van comiendo las letras que debían plasmar en escritos, éstas van formando una maraña de palabras en la barriga y no puede salir por son inteligibles e ilegibles. Para formar las palabras correctas y sacarlas de la barriga es necesario que dentro de ésta se introduzca un pequeño duendecillo, pero este tipo de criaturas solo habitan en la región de Catalunya.
Todo esto ya parecía difícil de concebir, pero el niño ha agregado que dichos duendes son muy difíciles de encontrar y atrapar y que sólo existen en el mundo dos niños con la capacidad de atraparlos, ambos viven en Port Lligat llamados Antoni, Josep y María del Pilå, quienes son algunos de los niños que han heredado la magia de los druidas que hace muchísimo tiempo se asentó en aquel lugar.
Una vez obtenidos los datos de quienes pueden salvar a Doloritas, Emmanuel y Esperanza convocan a los hermanos restantes de él y les comentan la situación, para ellos no representa ningún problema llegar hasta aquel lugar, pues cuentan con Eugenio, quien haciendo honor a su nombre ha desarrollado múltiples artefactos y entre ellos por supuesto, y muy oportunamente para nuestra historia, existe un tele transportador.
Los chicos entonces se transportan hasta Port Lligat y aunque quieren visitar todo lo maravilloso que ahí se encuentra, no se desvían de su objetivo, así que se dirigen directo a la casa de los buscadores de duendes, una casita hermosa casi a pie de playa realizada en maderas, con una elegancia y belleza inusitada, en segundos se encuentran ya tocando el dintel de la hermosa puerta color azul de mar, donde ya les esperan.
Tras ella un chico amablemente les recibe con una amplia y cálida sonrisa, -Hola, soy Toni, y estos mis hermanos el Pep y la Mari Pili, salgamos a pasear por la playa para que los mayores no nos escuchen-.
Libres de cualquier presencia adulta y sin las restricciones que pueden crear las conversaciones telefónicas, los pequeños cuentan ahora a sus interlocutores con lujo de detalles el mal que aqueja a la pequeña Doloritas.
Los tres hermanos se miran a los ojos y asintiendo con la cabeza y ofreciéndoles la mano el mayor les dice –Sí, podemos ayudarles, pero para ello será necesario que hagamos varias cosas. Primero ahora que es tardor, perdón otoño, tenemos que buscar en el bosque más cercano un árbol con todas las hojas completamente bermejas, que además haya creado a sus pies una alfombra con sus propias hojas ya caídas, después tendrán que traer la cama de la Dolors, porque es ahí donde ella al soñar hilvana todas las historias, cuentos y poemas que quiere escribir, las cuales al transformarse en signos y letras si no se plasman de algún modo, en cada suspiro que ella realice se las irá tragando poco a poco hasta que se le llene la barriga, no sabemos cuanto tiempo le queda para que ésta se llene por completo, pero si ya la aquejan dolores el fin está cerca ¿de acuerdo?-
-¿ El fin? - dijeron a un tiempo Esperanza y Emmanuel
- Si, las letras al no tener más espacio donde guardarse empiezan a regresar a la mente pero en total desorden creando entonces una especie de locura en quien las genera, caen en un estado febril e irremediablemente van a dar a la zona oscura de las letras, entonces empiezan a escribir cosas que merman y van poco apoco extinguiendo la imaginación y la magia de los niños, las letras oscuras devoran a las letras que ilustran las historias de la fantasía. Si esto pasa, tu hermana Emmanuel no podrá regresar de ese mundo oscuro y desgarrador.- Explicó con una cara y una mirada que expresaba sin decirlo todo su temor.
-Ahora- continuó diciendo – hay otro problema y desgraciadamente no tenemos mucho tiempo para ello, hay que atrapar un duende coleccionador y no es tarea fácil encontrarlos, así que mientras las niñas van con el Pep a buscar el lugar donde poner a tu hermana, tú Emmanuel me acompañaras a buscarlo ya que voy a necesitar de tu ayuda para lograrlo.
El Pep organizó a las pequeñas en su búsqueda pues le gustaba mandar y pocas veces lo hacía porque en esas aventuras su hermano mayor era el que siempre llevaba la batuta, aunque lo más correcto no era decir precisamente ese implemento.
Emmanuel y Antoni regresaron a la casa de éste a recoger algunos pertrechos y se subieron a un pequeño velero en el cual atravesaron hacia el otro lado de la playa, al llegar a la orilla, fueron subiendo veredas y montículos hasta que Emmanuel se percató de que poco a poco se iban adentrando en un denso bosque, de repente Toni se paró en seco y dijo en voz baja –aquí me parece el lugar adecuado, ahora tendremos que hacer una pequeña hoguera, simular que nos estamos divirtiendo de lo lindo, aunque no sé que haremos para cantar porque he traído una guitarra para ambientar nuestra reunión y yo solo me sé algunos círculos-, Emmanuel hinchó el pecho y orgullosamente aclaró –no te preocupes yo sé tocarla muy bien, sólo dime que quieres que cantemos, espero que conozcamos las mismas melodías-.
- Humm…, déjame pensar- le respondió Toni y echando a volar su mente le dijo rápidamente, - pues alguna cosa de tu país, aquí muchas canciones populares de allá se han hecho famosas, a ver toca una, la que te parezca más conocida, quiera Dios y me la sepa-.
Con trémula entonada voz Emmanuel empezó a cantar – de la Sierra Morena cielito lindo vienen bajando…- Toni con una sonora carcajada dijo – ¡perfecto!, …un par de ojitos negros, cielito lindo de contrabando- y ya estaba acompañándole al cante, y sonriendo y cantando ya a viva voz continuaron -Ay, ay, ay, canta y no llores….
Siguieron así por un largo rato y a su mente vinieron muchísimas más melodías y parecía que realmente eran dos chicuelos disfrutando a la luz de una hoguera aquellas viejas canciones. De repente Toni le señaló a Emmanuel hacia unos pequeños arbustos que al parecer se movían y le instó a que siguiera cantando sin dejar de observar el singular movimiento, cuando menos lo esperaba, Toni sacó una especie de batuta plateada y dirigiéndola hacia los arbustos, habló con voz sonora como si de un canto se tratase – Man nalye? 1. entonces los arbustos se entreabrieron y mostraron la figura de un pequeño duendecillo bailando al son de la guitarra, cuando éste quedó al descubierto, Toni volvió a agitar su batuta y con voz aún más fuerte dijo – Man naa esselya? 2 , el pequeño ser quedó como petrificado, el lenguaje completamente comprensible para él le ordenaba presentarse, pero este no podía articular palabra, aunque sus ojos no paraban de moverse y se veía asustado. Emmanuel podría jurar que cuando Toni agitó la batuta había escuchado junto a su singular canto algunas violas y violines,
-No temas- le reconvino Toni, -necesitamos que nos acompañes a un lugar, tenemos un gran tesoro para ti-, y moviendo nuevamente su batuta inquirió – Quetuvame! 3 - el pequeño ser ahora podía hablar y refunfuñar improperios, pero no se podía mover. Estuvo mascullando un largo rato una serie de incoherencias, hasta que por fin con voz furiosa farfulló – ¡No, no, no, y mil veces no, la última vez que me dijeron eso, me engañaron, me prometieron un grandioso botín y solo obtuve letras de plata, no es que no me gusten, pero me pone furioso que me engañen! –
-En este caso no es- así le dijo Toni, - y para ello te daremos una pequeña muestra, ¿verdad Emmanuel? , ¡vamos recítale a éste unos cuantos versos que haya escrito tu hermana!, y tú, ¡ ya verás que son oro puro!
Emmanuel que había permanecido tocando la guitarra como si estuviera musicalizando una escena cinematográfica, y tratando de recordar los acordes que surgían de la singular batuta de Toni, aclaró sus ideas, no es que en su vida no se hubiese encontrado con seres fantásticos, que son tema de otra historia, pero este le hacía mucha gracia, le maravilla su particular forma de vestir, todo en oro y colores bermejos y aunque estuviese furioso, Emmanuel atisbaba en esos pequeños ojos una gran bondad; así que después de unos segundos, esbozó una dulce sonrisa y empezó a cantar.
-Entre las rosas y lirios,
anidan hadas divinas
y los elfos entre zarzas,
con las uvas hacen miel.
Entre abetos y coníferas,
dormitan gnomos y trolls
y en Rovellons o Boletus,
los duendes suelen danzar.
Les melodías les encantan,
y no pueden resistir,
los acordes que provocan,
los niños al sonreír.
Esos sonidos divinos,
no son fácil de encontrar,
pues están bien resguardados,
por los que saben amar.
Es la risa de los niños,
la más hermosa canción,
que las madres atesoran,
dentro de su corazón.
Cuando la melodía terminó el duende sonrió complacido y Emmanuel casi podría asegurar que lo veía conmovido, mirando al pequeño ser se quedó expectante esperando su respuesta.
- No está mal, dijo el pequeño duende, haz sabido elegir la melodía ¡listo, muy listo!, pero, haz actuado con ventaja, humm, por ello os pediré un extra, cuando haya terminado mi labor, quiero que la niña me cante al oído la canción, ¿vale? – Emmanuel y Toni asintieron a un tiempo complacidos.
- Ahora soltadme, o no os ayudaré tan rápido como ustedes necesitan, eres rápido nen, sabes usar bien esa batuta, y ¡es plateada! , no cualquiera tiene una de esas, ¿la fabricaste de cabellos de crin de pegaso?- Preguntó el gnomo.
– No, es de cabellos de unicornio y no la hice yo, ojalá tuviera esas aptitudes, Man naa esselya? – le reconvino a su vez Toni, mostrándole nuevamente la batuta. El duende dijo – Se necesita una batuta de oro para que te revele mi nombre, pero llámame Bernard, ¡mi nombre ahora no es importante, así que desatadme!
Toni hizo ahora un recio movimiento con la muñeca y dijo con voz potente – Maara tulda! 4 - y el duende pudo al fin moverse y sacudiendo su cuerpecillo dijo, - ¡Gracias! acompañadme ahora a por mi balde de oro-, Emmanuel volteó a ver a Toni con cara de expectación mientras pensaba para que diablos querría aquel pequeño ser un balde, Toni le calmó diciéndole –no te preocupes el sabe lo que hace, ya lo verás- Emmanuel se limitó a subir los hombros y seguirles.
Se adentraron aún más en el bosque sorteando arbustos y ramajes que parecían abrirse a su paso y cerrarse una vez se iban adentrando, hasta llegar a un lugar que parecía asemejarse a una pequeña ciudad de diversos tipos de setas, Bernard se metió dentro de una de ellas que parecía un espléndido boletus y al poco tiempo reapareció con un brillante y refulgente baldecillo.
Emprendieron el viaje de regreso hasta llegar de nuevo a la casa de los niños catalanes, a donde se pusieron a esperar el regreso de los otros chiquillos, para la espera Antoni había entrado a su hogar y había salido de ella trayendo consigo una charola con seis tazas de chocolate con nata y pastisets para acompañar la bebida.
Mientras ellos habían pasado por toda esta serie de actividades el Pep ya había organizado a las niñas, la Mari Pili, llevaría una pequeña lamparita para ir alumbrando el camino, Esperanza una senyera para marcar el lugar una vez hubiese sido encontrado y Pep a su querida mascota la cual se quedaría resguardando el lugar elegido.
Atravesaron muchos parajes y las niñas ya casi desfallecían de cansancio, cuando al fin el Pep divisó un árbol con las características que precisaban, las niñas sacaron las fuerzas que les proporcionaban ahora las endorfinas de haber cumplido la misión y saltaron de alegría, la Mari Pili exclamó –¡josú, pense que nunca llegaríamos, jolines!-, Esperanza colocó contenta, la pequeña senyera y en petufet un poco enfurruñado se quedó a cuidar valientemente el lugar.
Durante todo el trayecto Esperanza se preguntaba porque sí los dos hermanos tenían esos nombres tan catalanes, la hermanita tenía uno tan castizo, eso aunado a que la chica nunca hablaba catalán sino solo castellano con un acento marcadamente andaluz, además los chicuelos eran extremadamente serios y formales y ella era un cascabel a la que todo le parecía gracioso.
Al llegar al hogar, se encontraron esperándoles, como ya sabemos, a los dos niños con el pequeño duende, las niñas les saludaron y aceptaron de buen grado el chocolate y pastisets que también les estaban esperando, éstas preguntaron al unísono –¿hace mucho tiempo que estáis esperando?-
- No- contestó Toni, - ya veis que el chocolate todavía está caliente, ahora lo que hay que hacer de inmediato es irnos al lugar y traer a la Dolors de la misma forma que ustedes han arribado, supongo que las coordenadas ya las habrá memorizado Esperanza, solo nos resta esperar que ningún animal haya querido pasar ahí la noche y haya devorado al pequeño en petufet.- El Pep hizo una mueca que demostraba que no le había agradado mucho el comentario de su hermano, este sonrió y despeinándolo con una mano lo tranquilizó, - vamos Pep, sólo era una broma.
Esperanza y Emmanuel desaparecieron y llegaron a la habitación de Doloritas, la cual parecía dormir, aunque no plácidamente, su rostro y el tono de su piel demostraban que no la estaba pasado nada bien. Emmanuel cambió las coordenadas de la teletransportación incluyendo la cama de su hermana, Esperanza le pidió que también llevaran el buró de Doloritas, para que cuando se despertara observara junto a ella el retrato de sus padres que siempre tenía sobre el pequeño mueble.
Ya estaban a punto de partir cuando Emmanuel dijo – Espera, olvidaba la guitarra de papá, está mejor afinada, ya te explicaré, agregó al ver la cara estupefacta de la niña. Ella le reconvino entonces –esta será una ocasión muy especial para todos así que vistámonos más apropiadamente, yo me encargo de Doloritas-, una vez efectuado esto desaparecieron, reapareciendo de nuevo en el claro bermejo del bosque.
Los otros niños que ya les esperaban ahí parecían haberse puesto de acuerdo con ellos y también iban muy bien vestidos para la ocasión y por lo visto el petufet había sabido resguardar muy bien el lugar.
Todos rodearon la cama donde reposaba la pequeña enferma, el duende se posó a su lado y le tomó la mano y poco a poco fue menguando de tamaño, cuando tuvo un tamaño prudente se subió sobre la mano de la niña y subiendo por su brazo, cada paso que avanzaba él y su balde se iban empequeñeciendo más y más, subió por su mejillas y cuando llegó a la comisura de su boca, gritó con todas sus fuerzas – ¡Tapadle la nariz para que abra la bocaaaaaa!, los niños escuchaban su voz como un pequeño murmullo, aunque el pequeñajo, parecía estar desgañitándose, Emmanuel tapó por un instante la nariz de su hermana y el duende entró por ella, sólo lo vieron sumergirse caminando por su lengua, la niña de nuevo cerró la boca y el duende desapareció por un largo rato.
Todos permanecían callados, solo alcanzaban a percibir que algo estaba sucediendo, porque a la niña le iba cambiando el semblante, Emmanuel tocaba muy piano la guitarra a fin de calmar los nervios, el Antoni caminaba de un lado a otro, girando su peculiar varita entre ambas manos, el Pep acariciaba su querida mascota y las pequeñas danzaban silenciosamente al ritmo de los acordes de la música que salía de la dulce guitarra.
De repente, Esperanza le dijo susurrando, -esperad parece que escucho algo- cesaron sus actividades y entonces percibieron de nuevo la vocecilla -¡Tapadle la nariz para que abra la bocaaaaaa!-, pero esto no fue necesario la niña emitió un suspiro y el pequeño duende salió disparado hasta la orilla de la cama, el Antoni lo agarró y lo depositó sobre un pequeño tronco, a medida que este iba creciendo ha su tamaño natural. Entonces los niños vieron que su balde estaba repleto de letras de oro adornadas con algunas piedrecillas preciosas. Ahí estaba ante sus ojos, el ansiado botín del pequeño ser.
Bernard les dijo entonces –Tardará unos minutitos en despertar, ahora está reordenando de nuevo su imaginación, ahora les recomiendo que una vez que vuelvan a su hogar hagan que la nena escriba lo más que pueda, para que nunca le vuelva a aquejar este mal-.
La nena en efecto despertó al cabo de un rato con una enorme sonrisa, tomó del buró la foto de sus padres y le estampó un sonoro beso, posteriormente todos fueron a abrazarla y besarla, el Antoni le calzó las pequeñas zapatillas, ella tomó su mano y le dijo a su hermano, -Toca Emmanuel, que ahora sé lo que debo hacer- y cerrando un ojo a su hermano se limitó a ir pausadamente acercándose al duende, hasta que con su tierna vos infantil, empezó a cantarle al oído -Entre las rosas y lirios…-.
Después de mandar la cama, el buró y todo lo que éstos contenían de nuevo a su lugar de origen, se alejaron de ahí cantando y danzando, tenían que llegar a degustar la deliciosa cena que su madre andaluza y su recio padre catalán, de seguro ya les tenían dispuesta.
Nadie se percató que en algunas ramas del árbol colgaban algunas letras, que se habían escapado del balde del duende para contar su propia historia.
1 ¿Quién eres?
2 ¿Cómo te llamas?
3 ¡Hablemos!
4 ¡Salve!
(Lenguaje élfico)
Yolanda de la Colina Flores
17 de octubre del 2011
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