Tu me diste alas
y me enseñaste a volar,
y en un tierno y suave vuelo,
me hiciste tocar el cielo.
Se había escapado mi fe,
y la tornaste hasta mi,
y hoy voy remontando vuelos
en este mundo sin fin.
Y sé que con este alero.
no hay vértigo o precipicio,
y no existe ni una estrella
que se escape a mis revuelos
Tu estás junto a mi y ahora
estoy erguida y en pié,
hoy siento tu amor de apoyo
y con ello tengo todo.
Y no sé como pagarte,
por cada día que me das,
tal vez ni yo misma entienda,
esta tu forma de amar.
Pero mi agradecimiento
es eterno y verdadero,
y sé que soy bendecida,
al ser amada por ti.
Y estas alas me elevan
y me vuelven a posar
de un vuelo me voy al cielo
siguiendo siempre tu andar.
Y en los días cotidianos,
el suelo debo pisar.
Pero no me olvido nunca,
que tú me enseñaste a volar.
Yolanda de la Colina Flores
12 de mayo del 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario