Como una dulce cigüeña,
va apareciendo esta nena,
pues engalana a las madres,
con regalitos y flores.
Aunque cada día del año,
ella las tiene presentes,
esta pequeña inocente,
organiza fiesta en mayo.
Pues le parece que el mes,
con sus brotes y colores,
es adhoc para las
madres,
que despliegan sus amores.
Y lleva siempre una flor,
para cada una de ellas
y les canta con candor,
a sus criaturitas bellas.
Ella porta esos retoños,
en pequeña canastita,
las mamis toman siestita
y descansan entre sueños.
Va meciendo a los bebés,
mientras sus madres dormitan,
y los acuna en vaivén,
en cascarón cual cunitas.
Les susurra a los oídos,
las nanas más melodiosas,
y los cuida de los ruidos,
entre flores primorosas.
Cuando despiertan sus madres,
ella se torna en cigüeña
y va entregando a los nenes,
entre risas y entre fiestas.
¿Y cómo esta princesita
puede portar en su cesta,
a tan bellas ternuritas,
sin que se pierdan la siesta?
Porque ella cuida a los nenes,
que son hijos de las ninfas,
de las hadas y las elfas,
que se esconden en los bosques.
Esos seres tan sublimes,
que aparecen en los libros,
nuestras madres transformadas,
en las hadas de los cuentos.
Yolanda de la Colina Flores
1
de mayo del 2012
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