martes, 21 de septiembre de 2010

LA HISTORIA DE LUCINDA Y GREÑITAS


















CAPITULO I “El encuentro”

Hace algún tiempecillo ya, vivía un hermoso niño en una casa ubicada en un lugar angelical, decimos que era angelical, no solamente porque estaba enclavada en un país que parecía un paraíso, sino porque además los seres que en ella habitaban eran unos verdaderos ángeles.

Este pequeñín, casi siempre era un angelito, sobre todo, cuando ninguna travesura atravesaba por su mente. Tenía toda la apariencia de un pequeño Lord, su caminar era firme y sus modales indicaban siempre caballerosidad y respeto hacia los demás, atendía en todo su que hacer infantil estrictas normas de educación y comportamiento.

Le encantaban varias cosas, pero una de las que más disfrutaba era tumbarse sobre el césped del maravilloso jardín de su casa, donde habitaban una infinidad de seres de la flora y fauna afines a dicho entorno.

Se encontraba sumido en un pequeño affaire con una Catarina que había acertado atrapar sobre la superficie de un majestuoso hongo, absorto en el estudio de sus pequeñas alas moteadas, no se percató de que a su edén particular había entrado un pequeño intruso.

Este personaje era un pequeño conejo con un aspecto singular. Debido a que adoraba a su dueña, una diminuta niñita , un día, convencido de que podía entrar y disfrutar del baño en tina, al igual que ella, no vaciló en lanzarse al agua de burbujas con las que Loli jugueteaba.

Además del desagradable sabor que en su boca dejó tan imprudente acción, le provocó una serie de escalofríos y estornudos que lo hicieron precipitarse fuera de la tina más rápidamente que el guiño de un ojo.

Como no hubo manera de enjuagarle la solución jabonosa de burbujas, ya que no deseaba repetir la experiencia del agua en la tina, ésta se secó sobre su pelaje, dándole una apariencia de conejo “punk”. Al mirarse al espejo el cambio de look le fascinó y le pidió a Loli cambiase su nombre actual de “pelusa” a otro más adhoc a su nueva apariencia que el mismo escogió, dicho nombre era “Greñitas”.

Toni, a cuyo nombre responde nuestro pequeño protagonista, después de haber analizado a su entera satisfacción a la catarinita y de con un pequeño soplo la remontara otra vez en vuelo, escuchó el ruidito peculiar que hacemos al caminar entre el césped. Primero pensó que era su adorada mascota Lucinda, pero al verla a lo lejos posada sobre el césped en un ronroneo delicioso, que sólo lo proporciona el disfrute de un rayo de sol del medio día sobre el rostro y que indudablemente únicamente entienden los gatos, comprendió de inmediato que alguien inesperado estaba a sólo unos cuantos pasos de él.

De inmediato todos sus sentidos se agudizaron y pasó de un estado de expectación a un estado de alerta en menos de un segundo .

De repente, entre el césped vió emerger a una extraña criatura, cuyo colorido fue lo que más llamó su atención, aunque Greñitas originalmente era blanco, la solución del baño de burbujas al secarse había dejado una coloración azul celeste sobre su pelaje.

¿Quién y qué eres?- Le preguntó Toni

El pequeño conejo sólo acertó a mover instintivamente su nariz olfateando a su inquisidor.

- OK, no deseas revelar tu identidad, temo decirte que entonces no podrás dar un sólo paso más.-

Nuevamente el conejo siguió su olfateo abriendo aún más sus pequeños ojos.

-Bue…, seguramente no sabes o no puedes hablar, porque muy posiblemente vienes de otra galaxia o planeta ya que en mi Atlas animal no he encontrado a nadie de tu especie.-

Y diciendo esto, lo tomó entre sus brazos, al acercarlo a él percibió el delicioso aroma que el baño de burbujas había dejado sobre Greñitas.

Lo que si puedo decir es que tienes un aroma muy peculiar y que realmente me agrada. Te llevaré a mi laboratorio para hacer un minucioso examen que determine si puedes o no permanecer en mi casa.

No bien había empezado a dirigirse al interior de ésta, cuando vio que desde la entrada a su jardín una pequeña niña le hacía señas. Y cuando decimos pequeña realmente lo era, parecía una pequeña bailarina de ballet de grácil figura y su caminar era tan especial que apenas parecía rozar el piso, sobre su cabeza llevaba una coronita de flores lo cual le daba una regia apariencia a su hermosa y oscura cabellera.

En cuanto ella se dio cuenta de que él la había visto, de inmediato se aproximó hacia él, tomó a Greñitas entre sus brazos y le dio a él un sonoro beso en la mejilla.

-Mhuaaa!!! Gracias por haber encontrado a mi conejo, llevo un buen rato buscándolo por toda esta calle y no acertaba a saber a donde se había dirigido, pero en cuanto vi tu maravilloso jardín, comprendí que no podría haber ido a otro lugar.-

Toni de inmediato percibió que la niñita despedía el mismo aroma que Greñitas y empezó a intuir lo que le había pasado al pequeño conejo. Aún así le interesaba corroborar sus sospechas y saber más acerca de esa pequeña niña que por primera vez veía.

-Puedo intuir que este bicho es tuyo porque los dos parecen usar el mismo perfume, pero ¿podrías explicarme porqué tu mascota tiene este aspecto tan especial?-

Ella se acercó y con su dulce voz muy quedito al oído le contó la aventura que había llevado al conejo a adquirir tan singular apariencia. Toni no pudo menos que esbozar una sonrisa y le cayó aún mejor el conejo. Le llamó la atención que Loli le contara los hechos en forma tan reservada, pero no se quejó debido a que eso le permitía disfrutar más cercanamente del aroma que las sales de burbujas habían dejado en ella, además no sabía porque, sentía algo especial al tenerla tan cerca.

-¿No me invitas a conocer tu jardín?- Preguntó la pequeñita.

-Solamente si me dices como te llamas y porque me contaste en secreto lo que le aconteció a tu conejo.-

-Ah! Es que no quería avergonzar a Greñitas delante de ti. Mi nombre es muy largo pero tú puedes decirme Loli.-

-Ya me dirás tu nombre completo aunque el diminutivo te queda a la perfección, en cuanto a tu mascota no puedo imaginar que otro nombre podría compaginar con él. Se ve que a pesar de su aspecto tu pareces apreciarlo mucho.-

-Así es y aunque no es suavecito como antes, nos divertimos mucho, hemos pasado aventuras y momentos inolvidables además la belleza de Greñitas es infinitamente superior por dentro que por fuera. ¿Tú no tienes una mascota que quieras como yo quiero a Greñitas?-

-Sí, se llama Lucinda y desde aquí la puedes observar tomando un baño de sol, que dicho sea de paso es menos peligroso que los que acostumbra tu conejo.-

Ella río sonoramente y a él le pareció que su sonido era uno de los más agradables que había escuchado

Ambos observaron a Lucinda, mientras de un bostezo casi se comía un abejorro que pasaba por ahí.

Loli quedó maravillada con la apariencia de Lucinda, le parecía una pantera en miniatura ya que a pesar de estar aletargada no menguaba su porte majestuoso, característico de todos los felinos.

-¡Wow! – Dijo Loli - ¿Tú crees que quiera ser nuestra amiga?-

-Por supuesto, es muy noble y dócil, además es tan limpia y se comporta tan bien, que puede entrar a mi recámara. Suele permitir que acaricies su pelaje ¿porqué no lo intentas?-

Loli se acercó a Lucinda y posando a Greñitas sobre el césped empezó a acariciar lentamente el pelaje de ésta, aunque el temor la invadía, porque los felinos siempre le imponían, se sintió segura junto a ella y se acercó aún más, Lucinda agradeció el gesto con unas lengüeteadas en el dorso de la mano de Loli pero su atención más que en las caricias recibidas estaba en Greñitas, nunca había conocido un conejo como ese y sin saber como sintió que el corazón le dio un vuelco.

No era la única, lo mismo le estaba pasando a Greñitas.

Toni y Loli no podían hablar impactados por lo que ahora estaban viendo, ambas mascotas yacían sobre el césped completamente desmayadas.

CAPITULO II “Los refugios”

Una vez restablecidas ambas mascotas, después de haber recibido múltiples intentos de reanimación por cada uno de sus amos, incluso respiración de boca a boca, pasaron a la observación del uno al otro, envueltos en un arrobamiento especial. Lentamente se fueron acercando, hasta llegar a un contacto en que se hicieron diversos arrumacos y caricias y sin mirar siquiera los rostros estupefactos de Loli y Toni, se fueron juntos a retozar por aquél edén.

Debido al curso de los acontecimientos Loli y Toni no tuvieron más remedio que levantar sus hombros sin comprender a ciencia cierta que cosa les estaba sucediendo a sus mascotas.

Así que a Toni no le quedó más remedio que darle un tour, como ya lo había prometido, a su visita inesperada.

-La primera sección de este lugar que deseo mostrarte es la pista de aterrizaje.-

-¿Pista de aterrizaje?-

-No te inquietes no es una pista donde aterricen la serie de artefactos a los que estás acostumbrada, es una pista de aterrizaje de todos los insectos voladores que habitan en este lugar.-

Llegaron a un pequeño claro bañado de luz, donde el césped por alguna extraña razón parecía mas cortito y fino, como era una área sorteada por muchas plantas frondosas, éstas al transpirar producían un vapor que le daba al lugar una temperatura casi selvática, el efecto de la luz solar con el vapor generaba reflejos en toda la variedad de los colores del arco iris, de tal forma que daba la sensación de que una serie de proyectores de colores iluminaban el lugar.

Loli contempló maravillada como sobre el claro aterrizaban un par de libélulas de un violeta tornasolado, mientras permanecían estáticas pudo apreciar cada ramificación de los intrincados tejidos de sus alas, más tarde una abejita bajó a acicalarse para remontar casi de inmediato nuevamente el vuelo, una cuadrilla de abejorros bajó a realizar diferentes tipos de formaciones en un andar casi militar, para después irse a posar todos dentro de un gran alcatraz.

El espectáculo y colorido duró por varios minutos hasta que un batallón de mosquitos hizo huir del lugar a Loli casi corriendo. Toni la siguió tranquilamente sin poder evitar el que una ligera sonrisa asomara a sus labios.

Siguieron caminando y pronto a su paso apareció un abeto gigantesco al cual ni tomados ambos de las manos podrían abarcar en un abrazo, a los pies del mismo yacían un sinnúmero de piñas secas que el abeto ya había dejado bajar de sus ramas. De inmediato Toni empezó a recogerlas y a continuar con la intrincada construcción que bajo la sombra de esa especie arbórea él había edificado a lo largo de toda su vida.

-¿Qué es esa edificación? – Preguntó Loli

-Es el hotel para muchos bichos que de vez en cuando vienen de visita por estos lares, a veces pernoctan aquí descansan de su largo vuelo o caminata y cuando están repuestos emprenden nuevamente el viaje, si te acercas podrás observar en un recoveco a dos cochinillas hechas ovillo que aún están roncando negándose a aceptar que la noche ya terminó hace un buen rato.-

-Aunque también cuando juego con mis hombres de acción se convierte desde un poderoso fuerte de batalla, hasta un a edificación interplanetaria donde habitan seres de muchas galaxias.- Le respondió Toni, acomodando las piñas de tal forma que Loli no acertaba a comprender como podían mantenerse en equilibrio.

Ella comentó -También podría ser un maravilloso hábitat para seres élficos y hadas.-

Toni tuvo la certeza de que lugar en específico le gustaría a Loli y corriendo hacia un pequeño lugar medio en penumbras bañado por rayos solares multicolores le gritó:

-Ven, este lugar te va a encantar. A tus pies: ¡el balneario de las ninfas!-

Loli se quedó sin habla, poco a poco, fue bajando, hasta quedar recostada sobre el césped deteniendo su cabeza con ambas manos, no podía creer lo que sus ojos veían. Casi al ras de la altura de sus ojos había un pequeño estanque, cubierto parcialmente por una decena de nenúfares donde de cuando en cuando se posaban pequeños insectos de un verde limón casi transparente, sus cuerpos eran sumamente delgados y estilizados, de tal forma que efectivamente podían confundirse con las ninfas mitológicas que se observan en grabados de cuentos de hadas.

Con movimiento grácil dichos seres parecían bailar sobre las hojas de los nenúfares para después de un clavado sumergirse sobre el estanque, emergiendo de cuando en cuando para desplazarse sobre la superficie del agua simulando un baile en ski acuático. Durante largo rato, les estuvo admirando hasta que Toni le dijo.

-Realmente me sentiría encantado de tenerte aquí todo el día, pero aún nos faltan otros lugares que visitar.-

Siguieron avanzando sobre un sendero de alcatraces hasta toparse con un pequeño sembradío de fresas y moras silvestres, Toni retiro de entre las ramas varias de ellas y se las ofreció a Loli.

-¿Quieres?, están deliciosas.-

Loli acercó su pequeña boca y de la mano de Toni resbalaron hacia su interior varias frutillas, al morderlas algo de su jugo cayó sobre su blanco vestido.

-Se manchó tu vestido-

-No importa bien valió la pena, por disfrutar tan delicioso sabor.-

-Cuando te marches te daré una canastita con más, para que te las lleves a tu casa.-

-¡Oh, muchas gracias!-

Y mientras decía eso y aún saboreaba al néctar de las frutillas, elevó su rostro hacia el cielo donde sobre la copa de un exuberante árbol destacaba una pequeña casa de madera, dicha construcción creó en Loli un deseo irrefrenable de conocer su interior.

-Siempre quise tener una casita así, donde poder jugar con todos mis juguetes, estoy segura de que Lancelot estaría encantado con ella.-

-¿A quien te refieres, a un amigo tuyo?- Pregunto Toni un tanto preocupado, no sabía porqué pero en su interior el deseaba ser el único amigo masculino de Loli.

-Sí y no.- Respondió Loli con una amplia sonrisa.

-Lancelot es un pequeño Arlequín que mi Mamá me hizo con retazos de tela, es tan hermoso,……. tiene una bella piel azul y los ojos rubios del color de la miel, yo le cuento todos mis secretos y el es todo un caballero porque nunca los ha revelado a nadie, por ello, tiene ese nombre, realmente ha sabido hacer honor al él. Así que como has podido darte cuenta es un gran amigo. pero también es un juguete excepcional, algún día te contaré la gran serie de aventuras que hemos vivido juntos.

-Uhmmm….. ¿ y tienes muchos amigos Loli? Digo, humanos…. tú sabes.-

-Sí, son doce.-

-¿Doce?-

-Sí, verás es que soy muy selectiva- Contestó Loli al tiempo que admiraba la pequeña construcción, en la cual le hubiera gustados traer de visita a todos sus juguetes. Continuó escudriñando cada rincón, como seleccionando en cual encajaría cada uno de ellos.

-No entiendo donde está tu selectividad, yo considero que tienes muchos, demasiados diría yo ¿y todos son hombres?-

-Sólo siete de ellos, seis son mis hermanos y el otro es mi Papá.-

Toni respiró aliviado.

-Así que no tienes amigos hombres ¿que no sean familiares tuyos?-

-No.-

-Supongo que los otros cinco, son tus hermanas y tu Mamá. ¿Oh me equivoco?-

-Todas menos una, se llama Isela y es mi mejor amiga.-

Toni pensó que esa niña realmente era especial, nunca había conocido a alguien que considerara a sus hermanos como amigos y mucho menos a un muñeco de trapo. Pensó que no se había equivocado al permitirle la entrada a sus refugios. Así que le mostró hasta los lugares más recónditos de aquel maravilloso lugar y compartió con ella muchos secretos y anhelos que en esta ocasión no contaremos porque son dignos de otra historia.

-¡Que hermoso lugar!- Dijo Loli –Se ve que en él tu eres muy feliz.-

-Para mí este lugar es uno de mis refugios, donde puedo estar solo conmigo y meditar sobre muchas cosas que me inquietan o rememorar hermosos recuerdos ya vividos. ¿Te gustaría conocer otro de ellos?-

Loli sólo asintió con la cabeza, estaba segura de que le iba a encantar. Entraron dentro de la casa hasta la sala de la misma, se acercaron a un sillón de grandes cojines, con los que Toni diestramente construyó una pequeña casita, ambos entraron dentro de ella y ahí calladitos y en silencio escucharon el rumor de las voces adultas que hacían sobremesa en el gran comedor. Ambos sonrieron sabían que ese era un lugar mágico al cual sólo Toni tenía acceso y al que ahora invitaba a Loli amablemente, pasaron largas horas hablando de sus gustos, familias y secretos, viajando con la imaginación a muchos lugares.

Loli estaba tan contenta que preguntó a Toni

-¿Tienes más refugios de los cuales me puedas contar?-

-Sí aún tengo dos más y creo que hoy empiezo a vislumbrar uno nuevo. El siguiente refugio es Dios, del que creo no debo comentar mucho porque sospecho que también es un refugio tuyo, otro es mi Mamá a la que no necesito decirte cuanto adoro, porque tú a través de lo que hemos platicado ya lo habrás apreciado.

-Toni, ¿mencionaste que hoy habías encontrado uno nuevo, cual es?-

-Tú.-

CAPITULO III “ El despertar”

Loli con algunos años más despertó de ese hermoso sueño y comprendió que de alguna forma ambos seguían siendo niños.

Recordó a su mascota Greñitas la que seguramente estaba en un cielo, edén o paraíso, donde probablemente van todos las mascotas que se han portado bien, tenía la certeza de que en ese lugar había encontrado a Lucinda y que ambos formaban una hermosa pareja.

Pero lo más bello de todo era que Toni la había considerado como parte de sus refugios y eso le dio un ánimo sin medida para levantarse e irse a trabajar, no sin antes dar gracias a Dios por muchas cosas, pero ese día en especial por ese maravilloso sueño.

Este cuento, por supuesto no tiene final porque la historia aún continúa……..


Yolanda de la Colina Flores


29 de mayo del 2007

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