martes, 8 de noviembre de 2011

CIRUGÍA ALTERNATIVA


A Joana Raspall i Juanola,  que una poesía suya logró sin querer, retratar unos renglones de mi vida.


La mariposa del ala desgarrada revolotea penosamente y a trompicones en el  jardín, no sabe cuánto durará su vuelo ni en donde terminará desfallecida, está triste y abatida, cree que en breve terminarán para siempre sus vuelos y vaivenes en la vida. 

No es una Mariposa como otras, ella ha cruzado grandes tempestades, ha sido engañada y enjaulada, por barrotes reales que la hundieron y otros imaginarios, creados por su mente.

Ella encontró en su vuelo un marinero,  lo vio y le pareció imponente porque además el era, la música, el arte y el deseo vivo, ella le mostró sus alas de antes y se vistió de gala y artificio pensó que aquel marino apreciaría lo que su corazón guardaba para él.

El marinero hizo grandes cosas por ella la enseño a volar muy alto, la transportó a lugares para ella inesperados, que le mostraban diferentes formas del amor. Mientras el la vio con esos ropajes la amaba y la cuidaba con ternura incluso le perdonaba sus embates y sus berrinches de mariposa caprichuda.

Pero un buen día un viento fuerte sopló y los ropajes que vestía se esfumaron y entonces el marino pudo ver lo que tras esas ropas se escondía. Las alas ya no tenían mas el oro ni las bellas joyas y perlas de antes, ahora en su lugar estaba una triste imagen hecha jirones.

Y ella pensó en su interior, ojalá el recuerde lo que llevo dentro, tal vez  las vestiduras de mi alma logren cubrir lo que él ahora ve. Pero  ella pensaba que él solo amaba la belleza, porque entre cosas bellas siempre había vivido, porque las mismas cosas que el creaba estaban rebosantes de belleza y esplendor.

El marinero vio a  la pobre mariposa y se enterneció, le dio tristeza y le tendió su mano. Pero la mariposa pensaba solo en su dolor y creía que el marinero bello, jamás la volvería a amar igual.

El marinero estaba inquieto y preocupado por que su mente no podía entender como su mariposa encantadora se había transformado en ese ser. Se preguntaba como podría  hacerle comprender que su belleza aún herida hacia resplandecer todo su ser.

El dulcemente a la mariposa habló y gentilmente  le pidió que le narrara sin ambages, como sus alas ella desgarró. La mariposa entonces le contó la triste historia de su vida, su poca experiencia en vuelos y las veces que en ellos al suelo cayó.

El marinero, como era bueno le comento en secreto que el sabía que en algún lugar de ese jardín existía un ser que su ala podía restaurar y que con ello su alma seguro podía sanar.

Pero al confesarle eso le advirtió que en referencia a la apariencia interna ella tendría que restaurarla sola otra vez, porque por dentro ella era muy bella, sólo debía de convencerse de ello y sus avances en este empeño le mostrase. Porque aunque él por ella sentía estima y le inspiraba gran ternura y compasión él solo amaba las cosas bellas que se amaban a sí mismas  y aunque quisiera esa carencia en su ambiente el no podía soportar.

La mariposa le indicó que hacía un tiempo ella ya había empezado esa labor y aunque la tarea era ardua y pesada ella sabía que la  gala que proporciona el amarse a si mismo ella la podría recobrar. El marinero entonces la invitó a prometer que todo aquello, ella se avocara a realizar, y que nunca más se presentara sin amarse a si misma ante él.

Ella contenta y anhelante viajó hacia su interior a buscar aquellos pensamientos que su alma habrían de curar, habló con sus mas bellos pensamientos y estos le indicaron que la tarea era ardua, los malos pensamientos le dijeron que un gran tiempo habría de tomar.

Ella se sintió completamente desolada y ahora también con el alma desgarrada al marinero regresó y le contó todo lo que sus pensamientos le dijeron. El marinero no dijo que pensaba, tampoco confirmó si aún la amaba, le dijo que a su barco retornaba y que desde ahí el esperaría, noticias que ella debía enviar, cuando tuviera el alma resarcida y se amara, podría ayudarle a su ala restaurar.  

Los buenos pensamientos que su alma poco a poco restauraban al oído le susurraron, “ si tú no te amas, el marinero nunca te ha de amar”.
Ve y busca en tus jardines interiores  y en ellos muéstrate como eres,
porque bella eres, aunque aún no lo puedas visualizar.


Entonces intentó salir de ese jardín hermoso, para adentrarse en los suyo propios, aunque amaba los olores, sabores y colores del jardín exterior, de ese amado lugar que un momento crucial de su vida supo arroparla y darle amor.

Buscó sus jardines y lugares interiores y se mostró tal cual ella era y sorprendida vio que así se amaba, con todas sus alitas remendadas.
Pero los cantos en la lengua del marino, que todas las noches ella oía
no le permitían olvidarlo, y en sus sueños el estaba y la besaba.

Ella irremediable remontó de nuevo su vuelo hacia él y le enseño su ala vendada y algunas heridas interiores ya sanadas y él como era noble y bueno le dijo sonriendo que esperaría a que ella pudiera recobrar interiormente su galanura y que entonces a el le dejara remendar sus heridas al llegar.

La mariposa revoloteaba otra vez feliz y candorosa, el amor de nuevo la adoptó y a ella regresó la inspiración le escribía cada noche al marinero mientras el regresaba y visitaba sus jardines interiores y con paciencia y cariño poco a poco los iba restaurando.

Se puso a fabricar un cuento ilustrado con su historia se tomó fotos con las nuevas vestimentas de su alma, preparó las prendas de paciencia y optimismo que antes había perdido, las perfumó con ternura y escribió un poema a su marino y preparó todo en un envío a ultramar, el mejor presente al marinero era ella misma, que al no poder volar, en el sobre se iba a echar.

Pero cuando llegó la fecha programada en la que otrora ella se prometiera llegar a conocer la tierra de Gala y de Dalí el marinero  le dijo espera por mi hasta el verano y le atrapó de pronto una epidemia de tristeza y soledad. ¿Que haría ahora la pobre mariposa si ya no podía volar? , que haría si ni en un sobre le permitían viajar.

De pronto comprendió que lamentarse no sirve para nada y reparó, que poco tiempo le quedaba para mostrar por fin su preciado interior en resplandor. Y se avocó a quererse y aceptarse hasta que un día caminando en el jardín, aunque ya no tenía una ala ella era bella, porque podía volar en su interior.

Un día jugaba en el jardín con sus pequeñas hermanas mariposas, tan enfrascada estaba ella en su dicha que la presencia del marino no advirtió, él suavemente le tomó la mano y al fin le confirmó que su alma estaba completamente restaurada, ahora ya podían con calma su mutilada ala restaurar.

El marinero le mostró dos cofres bellos, uno muy pequeñito y otro más grande, del primero salió una pequeña arañita con una aguja y un hilo del otro la más bella rosa que había visto, la cual había donado uno de sus pétalos para que con él, la araña le confeccionara una nueva.

Y así estuvo la maravillosa modista araña todo un día haciendo con el pétalo el ala para la mariposa, una vez elaborada, posaron el cofre con la rosa bajo la tierra, para que vuelva a nacer un rosal con otras rosas que donen un pétalo a alguna mariposa para confeccionarle un ala.

Y ahora la mariposa es feliz con su bello marinero y revolotea por el jardín en maravillosos e intrincados vuelos con una ala de colores pasteles y otra de pétalo de rosa.

Yolanda de la Colina Flores
8 de noviembre del 2011. 

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