A esta muy buena hechicera
la han sabido camelar,
un par de turcos
angora
que le han traído de
Ankara.
Enojados han estado
porque ya se han
enterado,
que cualquier gato
peludo
su raza les ha
usurpado.
Y no es culpa de los
gatos
el que no sepan su
nombres,
sin disculpa ni
alegato
es un herror de los
hombres.
Su cuerpo es largo y
esbelto
atlético y musculoso,
su pelaje níveo es
con un corte semi
largo.
Equilibrio y
proporción
ligereza y altivez,
al igual que la
poción
que ellos enseñan a
hacer.
Con su bella cola
fina
de vaporosa elegancia,
ayudan a su hechicera
a menear pócimas
buenas.
Sus ojos azules son
pero pueden ser
dispares,
esta es la gran
ocasión
para lanzar un
conjuro.
Son activos y
curiosos
avispados maulladores,
con su dueña son
devotos
y muy buenos
cazadores.
Como son inteligentes
atienden bien a la
orden,
son de los pocos que
pueden
traerte un juguete
arrojado.
Tal vez por eso esta
nena
los adora y los
venera,
pues le merman la
tarea
con su mágica
existencia.
Cuando ella así lo
desea
con un giro de su
vara,
se transforma en un
¡plis plas!
en este bello animal.
¡Ñawñaww, ñawñaww, con juanete!
cuando dicen nadie miente:
“Que cuando el gato
está ausente,
los ratones se
divierten”.
Yolanda de la Colina Flores
6 de agosto del 2014
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