Nació en una noche estrellada,
de
un polvo que desprendió,
la
cauda de un gran cometa
de
alguna constelación.
Su
efigie es mitología,
de
los cuentos de la tía,
corcel
y a la vez princesa,
con
mil historias inciertas.
Su
figura es cual Selene,
se
agasaja en plenilunio,
por
ello se hace presente,
en
tibias noches de junio.
Y
le encanta contemplar,
su
reflejo entre las aguas,
de
un río que suele pasar,
donde
ella tiene su hogar.
De
astrología es aprendiz
y
cree leer su destino,
en
las estrellas sin fin,
que
titilan en el cielo.
Si
algún día la quieres ver,
solo
debes recordar,
un
dicho muy peculiar
que
pertenece al ayer.
Las
noches de plenilunio,
pueden
a veces mostrar,
mitológicas
criaturas
que
otros nunca han de mirar.
Yolanda
de la Colina Flores
7
de junio del 2012
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