Esta princesita mítica,
pasa el día en oración,
es una princesa mística,
lanzando odas al Creador.
Sus pensamientos se vuelcan,
en querer perfeccionar,
que en su reino no florezcan,
la ignorancia y la maldad.
Ella es sólo misticismo,
en ascético ejercicio,
no sale de su ostracismo,
solo comulga con Dios.
Sus pensamientos tan puros,
han logrado transformar,
su hermosa tiara en iglesia,
donde duermen sus apuros.
Sin darse cuenta ha dejado,
de pisar por los senderos,
ella en éxtasis se eleva,
entre salmos y entre rezos.
Y así se eleva la niña,
como su tierna oración,
sabiendo que las plegarias,
un día las cumple Dios.
Yolanda
de la Colina Flores
5
de junio del 2012
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