jueves, 17 de septiembre de 2015

EL REINO CONFITADO Capítulo 10



Capítulo 10

Un baño de espuma de miel de frambuesas

Para sorpresa de Mirtha sobre la encimera de la isla de la cocina, estaba dispuesto un juego de platos que semejaban una bañera rebosante de una espuma rosada de frambuesa, sus vestimentas cambiaron y ahora portaba un hermoso traje de baño y su cabello se encontraba recogido en dos hermosos moños, sujetados por unas cintas con unos globos de chicle.

La nena de pan de jengibre y ella se metieron en la extraña bañera y se pusieron a disfrutar del baño, de repente apareció una pequeña jarra que contenía esta espuma rosada y la vaciaba de vez en cuando sobre la bañera, de pronto Mirtha se preocupó pues pensó que su amiga quizás se estuviese desbaratando al remojarse, así que preguntó a la nena de pan de jengibre si estaba bien, esta la sacó de sus dudas y le dijo que en el Reino Confitado había muchos tipos de baños que los habitantes podían tomar, ella por ejemplo podía darse baños de diferentes espumas de miel, sin que le pasara nada, esta en especial era de miel de frambuesas. Disfrutaron mucho del baño y estuvieron jugando un rato con la espuma y las burbujas de frambuesa.

Mirtha se sintió cada vez más relajada y poco a poco sin que se diese cuenta se estaba quedando dormida, fue apoyando su cabeza sobre el borde de la bañera, era tan mullida y suave la espuma que muy pronto entró en un profundo sueño. Le pareció que pasaban horas cuando de pronto sintió que alguien le llamaba:

-Vamos Mirtha despierta, es hora de ir al dentista te has quedado dormida mientras me esperabas-

Era su madre, quien la despertaba y para su sorpresa aún no habían salido de casa, Mirtha se restregó los ojos y comprendió que su viaje al reino confitado había sido un sueño. Pero estaba muy contenta porque el sueño había sido maravilloso, había conocido un lugar que nunca se hubiera imaginado y había aprendido muchas cosas, como el hecho de que no hay que comer tantos dulces porque puede darte un dolor de barriguita, que se pueden guardar para irlos comiendo poco a poco y que siempre que se come algo hay que lavarse los dientes.

Pensó que tal vez otro día soñaría en llegar al mismo lugar y quizás podía entrar en el Reino del Queso o en el de las frutas o verduras o mejor aún en el Reino de Chocolate, solo tenía que sentarse en ese mullido sofá y tal vez un día lo conseguiría.

Mirtha estaba feliz con lo que había soñado pero más aún con el hecho de que sus padres se preocupaban por ella y por ello la llevaban de vez en vez al dentista para que sus dientes estuvieran perfectos y sobre todo porque sabía que lo que la nena de pan de jengibre le había dicho era verdad, ella tenía una alma dulce y buena, como la de su querida familia.

Fin

Yolanda de la Colina Flores

30 de julio del 2013

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