jueves, 3 de septiembre de 2015

EL REINO CONFITADO Capítulo 2


Capítulo 2

El reino confitado

Ya que la pequeña Cono de Chocolate le había manchado el vestido Mirtha no podía estar más contenta con esta propuesta. Así que salieron a una especie de jardín con un pequeño lago en el cual flotaban caramelos confitados de diversos colores, al fondo se veía un castillo hecho con muchos materiales que se usan para hacer las tartas, el césped estaba repleto de diversas golosinas, gominolas, piruletas, chocolates bombones, en fin, toda clase de tipos de dulces.

Mirtha se dio cuenta de que nuevamente sus ropas cambiaban, ahora vestía un hermoso vestido azul con dibujos de helados, sus zapatos hacían juego y tenían un pequeño adorno en forma de cono de helado, en su diadema también había otro adorno similar el cual Mirtha esta vez pudo mirarlo en su reflejo sobre el agua del laguito que ahí había. Estaba embelesada con todo lo que veía, la nena de pan de jengibre la miraba contenta y entonces le preguntó:
-¿Te agradaría probar un delicioso helado con cubierta de chocolate?-

Mirtha contestó afirmativamente al tiempo que la nena le entregaba un enorme cono de helado de fresa con cubierta de chocolate tenía dos cerezas que eran sus ojos y una gominola horizontal era su pequeña boca. Cuando Mirtha miró la carita del helado retrocedió y dijo:
-¡No!, no puedo comérmela me da pena tiene una carita tan hermosa.

La nena de pan de jengibre y el cono de helado reían sin parar, hasta que por fin se calmaron y entonces el cono de helado le explicó:
-No temas, todos los dulces y golosinas hemos sido creados para que nos coman y cada vez que alguien nos prueba, nos come o engulle nos sentimos inmensamente felices, lo malo es cuando se rebasan los límites y no haces lo que tienes que hacer después de comernos. Así que… ¡pruébame ya verás que delicioso soy!-

Mirtha no dudó en aceptar la invitación y empezó a degustar el delicioso cono de helado y con cada mordida que le daba el cono sonreía más y más, se sentía completamente feliz de cumplir con su misión.

Cuando Mirtha terminó el helado, se limpió con una servilleta que la niña de pan de jengibre le dio e inquieta le dijo:
-¡Vamos, que tengo prisa por conocer este lugar, apuremos el paso!-
 Ya casi echaba a correr cuando de pronto vio que la nena de pan de jengibre no se movía de su lugar. Regresó sobre sus pasos a donde se encontraba e intrigada le pregunto:
-¿Qué pasa por que no avanzas?, ¿es que ya se acabó el paseo por el reino confitado?-

La nena de pan de jengibre negó con la cabeza he hizo una cara de enfurruñamiento y arqueando las cejas preguntó a su vez a Mirtha:
-Antes de irnos, ¿no se te olvida algo?-

Mirtha pensó y pensó y por más que lo hacía no recordaba que se le hubiera olvidado algo, así que simplemente respondió:
-No, no creo que se me olvide nada.

-¡Que barbaridad, es increíble!-
 Dijo la nena de pan de jengibre al tiempo que de pronto en una de sus manos aparecía una pasta de dientes con su cepillo de dientes y en la otra un vasito de agua.
-¡Te falta lavarte los dientes!, ¿no ves que cada vez que comes algo debes dejarlos limpios?, sobre todo de azúcar que es muy perjudicial para ellos, anda lávatelos y en seguida nos vamos.


Mirtha con una sonrisa obedeció a la nena de pan de jengibre y una vez que hubo terminado prosiguieron su viaje.

Yolanda de la Colina Flores
30 de julio de 2013


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