viernes, 4 de septiembre de 2015

EL REINO CONFITADO Capítulo 3


Capítulo 3

Cómeme

Todos los lugares a los que llegaban a Mirtha le parecían maravillosos, por lo que ellas siguieron paseando por el Reino Confitado y en cada nuevo ambiente en que entraban sus vestimentas cambiaban como por arte de magia, ahora estaban en el jardín delantero de la casa rosada el cual estaba sembrado de piruletas y chupa chups de fresa con limón, de cereza, coco, frambuesa, etc, etc,  por todos lados estaba cubierto de gominolas, malvaviscos, y toda serie de dulces. A su encuentro salieron seis piruletas de fresa con limón, una de ellas que sabía que a la nena de pan de jengibre le gustaban las piruletas se abalanzó sobre una de sus manos y no se desprendió de ella hasta que se la hubo terminado, las otras cinco tenían unas diminutas piernas y caminaban de puntillas, en la parte superior del mango tenían unos lacitos verdes los cuales se extendieron hacia Mirtha mientras cantando le decían:
-Llévanos contigo si no nos comes hoy, ya nos comerás mañana.

Mirtha no rechazó la idea ya que guardar dulces le pareció que era una proposición muy buena, pensó que se las iría comiendo según le apeteciera. Caminaban viendo todo el paisaje y de pronto observó su nuevo vestido, en esta ocasión era verde menta con unos dibujos de caramelos de canela con menta sus zapatitos eran color rosa y de adorno mostraban también un hermoso par de caramelos iguales a los de su vestido, Mirtha sintió que en su cabeza tenía una diadema y al tocarla para cerciorarse de ello notó que el adorno de ésta era una especie de globo hecho de chicle, de inmediato dejó de tocarlo ya que tuvo miedo de que sus dedos quedaran todos cubiertos de él, probó con cuidado uno de sus dedos y sí efectivamente tenía sabor de chicle de canela, sacó un pequeño pañuelito se limpió las manos y siguió caminando junto con su nueva amiguita.


De pronto llegaron a una pequeña rotonda dentro del jardín donde había una gran cantidad de piruletas de fresa en forma de corazón, el aroma que despedían era delicioso, sin embargo a Mirtha le pareció que ya había comido muchos dulces así que se alejó de ahí, pero a medida que avanzaba escuchaba una pequeña y dulce vocecita que le decía: “Eat me”, “Eat me sweet little girl”, se detuvo pero no volteó su cabeza ya que su mente se encontraba recordando sus clases de inglés y de inmediato la traducción vino a su cabeza alguien le decía sin lugar a dudas “Cómeme” “Cómeme dulce niñita”, entonces giró su cuerpo hacia la rotonda de piruletas y seguía escuchando la vocecita pero no sabía cual de ellas le hablaba ya que estas no tenían rostro, así que tuvo que acercarse, con el  fin de ver de donde emergía la vocecita. Al acercarse a ellas vio que no necesitaba investigarlo, porque una de las piruletas llevaba inscrito sobre ella claramente las palabras “Eat Me”, así que Mirtha no dudó y la tomó entre sus manos. Pensó en comérsela más tarde, pero como la llevaba sobre su pecho, muy cerca de su nariz, no pudo resistirse y empezó por darle una pequeña probadita, luego otra, y otra, y otra, hasta que la piruleta se hubo terminado.

Yolanda de la Colina Flores
30 de julio del 2013


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