lunes, 14 de septiembre de 2015

EL REINO CONFITADO Capítulo 7

Capítulo 7

La danza de las gominolas

Llegaron a un paraje azul turquesa que aunque vacío se veía hermoso el cielo era azul como los que Mirtha conocía pero las estrellas que refulgían en él eran de color rosa, en el centro del lugar había un hermoso clarinete, la nena de pan de jengibre lo tomó y le dijo a Mirtha:
-¡Vamos tócalo!-

Mirtha le indicó a su pequeña amiga que no sabía hacerlo, así que no podía cumplir a sus deseos, más la nena de pan de jengibre insistía e insistía a la vez que aplaudía con sus pequeñas manos.
-¡Vamos tócalo!, tu puedes, ¡tócalo, tócalo, tócalo!-

Mirtha tomó entre sus manos el clarinete lo puso sobre su boca y empezó a tocar y su sorpresa fue mayúscula cuando se dio cuenta de que efectivamente podía tocarlo, del clarinete emanaba una bella melodía y a la vez que lo hacía, del suelo empezaron a surgir gusanitos de gominola de todos colores, sabores y tamaños, en lugar de ojos tenían caramelos y danzaban al ritmo de la música que ella les tocaba. Al principio eran pequeñas y la nena de pan de jengibre se comió unas cuantas, pero a medida que Mirtha tocaba estas crecían cada vez más, pero no era lo único que crecía, también los cabellos de Mirtha iban creciendo, Mirtha no se percató de ello hasta que estos llegaron a su cintura, entonces paro de tocar y preguntó a su amiguita:
-¿Qué pasa, porqué mis cabellos están creciendo como los gusanitos de gominola?-

La nena le respondió:
-No lo sé.-
 Pero, de inmediato pasó uno de sus dedos sobre los cabellos de la nena y lo llevó a su pequeña boca y entonces feliz le contestó:

¡Ahora lo sé!, lo que pasa es que tus cabellos son tan dulces como las gominolas y ¿sabes porque pasa esto? Pues simplemente porque tienes un alma dulce.

Yolanda de la Colina Flores
30 de julio del 2013

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