miércoles, 17 de febrero de 2016

REBELIÓN CULINARIA Capítulo 4 (UN CUENTO DE CELEBRACIÓN DE LA AMISTAD)



Capítulo 4

Reparación de fracturas

Más tardó Vale en llegar hasta Brittle que Tati, quien de un saltó espectacular llegaba hasta él lo tomaba entre sus brazos, lo llevaba sobre la mesa y manteniéndole sobre su regazo le tomaba el pulso, con voz entrecortada le dijo a su gemela: –Vale todavía tiene pulso, aunque está muy débil, ¡rápido necesito todos los trozos que encontréis de su cascarón los cuales deben estar esparcidos por el suelo, es necesario que me traigan harina de trigo, agua y unos trozos de pañuelos de papel!-.   

Uno de los insectos se acercó a entregarle varios pedacitos de cascarón que encontró por ahí regados y nadie se atrevió a hacer nada contra él, lo importante de ese momento era tratar de salvar al huevo. La operación duró horas, todos vieron como Tati, volvía a guardan en Brittle sus preciosos contenidos, como encapsulaba la yema en una preciosa burbuja que había elaborado con la clara y como todo el sobrante de ésta era puesto de nuevo en su lugar, como tomaba los pedazos de cascarón y como los colocaba cual complicado puzzle con precisión matemática, la forma como indicó a su hermana la manera de preparar con la harina y el agua creando una especie de suave engrudo, en los que remojaba pequeños trozos de pañuelos de papel, cortados por las tijeras de cocina, y colocaba reparando las heridas de Brittle, lo hacía con tal precisión que parecía que lo hubiese hecho toda la vida, así fue reparando poco a poco todo la fractura con la habilidad de un artesano de tal forma que cuando hubo terminado, no se notaba la diferencia entre los parches y la textura normal del cascarón.

Después entre las dos chiquillas lo llevaron y lo recostaron en una de sus camitas, Vale estaba desolada y tenía una cara de una tristeza infinita, se preguntaba si acaso lo hubiera dejado formar parte del minúsculo ejército no habría tenido tan triste desenlace, Tati que barruntaba las ideas que seguramente cruzaban  por los pensamientos de su hermana, le dijo: - No te preocupes se recuperará, ya su pulso está muchísimo mejor, además le he embadurnado todo el cuerpo, ¡así que Brittle ya no podrá romperse nunca más!-

Ambas sonrieron y Vale le preguntó entonces cómo es que sabía que hacer para reparar el cascarón, -Muy fácil- dijo Tati – ¿Ya no recuerdas que yo ayudaba al abuelo a reparar las figuras de porcelana que de cuando en cuando rompía el gato del vecino, cuando se colaba por el jardín?- y haciéndole un guiño con el párpado de un ojo se alejó rumbo a la cocina. Vale no pudo menos que pensar que tenía una hermana simplemente genial.

Ahora quedaba el ineludible y penoso caso del casca óvolos, a quien necesitaban interrogar así que ella también enfiló sus pasos hacia el mismo sitio. Cuando entró a la cocina, contra lo que podía imaginar, el espectáculo era sobrecogedor, sentado al centro como si de un acusado en un juicio se tratara estaba el casca huevos, a su alrededor toda la cubertería en actitud amenazante y expectante, pero lo que sobrecogió su corazón no fue la actitud de todo su ejército, sino el rostro del acusado, ¿podría decirse que estaba triste?, ¿o era solo su imaginación? , y Tati, su actitud no era para nada agresiva e inquisitoria, más bien parecía conmovida y un poco dubitativa, así que dándole un disimulado codazo instó a su hermana a que hiciese las primeras preguntas.


Tati cual noble fiscal empezó a interrogar al utensilio, pero no comenzó por hacer las preguntas de las que todos esperaba con ansia las respuestas, principalmente la que consideraban la más crucial: saber por qué había desquebrajado de aquella manera a Brittle. No, Tati, con tacto y parsimonia y tomándose todo el tiempo del mundo, le preguntaba si sentía útil dentro de la cocina, si acaso no le parecía que había sido relegado y menospreciado, incluso salió a relucir que el instrumento era desconocido para muchos integrantes de la cubertería, jamás se habían percatado de su presencia, pasaban a su lado sin siquiera mirarle. Poco a poco fue revelando que se sentía triste y un tanto rencoroso porque no había sido invitado a participar en la contienda, y que pensaba hacerlo en forma clandestina, así que les siguió desde lejos en todas sus actividades, al seguirlos él había quedado a espaldas de Brittle, él dilucidó que el pequeño huevo que iba bastante atrás no pertenecía al ejército, y sospechó que podría ser un espía o algo así, se acercó a él para ver que tramaba y así informárselo a ellas y quedar como todo un héroe, pero al acercarse, sus metales se sintieron atraídos por la frágil figura y sin pensarlo lo aprisionó un poquito, sólo para sentir su textura, hacía ya tanto tiempo que no cascaba un huevo, pero ese poquito fue suficiente para fracturar a Brittle, la yema saltó y brincó sobre la cucharita que Vale había agarrado para defenderse y de ahí para adelante ya todos conocían el resto de la historia.

Yolanda de la Colina Flores
22 de septiembre del 2015

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