jueves, 18 de febrero de 2016

REBELIÓN CULINARIA Capítulo 5 (UN CUENTO DE CELEBRACIÓN DE LA AMISTAD)



Capítulo 5

La valerosa espadachín

Toda la comitiva quedo en silencio, no sabían cual sería el desenlace de tal situación, el casca huevos se había quedado callado con una tristeza infinita en el rostro, nadie se atrevía a decir la primera frase u oración, la cocina parecía vacía, incluso los insectos se habían retirado a sus escondrijos, parecían respetar el momento por el que atravesaban sus contrincantes.

Finalmente Vale dijo las primeras palabras: -Bueno, creo que en algo estaremos todos de acuerdo, en todo este accidente, porque creo que podemos llamarlo así, no hubo una mala intención, el propósito del antiguo casca huevos fue ayudarnos, lo mismo que el de Brittle, ambos sólo pretendían hacer algo positivo y sin querer, uno se puso en peligro y el otro por desconocimiento hizo algo que terminó en un desastre, ¿no lo crees así Tati?-

Tati tardó un rato en contestar, respiró profundo y contestó la pregunta que su hermana le hacía, pero mientras iba hablando se dirigía a cada uno de los escuchas, sus palabras fueron estas: - Si estoy de acuerdo en que fue un accidente, pero en ello, nosotras tuvimos la culpa, afortunadamente ya está todo solucionado y Brittle va en franca recuperación, lo positivo de esto es que a nosotros nos deja un gran lección, primero aprendimos a que nunca se debe dejar a nadie de lado, todo integrante de un lugar es importante y en cualquier acción a realizar se le debe tomar en cuenta, siempre habrá algo que pueda realizar, por pequeño o antiguo que parezca, la segunda lección es que cada ser tiene una naturaleza propia o instinto y para que este sea empleado en el bien común se le debe dejar que la utilice en estos propósitos. A nadie se le debe minimizar ni relegar.

Yo por ejemplo prometo usar el casca óvolos cada vez que tenga que cascar un huevo, y hablo de sólo tronchar a uno de esos huevos de los que su misión es alimentarnos y están contentos  de ello y no lo hago por darle un uso así nada más, sino porque no lo hago de la manera adecuada y cuando ayuda a mamá a hacer una tortilla francesa o un pastel siempre ando dejando regados trozos de cascarón en las mezclas.-

-Tienes razón- aseveró Vale –yo prometo nunca dejar de lado a nadie que me ofrezca su ayuda, por pequeña que ésta parezca-. Todos los ahí presentes estuvieron de acuerdo y de inmediato procedieron a integrar dentro del ejército al aliviado casca huevos. Le asignaron la tarea de brincar y de atrapar entre sus poderosos dientes a cualquier insecto que se le pusiera enfrente, porque aunque ustedes no lo crean, aunque él era muy antiguo, aún tenía una asombrosa agilidad.

Después se dedicaron a buscar en gavetas, alacenas y armarios, todo cubierto que se encontraran al paso y cada uno lo fueron asignando nuevas tareas, el cortador de pizzas se integró como rebanador oficial, la cuchara para spaguettis era un gran atemorizador,  el cucharón para helados, y el saca bocados, servían de lanzadores de objetos, al pelador ajos de ajos aunque no era de acero inoxidable lo integraron a la acción por si era necesario desvestir a alguien y así poder ellos camuflarse. Así continuaron por horas integrando a cada utensilio por extraño que pareciera y así se fueron integrando, moldes de galletas, duyas, cucharas y tazas de medir, cedazos, coladores, embudos, exprimidores de naranjas y limones,  las ollas cazuelas, sartenes y demás utensilios para cocinar en ellos como refractarios y moldes decidieron hacer una barricada para que el enemigo no escapase, en fin se asignaron un sin fin de tareas a realizar hasta que no quedó ni un solo utensilio sin una misión a realizar.


Estaban todos muy tranquilos, contentos y un tanto despreocupados, tanto que no se dieron cuenta que un insecto en forma de libélula bajaba en vuelo franco hacia ellos, todos se descompusieron ante el ataque inesperado y tardaron unos segundos en reaccionar; bueno, todos no, Tati de inmediato se plantó ante él blandiendo un palillo para botanas con forma de espada, pero el insecto no pareció atacarla, más bien parecía indicar lo contrario y se posó sobre la mano de Tati que le quedaba libre.

Yolanda de la Colina Flores
22 de septiembre del 2015

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