sábado, 9 de noviembre de 2013

LA REINA DE LOS OCÉANOS Capítulo 13 (Cuento dedicado a mi madre)


 
Capítulo 13
Reencuentro interoceánico.

Ángel y Ondine avanzaban a buen paso, ambos parecían ensimismados y meditabundos hasta que la pequeña rompió el silencio y dijo: - ¡ Menos mal que no habló de mis juguetes! porque yo podría deshacerme de todos, excepto de la muñeca de sirena que me hizo mamá la navidad pasada y que tengo sentada en la pequeña salita de estar donde me agrada tanto jugar. -

Continuaron caminando y como Ondine siempre iba delante él no pudo observar la tierna sonrisa que se alcanzó a dibujar en los labios del maravilloso pez, no bien hubieron andado unos escasos cincuenta kilómetros, cuando encontraron a su paso un pequeño tritón que jugaba sentado sobre una roca a dibujar con una pequeña vara palabras en la arena del fondo del mar. Aunque el pequeño borró con la varita lo que había escrito, antes de que ellos se aproximaran Ondine había alcanzado a leer: problema.

La pequeña se presentó, y preguntó que hacía en ese lugar tan solito, el chiquitín le respondió que estaba tratando de resolver un mega problema que tenía con su pequeña hermana. Ondine por supuesto quiso saber de que se trataba, así que el tritón empezó a narrar lo que le acontecía, quizás ese par de extranjeros le podrían ayudar en algo, pensó para sus adentros.

-Hola, me llamo Adrián y tengo una hermana llamada Ona, y es muy pequeñita, mamá y papá han ido al hospital a que nazcan nuestros nuevos hermanitos y me la han encargado. Y todo iba muy bien hasta que se me ha ocurrido jugar a los bomberos, entonces hemos ido a una playa donde fabricamos una maravillosa hoguera y yo hice un increíble castillo de arena, como todo castillo tiene una princesa, tomé prestada la muñeca de mi hermana, desgraciadamente los bomberos no llegaron a tiempo para rescatarla y se quemó; ahora tengo  dos problemas, uno que no hay manera de restituirle su muñeca a la pequeña Ona porque esa muñeca se la hizo mi madre y el segundo es que a ver como le explico a mis padres esto de los bomberos, porque tenemos prohibido jugar con fuego, pero me encontré en esa playa una antigua caja de cerillos y no pude resistir la tentación.-

-Pero, en este momento y pensando más…, me he dado cuenta que la cadena de problemas va creciendo porque ahora que regrese mi madre no podrá hacerle una nueva muñeca a mi hermana, porque sólo tendrá el tiempo justo para cuidar a nuestros nuevos hermanitos porque tendrá cuatrillizos ¿sabes?. Ahora Ona no deja de llorar y dice que sólo se conformará si le consigo otra muñeca fabricada por otra mamá.-

Ondine se quedó callada por largo tiempo sin ocultar un gesto de gran disgusto, pensó para sus adentros: -¡vaya, pensé que mi querida muñeca estaba a salvo y que la mantendría conmigo hasta al final de mis días pero Adrián y Ona la necesitan más que yo, si le explico a mamá seguro comprenderá el porque tuve que regalarla.-

Acarició la cabeza del chiquitín con cariño y aunque aún no comprendía como un ser tan pequeñito, tenía una hermana más pequeña que él y que ambos esperaban el arribo de cuatro seres aún más pequeñines. Disipando sus pensamientos le dijo a con dulce voz:

-¿Sabes? Yo puedo resolver algunos de tus problemas  y lo haré con mucho gusto si me prometes y me das tu palabra de tritón que serás valiente y les contarás a tus padres, sin omitir detalle, todo lo que has provocado y aceptarás sin rechistar la sanción que ellos consideren necesaria, pero sobre todo deberás prometerme y prometerte a ti mismo, que nunca, nunca más, volverás a jugar con fuego.-

El pequeño asintió con la cabeza con una amplia y franca sonrisa, le dio la mano a Ondine sellando con ellos su pacto y dando su palabra de tritón. Ondine le explicó que la muñeca no la llevaba consigo, pero que pronto llegaría a su hogar y se la haría llegar con un escuadrón de delfines que navegaban con una rapidez impresionante.

Se despidieron encantados y el pequeñín se dirigió a su hogar del cual había dado las señas para que la muñeca llegara a su destino sin problemas, Ondine y Ángel avanzaban y ésta estaba sorprendida de que nuevamente el desprendimiento de su preciada muñeca no le causara tanta desazón como pensaba.

De pronto una gran marejada se formo en el centro del paraje en el cual se encontraban, era tantas las burbujas y espuma que Ondine no podía percibir lo que pasaba a su alrededor, se impulsó tan fuerte con sus zapatitos para salir de aquel lugar y al momento que salía e irrumpía en una lugar plácido y placentero de la mar, su par de zapatitos salieron despedidos en la dirección contraria a la que ella era impulsada. Pero había ahí algo aún más maravilloso, emergiendo del fondo del mar estaba frente a ella su adorada madre, ¡la reina de los océanos! Que salía a su encuentro con una maravillosa sonrisa.

Se abrazaron y estallaron en carcajadas, por fin estaba junto a su madre y cerca de su hogar, los parajes a su alrededor le parecían ahora familiares, estaba tan contenta y ardía en deseos de contarle a su madre toda la serie de aventuras por las que había pasado, que no se percató que su madre escondía algo tras de si, hasta que ella que ya quería llegar a casa y se había calzado de nuevo sus zapatitos que encontró no lejos de ahí y con ellos puestos avanzaba, pero su madre permanecía de pie inamovible. Regresó sobre sus pasos con cara de extrañeza, cómo preguntando a su progenitora que sucedía.

Su madre extrajo tras de sí una preciosa muñeca que era como la viva imagen de la propia Ondine, parecía una copia de ella, sólo que más pequeñita, su madre sonriendo le dijo: ¡Toma mi querida Ondine, te la has ganado! - y continuó diciendo:

-Querida nena, durante todo este tiempo has pasado por una serie de pruebas que han forjado tu carácter, siempre estuve al pendiente de ellas y sé por todo lo que has pasado, son las pruebas por las que ha de pasar toda princesa que pretenda un día ser una buena reina,  lo principal de todo esto es que has aprendido a renunciar a todo lo que amas en bien de los demás. No tendrás que deshacerte de tu querida muñeca porque ya hemos proporcionada otra a Ona que he fabricado yo y que es una réplica exacta de su madre, por lo que está feliz y tu vestido de ponto….. ¡Ay Ondine, tu maravilloso y preciado vestido de ponto!, no tendrás que dárselo a nadie porque….. ¿quién más que tú necesita su fabuloso vestido de ponto?-

Ondine se abalanzó sobre su madre y dando vueltas reían hasta que estallaron en interminables carcajadas, algunos marinos que pasaban sobre ese lugar aseguran haberlas escuchado, ¿será verdad, será mentira? , pues…, ¡ve al fondo del mar y mira!


Yolanda de la Colina Flores
9 de noviembre del 2013

Safe Creative #1309075728215

No hay comentarios: