domingo, 3 de noviembre de 2013

LA REINA DE LOS OCÉANOS Capítulo 7 (Cuento dedicado a mi madre)




Capítulo 7
De regreso al hogar oceánico

En cuanto llegó al castillo Ondine se metió en su estudio de trabajo y no salió de él hasta que hubo terminado el nuevo artefacto que para desplazarse entre las aguas había fabricado, tardó mucho tiempo en elaborarlo, pero no sintió cansancio ni hambre, su esperanza ante los resultados que esto podría significar era más fuerte que ningún otro estado físico o mental.

En ese instante tenía ante sí un hermoso par de zapatitos fabricados con espuma de mar y efectivamente al probarlos comprobó que el efecto de propulsión a chorro era más efectivo con ellos, la presión del aire en su interior era igual en todas direcciones; así que en cuanto soltaba un poco de espuma, la presión interna que experimentaban los zapatitos hacían que éstos salieran despedidos hacia delante con mayor fuerza que antes. Se fabricó también un hermoso vestido con volantes de espuma de mar y esto le ayudaba aún más en su propulsión, estaba fascinada.

Ahora si, Ondine podía iniciar el regreso a su amado hogar oceánico, recordar cada detalle y recoveco de él hacia que su piel adquiriera la morfología de una gallinita recién desplumada, la emoción le embargaba y algo nunca sentido se agolpaba en su pecho y su garganta, el corazón parecía querer evadirse de su física y normal prisión y podía escucharle latir con inusitado ritmo y fuerza, parecía un alud de caballos en tropel.

Aunque Ondine tenía relativamente poco tiempo en aquel lugar se las había sabido arreglar para elaborarse un incontable e importante acopio de bienes materiales principalmente vestimentas y  juguetes, la mayoría elaborados por ella, pocas veces había sabido desprenderse de ellas, tenía que pasar algo que realmente le conmoviera el corazón para poder legarlas o cedérselas a otro que no fuera ella misma. Sin embargo, ahora dejaba ahí un sinnúmero de cosas que quería y que realmente le gustaban, arregló una pequeña maleta con los enseres que le parecieron necesarios para su viaje y una serie de implementos que los peces a su alrededor contemplaban asombrados, pensando para sus adentros en que podría utilizar la niña aquellas cosas que en su pequeña maleta guardaba.

Puso un hermoso collar a Ángel y lo enganchó a su mejor tanza, de esta manera podía tenerlo junto a ella y si este por alguna razón se cansaba de nadar, ahí estaba ella para aligerarle su nado por la mar, era tan enorme la confianza que tenía en la fuerza de sus implementos para desplazarse, que ahora pensaba que podía navegar por esos lares incluso mejor que su fiel guardián.

Vestida y calzada de espuma de mar emprendió con alegría su retorno a casa, hacía ya algunas horas que se desplazaba sin descanso, cuando se encontró de repente, después de una fatigosa jornada bajo las aguas de un mar cálido de agosto, en lo mas espeso de un arrecife cubierto de innumerables formas y clases de flora marina, intentó hallar el rastro de un sendero o una salida pero fue en vano, parecía haber perdido el camino y en su intento por alejarse de aquel lugar erró largo tiempo a la ventura, el sol estaba próximo a ocultarse y el mar a cada instante se tornaba más oscuro, Ángel parecía dormitar y no percatarse de nada, Ondine empezaba a sentirse embargada por el temor y la tristeza cuando de pronto vio que una parte del arrecife estaba cubierta de algas fascinantes con una gama increíble de diversos colores al fondo se percibía claramente una casa color rosa que brillaba iluminada por el reflejo de los rayos del sol poniente filtrados en el agua del mar, la edificación poseía una estructura que sin lugar a dudas evocaba las formas propias de un pulpo.

Yolanda de la Colina Flores
Otoño del 2013

Safe Creative #1309075728215

No hay comentarios: