lunes, 4 de noviembre de 2013

LA REINA DE LOS OCÉANOS Capítulo 8 (Cuento dedicado a mi madre)


 
Capítulo 8
Mi amiga Octópody                                                                                                                              

Sin vacilar ni una micra, Ondine tomó la dirección que le conducía directamente hacia la extraña casa y no tardó en encontrar un sendero que la llevó frente a la puerta, adornada con la efigie de un portentoso cefalópodo, tenía una aldaba con forma de tentáculo, la cual tocó con premura. Desde el interior alguien con voz dulce le contestó: -Adelante la puerta está abierta, ¿quien eres y que te trae por mi hogar a horas tan inusuales?-

Ondine se adentró y caminó hacia el lugar de donde procedía la voz y estaba dispuesta a responder la cuestión cuando frente a si se encontró a alguien que no le era para nada desconocida, al mismo tiempo ambas niñas exclamaron:
-¡Octópody!-
-¡Ondine!-

Las dos amigas se abrazaron y demás está decir que Ondine recibió muchos más abrazos que Octópody, estaban felices y reían, después de las sorpresas y halagos preliminares, Octópody se dispuso a tomar su habitual postura de siempre, sentada en su majestuoso chaselongue de color rosa brillante se peinaba y acicalaba con un importante número de peines, cepillos, peinetas y espejos. En su interminable acicalamiento Octópody intercaló a su amiga la explicación de el porqué se encontraba en aquel lugar, su padre junto con otras familias habían sido transferidos a aquellos mares debido a la escasez de seres de su especie, que antes de su llegada parecía condenada a extinguirse, ya quedaban sobre el océano muy pocos cefalópodos azules, ahora se encontraba fascinada de haber encontrado por estos confines a Ondine, precisamente la amiga que más necesitaba, ésta por su parte contuvo las ganas de relatar a su singular amiga el porque se encontraba ahí y esperó a que Octópody le contara porqué su presencia era tan oportuna.

Octópody, sin dejar de realizar su acuciado acicalamiento, le dijo haciendo pucheros:
-¿Recuerdas la hermosa muñeca que me hiciste como regalo de despedida?, pues resulta que durante un tiempo fue muy feliz y se dedicaba a peinarse y acicalarse como yo hasta que de unos días para acá se ha tornado triste y taciturna, creo que además de mi presencia necesita una amiga con la cual jugar, porque yo a veces tengo tantas cosas que hacer.-

Ondine podía fácilmente visualizar a que cosas se refería su querida amiga , al tiempo que escuchaba con atención. Aunque tenía prisa por que ésta le indicase la mejor manera de regresar a su hogar, hizo de tripas corazón y empezó a imaginar como remediar la situación al ver la tristeza que reflejaban los rostros de la muñeca y de su propia amiga. Con una enorme sonrisa e inesperada paciencia Ondine contestó:

-No te preocupes Octópody afortunadamente traje conmigo algunos materiales para fabricar muñecas, yo te haré otra para que ambas puedan jugar con ella, será tan parecida a ti que cuando no puedas jugar con tu antigua muñeca ella no sentirá tanto tu ausencia porque tendrá ante si una excelente mini representante tuya, ¿qué te parece? -

Octópody prorrumpió en una caterva de sonoros aplausos, los que le permitían sus ocho extremidades. Ondine por su parte se aplicó en la tarea, de su pequeña maleta sacaba ovillos de lana y con un ganchillo realizaba labor de crochet al mismo tiempo que de entre las puntas emergía la forma de una pequeña réplica de su amiga en forma de muñeca ante la  mirada fascinada de la misma. Cuando la labor estuvo concluida Octópody estaba realmente encantada con su preciosa muñeca. Las dos muñecas ahora jugaban frente al espejo estallando en sonoras carcajadas.

Ondine pudo por fin contar a su querida amiga que hacía por esos parajes y su intención de regresar a su hogar, ésta le prestaba atención sin perder detalle, después de un rato le dijo:

-Te daré un mapa para que te puedas ir guiando, el mismo que utilizó mi padre para llegar aquí, antes de que partas te sugiero que hagas un cefalópodo de la misma forma que has hecho mi muñeca,  mira aquí tengo una foto para que la realices lo más parecido que puedas a él, es mi pariente y te lo encontrarás en el camino, es muy peculiar y le encanta hacer honor a su nombre, no sé, pero algo me dice que necesitarás ese pequeño juguete.-

Ondine se puso a realizar el pequeño pulpo tratando de hacer que se pareciese lo mejor posible a la foto que le proporcionó su amiga, cuando hubo terminado, Octópody le dio el mapa haciéndole las indicaciones pertinentes, se despidieron en un sin fin de besos y abrazos y alguna que otra lagrimita que el océano disipó rápidamente, cuando Ondine llevaba ya un largo trayecto recorrido, recordó que había olvidado preguntar a su amiga cuál era el nombre de aquel pariente que encontraría en su camino y porqué se decía que hacia honor a él, ya era tarde para regresa y obtener la información, si Octópody no se lo había dicho seguramente carecía de importancia, por lo que Ondine prosiguió su periplo. 

Yolanda de la Colina Flores
Otoño del  2013

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