miércoles, 12 de agosto de 2015

UNA IMAGEN INOLVIDABLE




No sucedió aquí, sino en Barcelona, lo narro porque cuadra muy bien con la tarea, que además es una tarea que realizo constantemente porque mi padre nos invitaba siempre a escudriñar a las personas que nos encontrábamos en cualquier lugar, imaginando historias sobre ellos, el decía que ejercitaba la mente y creo que tenía mucha razón.



Les comparto esta historia porque es el personaje que más trabajo me ha costado el construirle una historia, las otras historias que sobre otros seres había imaginado eran bastante comunes por no decir simples, no quiero decir tampoco que esta vaya ser una maravilla, pero a mi en lo personal este personaje me dejó intrigada y más que crearle una historia, cuando se desvaneció de mi vista, la verdad me hubiera gustado saber su verdadera historia, debo decir que es también una de esas ocasiones en que lamentas enormemente no llevar una cámara contigo.



Apareció de improviso en el café donde casi a diario mi marido y yo tomábamos el consabido cortadito del medio día, a veces solo otras acompañado de una pastita, comentábamos nuestras andanzas en las filas para adquirir una cita con nuestra médico de cabecera, cuando sin remedio tuvimos que parar nuestra conversación para admirar a la bella criatura, parecía que al lugar había entrado una hada o elfa, su piel era blanca, sus cabellos dorados brillaban con el reflejo que el sol matutino depositaba sobre ellos, tenía una especie de leggins de rayas rosas y blancas, una camiseta sin mangas también de tono rosado, unas botas militares, pero para mi asombro también eran rosas, jamás había visto unas similares, al parecer sobre su regazo en uno de esos raros atados que usan algunas madres para cargar a sus vástagos llevaba o una muñeca o un bebé, al principio pensamos eso, porque sólo adivinábamos un bulto dentro de este, que para no variar estaba confeccionado con un género rosado estampado con un diseño textil de rosas y el centro que caía sobre su torso estaba engarzado con un prendedor en forma de rosa, sobre su cabeza portaba un simpático gorrito tejido en lana rosada del cual emergían dos orejas como las de un osezno, adornado con otra rosa sino igual, muy similar a la que sostenía su singular porta bebé, llevaba un libro en una de sus manos, a cuyo título en primera instancia no pude acceder porque lo movía constantemente para extraer pequeños trozos de papel rosado que enseñaba a la dependienta del lugar que le tocó en turno atenderla, la cual sumamente nerviosa no dejaba de admirarla y sonreírle nerviosamente en forma contante.



Al final obtuvo un cortadito con un croissant con mantequilla el cual llevó a una mesa vacía con movimientos tan gráciles que parecía volar, más que caminar por el lugar, se tomo su bebida a sorbitos y la mitad de la pastita porque la otra mitad la separó en pequeños trozos que iba dando al ser que llevaba resguardado en su bolsa, guardó todos sus papelitos dentro del libro y después lo volvió a abrir para concentrarse en una lectura acuciosa en una página equis, después de un rato y al mismo tiempo que nosotros terminó su frugal desayuno y se levantó de su mesa, cuando se ergio pude ver claramente que el mamotreto tenía escrito en rojo un título en ruso, era de pastas negras y al centro tenía una gran rosa blanca, corroboré entonces que lo que me había imaginado era cierto, la nena no sabía hablar español ni catalán y se comunicaba a través de los papeles que mostraba a las dependientas, no eran palabras escritas, mi nivel de deducción no era ni remotamente detectivesco ya que mi padre había hecho lo mismo en Münich aunque sus dibujos eran para explicar los derribos que habían de hacerse a los caballos para evitar lastimarlos, los dibujos de la chica según quienes tuvieron el placer de verlos eran muy buenos, “un cortado perfectamente dibujado y el croissant con su trocito de mantequilla a lado era una maravilla”, todo sin excepción para mi era inquietante, pero lo más fascinante fue cuando al fin se desveló que contenía el atado que llevaba, de pronto asomó una cabecita de un pequeño galgo ruso, que parecía un pequeño venado, hermoso es decir poco era realmente bello, salió y mi marido y yo la seguimos con la vista hasta que se perdió su figura en la boca de una de las entradas al metro. Nos quedamos perplejos, nos veíamos con miradas cómplices y sonrisas entre veladas,  supongo que cada uno elaboró una conclusión respecto a la fascinante criatura, yo me creé mi propia historia, supuse que era una turista que vivía en San Petersburgo,  que se encontraba de vacaciones en nuestra zona porque había asistido a una presentación de castellers, que había concluido hacia una hora, que no debía tener más de dieciocho años, que había traído a su periplo a su fiel galgo, al que más que una mascota consideraba su compañero y amigo, que seguramente estudiaba ballet en el gran Bolshoi, y como pasatiempo tomaba clases de dibujo artístico, que aún no trabajaba, que era hija única y el tesoro más importante para sus padres, que su problema más importante era presentar una audición para el papel de Aurora en la Bella Durmiente, que sus antagonistas serían las compañeras que competirían con ella, que ella sería con los años una gran ballerina y un día ocuparía el lugar de la gran Nina Kaptsova y quizás, tal vez quizás algún día la veríamos presentarse en uno de los más importantes teatros en algún lugar del mundo.



He puesto una ilustración que no hace honor ni a su rostro y su grácil y etérea imagen, es solo para que visualicen un poco lo que yo miré, su imagen real aún permanece en mi mente como un dibujo trazado con un lápiz muy fino. Del libro que ella portaba encontré la portada en la web, pero aún desconozco el nombre en castellano y la trama del mismo, pero seguiré investigando.
        


Yolanda de la Colina Flores

1 de septiembre del 2014

(Nota de última hora, el libro era Beastly de Alex Flinn)

Safe Creative #1410212374476

No hay comentarios: